Durante 2021, hubo un fuerte incremento de este tipo de insumos en Argentina. Por este motivo, consultamos a especialistas sobre qué término hay que usar.
Año tras año, la industria de los productos agroquímicos utilizados en la agricultura facturan millones de dólares al año y en Argentina, durante el año 2021, se dio un fuerte incremento en este tipo de insumos, como fue el caso del glifosato.
Se los conoce como agroquímicos, fitosanitarios o pesticidas, dependiendo quien lo mencione y si se quiere o no “blanquear” -o no- su nombre, pero en este caso, vienen a ser lo mismo: son productos químicos que se fabrican con el fin de matar insectos y hierbas malas. Generalmente, los pesticidas incluyen herbicidas, fungicidas e insecticidas, y también pueden contener hormonas u otros agentes químicos de crecimiento.
Los agroquímicos, pesticidas o fitosanitarios son usados antes y después de la siembra, también se los utiliza en el crecimiento, para la maduración de los frutos. Se los suele usar poco antes de la cosecha. Además, se los usa para mantener esos productos después de ser recogidos.
El término agroquímicos se refiere a las sustancias o mezclas de sustancias destinadas a controlar o evitar la acción de plagas agrícolas, regular el crecimiento de las plantas, defoliar y desecar o proteger del deterioro, el producto o subproducto cosechado (Garcia y Lazovski, 2011).
En Argentina, la superficie agrícola destinada a la producción de cultivos extensivos, cultivos industriales, frutas y hortalizas pasó de 21 millones de hectáreas en 1970, a 35 millones en 2011 (incremento del 68%). Por otra parte, la producción ha mostrado un aumento del 189%, pasando de 36 a 104 millones de toneladas (Magnaso y Di Paola, 2015).
El incremento del uso de fitosanitarios se debe a la expansión agrícola y a un aumento de la adopción de la siembra directa. Su mayor uso vino acompañado en el desarrollo de productos más específicos y de menor toxicidad.
INTA prohibió la palabra agrotóxico
Desde hace un tiempo a esta parte, se generó una grieta entre ambientalistas y profesionales del rubro acerca de qué término es más recomendable utilizar, si pesticidas, agroquímico o fitosanitario.
Años atrás, el INTA prohibió el uso de la palabra agrotóxico en escritos y publicaciones institucionales, y alentó a llamarlos como proponen las compañías que los venden: “agroquímicos” o “plaguicidas”.
¿Qué es el INTA?
El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) es un organismo de vanguardia en Argentina, líder del escenario agro-tecnológico en investigación, extensión e innovación.
El INTA es un organismo estatal descentralizado con autarquía operativa y financiera, dependiente del Ministerio de Agroindustria de la Nación. Fue creado en 1956 y desde entonces desarrolla acciones de investigación e innovación tecnológica en las cadenas de valor, regiones y territorios para mejorar la competitividad y el desarrollo rural sustentable del país.
Sus esfuerzos se orientan a la innovación como motor del desarrollo e integra capacidades para fomentar la cooperación interinstitucional, generar conocimientos y tecnologías y ponerlos al servicio del sector a través de sus sistemas de extensión, información y comunicación.
Quien define el concepto, ¿controla el debate?
En diálogo con Economía Sustentable, Sebastián Díaz, integrante del colectivo “Fuerza Ecológica”, dio su punto de vista sobre las diferencias entre agroquímico, fitosanitario y agrotóxico.
“En realidad, diferencias en cuanto a fitosanitario, agroquímicos, agrotóxicos estamos hablando siempre del mismo químico, ¿no?, del mismo insumo químico que utilizan para la producción agroindustrial, conceptualmente nosotros decimos que quien define el concepto controla el debate”, explica.
Y agrega: “Al sentarse a hablar con alguien sobre la problemática de los fitosanitarios en el espacio socioambiental es sinceramente sentarse a hablar con un defensor del agronegocio, ¿Por qué? Porque la palabra fitosanitario proviene de un producto fabricado para la sanidad ambiental, pero no todas las especies vegetales, sino la especie, la producción que se desea producir, valga la redundancia“.
“Entonces cuando nosotros decimos ‘bueno definime fitosanitario como tal’, como el concepto, vos podés tener un cultivo de soja, en el medio del cultivo de soja una planta de espinaca y para el agronegocio va a ser considerada una maleza, entonces le van aplicar un herbicida que la va a exterminar”, afirma Díaz.
Además, profundiza: “Ahora bien, vos te preguntarás por qué yo te digo una planta de espinaca dentro de un cultivo de soja, ¿por qué uso un concepto, por qué uso un ejemplo tan banal?”.
“Si tomamos el concepto de plaga que utiliza el agronegocio para definir todo lo que no sea el cultivo a producir una planta de espinaca en el medio de un cultivo de soja sería considerado una enfermedad por más que nosotros nos alimentamos de espinaca y es súper nutritivo y recomendable que nosotros nos alimentemos de las hojas, una planta de espinaca rodeada de soja consumiría, o sea competiría de manera natural por los nutrientes del suelo, entonces las plantas de soja que rodeen a la planta de espinaca se verían perjudicadas y serían consideradas una enfermedad, entonces habría que erradicarlas”, responde.
