1 Crónicas: El rey David – pecador elegido por Dios
Autor: Wolfgang A. Streich – Red Buenas Noticias Ilimitadas
Estoy pensando en la diversidad de la revelación divina y creo que cada uno de los autores bíblicos tuvo un enfoque diferente sobre la vida de David sin caer en contradicciones. De esto se ha estudiado mucho en las diferentes escuelas teológicas especialmente tomando como muestra a los 4 autores de los evangelios. Dios eligió a autores que presentaron diversas facetas del rey por excelencia en Israel. Gran parte de las profecías entremezclan la figura de David con la del Mesías venidero.
En mi anterior comentario sobre 1º Reyes creo haber percibido muchos aspectos negativos en David y su familia desastrosa. Pero en el análisis de las crónicas veo que a pesar de que mucho en David pudo haber sido negativo, su corazón se mantuvo siempre atento a la voluntad del Señor.
El libro inicia con una serie de genealogías que van hasta el capítulo 10. El autor como que para de golpe y cambia a un estilo narrativo a partir de la muerte de Saúl. Terrible la muerte de Saúl y sus 3 hijos. El cap. 10 termina diciendo “Saúl murió por haberse rebelado contra el Señor, pues en vez de consultarlo, desobedeció su palabra y buscó el consejo de una adivina. Por eso el Señor le quitó la vida y entregó el reino a David hijo de Isaí”.
A partir de allí el autor va relatando la forma cómo David va logrando el apoyo de los diversos personajes o líderes (ancianos, líderes del ejército, soldados, guerreros, y finalmente todo el pueblo de Israel). Esto parecería que fue un proceso que no fue del día a la noche. Creería sin equivocarme que aquí hubo mucha comunicación, conversaciones políticas, y en medio de todo esto el Espíritu Santo guiando para crear unidad de criterios.
Uno de los primeros hechos resaltantes del reinado es la conquista de Jerusalén. A partir de allí la ciudad tendría miles de historias, pero la principal, la de Jesús, pasajes de su vida, muerte y resurrección.
Siguiendo con el libro de Crónicas, vemos al tremendo ejército de David, con hombres que se destacaban por su fidelidad, haciendo lo que sea que el rey pidiera. Tenía un batallón de hombres que eran muy buenos con la honda, tanto que podían usarla con ambas manos.
El capítulo 13 presenta un pasaje oscuro, en el que el rey organizó un grupo de personas y soldados y con gran entusiasmo armaron una caravana, o procesión para trasladar el arca. En medio de eso los bueyes tropezaron y Uza trata de evitar que el arca se cayera y él cae muerto al tocar el arca. Más adelante David mismo señala un procedimiento errado por él mismo: “No consultamos al Señor nuestro Dios, como está establecido; por eso se enfureció contra nosotros” (15.13). Los cap. 15-16 relatan finalmente la llegada del arca a Jerusalén, organizados por los sacerdotes y levitas, no como la vez anterior.
En el cap. 14 vemos a un David comunicándose con Dios. El consultó a Dios, y Dios le responde: Atácalos (14.10), y más adelante vuelve a consultarle (14.14, 15) y el Señor le da instrucciones muy precisas. Vemos a un rey muy dependiente de Dios especialmente en las batallas.
Aquí quiero detenerme un segundo. Quizá todos nosotros somos como David, que tenemos que aprender de los errores al tomar decisiones sin consultar al Señor. Esta crónica muestra como David va de menos a más. Y aunque él tuvo errores con sus mujeres e hijos, vemos que como rey su gloria va unida a una constante comunicación con Dios.
En el capítulo 16 encontramos un tremendo salmo de David cantado por Asaf y su coro. Quizá el clímax está en el v.25 (a mi parecer) “Porque el Señor es grande, y digno de toda alabanza; ¡más temible que todos los dioses!”
También veo en el salmo algunas metáforas comunicativas interesantes: Qué tiemble ante él toda la tierra (v.30); que se alegre el cielo (v.31); que resuene el mar y todo cuanto contiene (v.32); que los árboles del campo canten de gozo ante el Señor (v.33).
Pasando rápidamente al cap. 17 encontramos a Dios hablando un largo discurso a través del profeta Natán (vv. 4 al 13), dando la promesa que el templo lo construiría uno de los hijos de David. David responde con una larga oración de gratitud (vv. 16 al 27).
David continúa ganando guerras y batallas, pero en el cap. 21 vuelve a actuar sin consultar a Dios, mandando hacer un censo militar donde las consecuencias fueron catastróficas. David de nuevo vuelve a arrepentirse y a pedir la misericordia del Señor.
El cap. 22, 28 y 29 es donde David muestra su compromiso con el proyecto de Dios, realizando los preparativos para el templo y las instrucciones a Salomón para el tema. El libro termina con una oración de David, la coronación de Salomón y la muerte del amado rey de Israel.
Se me pone la piel de gallina al leer la última oración de David, reconociendo su pequeñez ante la grandeza del Señor.
Con sus flaquezas, debilidades y errores, David fue alguien de quien podemos decir comunicacionalmente, fue un ser humano extraordinario. Sus oraciones a Dios la han repetido millones y millones de personas a través de 3.000 años.
¡Bendiciones y hasta la próxima semana!
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