Al igual que los gatos con el maullido, que es la forma exclusiva de comunicarse con los seres humanos, los loros han desarrollado la facultad de “hablar” como un sistema de comunicación con nosotros que jamás usan en la naturaleza para comunicarse entre ellos.
En el caso de estas aves el sonido se produce de forma mucho más compleja que en el caso de los felinos y resulta que son capaces de imitar casi cualquier sonido
Los loros, como todas las aves, no tienen cuerdas vocales, no pueden ejecutar los sonidos que nosotros emitimos con el mismo método.
Tienen un órgano llamado siringe, en la tráquea, que puede reproducir, por un mecanismo cognitivo de imitación, cualquier sonido que se pueda imaginar.
La imitación es muy importante en los loros, ya que están preparados para poder reproducir el entorno en el que viven, lo que se puede comprobar claramente en cualquier parque o área natural con abundante población de loros.
No solo pueden imitar la voz humana, sino cualquier sonido que pueda ser importante reproducir en alguna circunstancia de alarma o amenaza para la comunidad.
Por lo tanto la capacidad imitatoria y la habilidad para reproducir sonidos de cualquier índole tiene un fundamento natural protector y otro específico comunicacional con el ser humano en aquel animal con vínculo estrecho con nosotros.
Los loros mascotizados, o sea en estrecha convivencia con el ser humano comprenden que hablar es un rasgo importante para nosotros.
Entienden que se trata de un método de comunicación y que este tipo de sonidos raros que nosotros hacemos tienen gran valor para nuestra relación social.
Los loros aprenden más fácil las llamadas “malas palabras”, ya que captan a esas palabras como especiales y perciben que sobresalen del resto.
Por ello es habitual que identifiquen a los insultos que emitimos enfáticamente y se interesen de sobremanera en repetirlos, entendiendo que esas palabras son importantes para nosotros.
Para que un loro tenga la intención de imitar el sonido de la voz humana debe estar correctamente socializado desde muy pequeño.
Por eso los loros que no han desarrollado esta facultad en su edad más temprana es probable que posteriormente no lo consigan, pues se trata de un proceso cerebral complejo que debe desarrollarse con su crecimiento.
Se ha demostrado que el cerebro de los loros dispone de una zona específicamente destinada a esta facultad, que es muy compleja y que responde a las mismas áreas cerebrales que son las que los hacen bailar cuando el ritmo de la música les resulta agradable.
Como ocurre con muchos animales, realizar una fuerte asociación entre una circunstancia y un sonido es un mecanismo habitual que favorece la repetición de sonidos o palabras con relación a las circunstancias correctas y apropiadas de un modo tan exacto que puede llegar a sorprendernos.
Explicado el mecanismo cabe aclarar que tener loros como animales de compañía no es para nada aconsejable, y no debe llevarse a cabo, ya que estaremos haciendo un daño a la naturaleza quitando de su engranaje a un animal silvestre que debe permanecer en ese ambiente para su adecuado desarrollo y existencia.
Infobae
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