Añade: “Entonces, hablar de fitosanitarios sinceramente es como suavizar mucho el concepto y ¿por qué nosotros decimos que son agroquímicos o son agrotóxicos? Agroquímico porque es un químico utilizado para la producción agraria, entonces es el concepto más válido, y nosotros tomamos agrotóxicos a todas las moléculas que estén fuera de un cultivo agroindustrial, por ejemplo, que vos utilices un fungicida para curar un patógeno, un hongo que esté matando una planta de trigo, pero se calcula que entre un 70 % y 80% de lo que se aplica sobre el cultivo se deriva por fuera del cultivo”.
“Son agrotóxicos”
Y Díaz, revela: “Que yo encuentre un fungicida en una muestra de agua o encuentre un insecticida en una muestra de agua, ya deja de ser algo que debería estar ahí, entonces nosotros, quienes estamos defendiendo la vida y quienes, las comunidades afectadas por la deriva de agrotóxicos, quienes luchamos, militamos y ejercemos el ambientalismo, decimos que son agrotóxicos, son todas las moléculas de plaguicidas que encontramos en lugares donde no debería estar y que afectan nuestra salud de manera crónica o de manera aguda, pero que afectan a nuestra salud, y que también es muy difícil asociarlo a una afectación real porque todo el sistema está creado, organizado y orquestado como un relojito suizo donde cada engranaje cumple con su función para que el agronegocio nunca se vea perjudicado y no tenga problemas al aplicar estos químicos, estos venenos, porque es la realidad: son venenos fabricados para solucionar un problema”.
Miradas opuestas
Continuando con la grieta entre productores y ambientalistas, Díaz, enfatiza: “Entonces también hay conceptos que nosotros estamos utilizando últimamente el término plaguicida pero desde el agronegocio nos responden que no son plaguicidas, son biocidas, entonces ahí es cuando otra vez se genera la contradicción: porque asocian un producto de origen biológico que puede ser para controlar, para matar un ser vivo, entonces utilizan la palabra bio asociándola al color verde, como que no pasa nada cuando en realidad es un plaguicida”.
Añade: “Es como una contradicción continua y dependiendo del lado de la vereda que te sientes: si del lado de las comunidades afectadas o del lado de los productores agrícolas. Por ejemplo, si yo me siento a hablar con alguien y me dice algo sobre los productos fitosanitarios ya sé de qué lado está y sé para qué lado va a ir la discusión, charla o debate. Ahora, si desde este lado vos te sentás a hablar con alguien y te dice que los agroquímicos son peligrosos, ya te estás ubicando en una posición y si decís los agrotóxicos son peligrosos, es porque sinceramente hay una altísima probabilidad de que estés hablando con una comunidad afectada.
Sobre la presencia de estos agrotóxicos en el agua, Díaz, revela: “Hemos encontrado presencia de estos productos en muestras de agua corriente que son extraídas de 50 metros de profundidad, es imposible que eso esté de manera natural”.
¿El concepto fitosanitario tiene una mirada positiva dentro de la problemática?
“Generalmente el concepto fitosanitario es simplemente para generar un impacto mucho más positivo. Hoy en día definir ese concepto es muy importante para el agronegocio, a nosotros nos parece algo muy positivo ver ese tipo de esfuerzo. Significa que algo estamos haciendo bien“, adelanta.
“Igualmente tampoco podemos relajarnos en algo tan superficial, muchas veces incluso en las discusiones elegimos llamarle fitosanitarios a los agrotóxicos para correr la discusión desde lo ideológico, encontrar ‘fitosanitarios‘ en el agua que nuestros hijos beben diariamente es el Real problema, después que le pongan el título que se les antoje”, concluye Sebastián Díaz.
Como contrapartida, el ingeniero agrónomo Adolfo Haefeli, expuso su mirada acerca de la polémica en torno a los términos agrotóxicos, fitosanitario y agroquímico.
“Yo creo que dentro de los tres términos, el más indicado para mencionar un producto de estos que se utilizan en la industria agrícola es el término ‘fitosanitario’, así lo define SENASA como organismo nacional o los marcos regulatorios que puede tener cada provincia del país, hay una parte de la ley que es nacional y después la otra parte son leyes provinciales”, comenta.
Agrotóxico, agroquímico o fitosanitario: qué término está más relacionado al ambientalismo
El ingeniero, además, se refiere a los términos agrotóxico y agroquímico, e indica que el primero “está más relacionado al mundo del ambientalismo donde se intenta hacer hincapié del producto fitosanitario como algo un poco dañino y un agroquímico también estaría bien dicho porque no deja de ser un producto usado para el agro pero considero que el nombre más adecuado a utilizar es ‘fitosanitario‘, ya que tiene por finalidad el control de cualquier tipo de plaga como podría llegar a ser un insecto, una bacteria o una maleza, que podría llegar a ser perjudicial para la producción agrícola – ganadera del país”.
Clasificación de productos fitosanitarios
“Dependiendo de la regulación nacional, existen cuatro clases de productos fitosanitarios que están determinadas por color rojo, amarillo, azul y verde, y que van del más peligroso al menos peligroso, y en la banda roja existen dos subclases: el 1A que es el más tóxico, y le sigue el 1B, clase 2, clase 3 y clase 4 es un producto de toxicidad baja“, explica.
“La toxicidad de los productos se mide sobre mamíferos y, en general, lo que se observa son las reacciones que puedan llegar a tener de manera rápida, porque evidentemente estos productos fitosanitarios pueden tener reacciones sobre los mamíferos que pueden ser del tipo crónicas, o sea que permanecen en el tiempo, o agudas que son las que aparecen rápido y luego se van, estas podrían ser una irritación en la piel, una irritación en las vías respiratorias, vómitos, diarrea, dolores de cabeza”, desarrolla.
“Mientras que algunas intoxicaciones pueden ser crónicas, generalmente estas pueden estar asociadas con productos foforados y pueden almacenarse en la grasa corporal, pudiendo aparecer en algún paciente o un colaborador, por ejemplo, que el mismo esté con sobrepeso y cuando baja de peso, esa grasa que se solubiliza también tira estos productos foforados al torrente sanguíneo y es ahí cuando podría llegar a aparecer la intoxicación de la persona“, expresa.
¿Cuál es el indicador de toxicidad de un producto fitosanitario?
“El nivel de toxicidad te lo da la concentración del ingrediente activo, muchas veces podría llegar a ser que un ingrediente activo en dos concentraciones distintas formen parte de una banda verde o una banda amarilla o de una azul, cosa que se suele dar habitualmente, con lo cual ahí podría llegar a haber una situación un tanto ambigua ya que en realidad lo que lo está determinando en sí es la concentración del producto”, asegura.
Y añade: “No obstante, la banda, la clase y toda la reglamentación de la Argentina la determina SENASA, así también es donde se realiza la inscripción, porque cada uno de los productos está inscripto para un determinado tipo de cultivo”.
“Por ejemplo: un producto que está recomendado para soja y poroto, puede ser que no lo esté para otro tipo de cultivo y también determina si debe estar en un período de carencia -explica-, que viene a ser el período en el cual entre la aplicación del producto y el consumo del alimento que se formó tiene que pasar un determinado tiempo. Hay algunos que el tiempo de carencia puede ser corto y otros más largos. En el caso de la provincia de Córdoba, hay una regulación que la realiza la dirección Córdoba Ambiente, que es quien determina, dependiendo de la clase de cada una de las bandas que tengan los productos dónde y cómo se pueden llegar a realizar las aplicaciones”.
Aplicaciones de los productos fitosanitarios
En el caso de las aplicaciones periurbanas estas pueden hacerse a 500 metros si se hacen con una máquina terrestre o a unos 1000 metros aproximadamente si se hace a través de avión, pero hay toda una determinación dependiendo que zona es y cuáles son las bandas que se pueden aplicar y a qué distancia pueden ser prohibidas o permitidas.
Todo producto fitosanitario es tóxico
“No existe ningún producto fitosanitario que no sea tóxico, todos estos productos generan toxicidad, incluso los de banda verde, pero la correcta utilización de los elementos de protección personal y de condiciones medioambientales en su aplicación son las que determinan que ese producto se vuelva seguro para la población y el medioambiente, ya que por ejemplo, en la provincia de Córdoba, todo producto fitosanitario tiene que ser aplicado con su correspondiente receta fitosanitaria y esta indica cuáles son los principios activos, cuáles son las condiciones climáticas en cuanto a humedad relativa ambiente, velocidad máxima del viento, cantidad de agua aplicada por hectárea, si existe algún tipo de recomendación especial, si hay algún tipo de cultivo sensible o de viviendas de algún colaborador rural que resida en cercanías. Estas recetas fitosanitarias tienen que estar obligatoriamente firmadas por un ingeniero agrónomo“, responde.
Además el producto fitosanitario puede ser aplicado de las siguientes formas:
- Con mochila que la puede llevar un operario cargándola en la espalda
- Con una máquina de aplicación terrestre
- Con una máquina autopropulsada
- Con una máquina propulsada a través de un tractor
- A través de un avión
“Para cualquiera de estos casos, tienen que estar inscriptos en la dirección de ambiente provincial, al igual que el asesor fitosanitario quien dirige la parte técnica. Asimismo, el ingeniero agrónomo que realiza la receta fitosanitaria tiene que haber realizado un curso de actualización que mantenga su carnet de asesor fitosanitario activo y cualquier persona que vaya a manejar cualquiera de estos métodos de aplicación debe tener un carnet habilitante, que es otorgado después de realizar un curso para aplicar de manera el producto fitosanitario en el campo”, concluye el ingeniero Haefeli.
economiasustentable.com
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