Los gatos son uno de los animales de compañía preferidos. En el Día Internacional del Gato, estos son algunos datos para comprenderlos mejor y lograr un gran vínculo con ellos.
Los gatos han sido considerados seres muy especiales desde los comienzos de la humanidad. En el Antiguo Egipto eran adorados por los habitantes de todo el territorio y su religión tenía a la diosa Bastet, la personificación de los cálidos rayos del sol representada como una mujer con cabeza de gato o un gato entero.
Una de las características calificativas más habituales de los gatos es su carácter misterioso y enigmático. Existen muchos datos que surgen de los cada vez más frecuentes y profundos estudios sobre la conducta de los gatos que no sólo desmienten esas aseveraciones, sino que profundizan sobre la personalidad de los gatos aportando características únicas y sorprendentes.
A diferencia del perro, es muy territorial y necesita de un tiempo considerable para adaptarse a un nuevo ambiente. Por eso, ante una adopción, se deben tener en cuenta una serie de factores que ayudarán a que pueda aclimatarse correctamente.
Los gatos tienen un comportamiento único y, muchas veces, misterioso. Por cierto, tienen una gran cantidad de manías que forman parte de su carácter habitual. Algunas veces huyen y se muestran ariscos y otras, en cambio, nos persiguen por todas las partes de la casa, buscando muestras de afecto.
1- Lenguaje corporal del gato
Es muy común verlos moviendo las patas, esto lo hacen para expresar que están cómodos y seguros, porque ejecutan los mismos movimientos que hacían en la etapa más feliz de su vida: la lactancia.
Otra parte importante de su lenguaje corporal es la cola, que expresa diferentes sentimientos según su posición y movimiento.
Los gatos suelen frotar su cabeza contra las piernas o los pantalones de los seres humanos para dejar su olor marcando de esa forma, su presencia y su territorio.
2- Acariciar a un gato
Aunque muchos gatos disfrutan con los mimos, es importante saber que la interacción con los seres humanos es algo que deben aprender en un periodo relativamente corto, entre las dos y siete semanas de vida.
Además, la personalidad del gato, las zonas del cuerpo que se tocan y cómo se lo maneja en general pueden jugar un papel importante en cómo responde el gato a los afectos de los seres humanos.
Según los científicos, un gato que tolera las caricias no necesariamente es un gato feliz, pues existen niveles más altos de estrés en gatos que toleran las caricias en lugar de demostrar su descontento activamente.
3- La comida de estos felinos
Los gatos no pueden saborear nada dulce. Un defecto genético es el responsable.
Por lo tanto, los alimentos con azúcar agregada no tienen un sabor diferente para los gatos que los alimentos sin azúcar.
Lo mejor es no darles productos azucarados.
4- La comunicación
Los gatos se comunican entre sí principalmente a través de su lenguaje corporal.
Es importante remarcar que, casi usan los maullidos solo con los seres humanos, ya que a menudo no perciben sus señales corporales.
De acuerdo con un estudio reciente, los gatos pueden reconocer su nombre y lo distinguen de otras palabras semejantes de la misma longitud y entonación, incluso cuando quien lo pronuncia es una persona desconocida para ellos.
5- Cuánto duermen los gatos
Los gatos son muy dormilones, la mayoría de los felinos domésticos pueden dormir entre 10 y 13 horas al día (de 50 a 110 minutos a la vez) y no es inusual que un gato duerma hasta 17 horas.
Son de hábitos crepusculares o nocturnos lo que coincide en parte con los tiempos que le puede dedicar el ser humano urbano moderno.
6- La anatomía y su poder de adaptación
Los gatos son ágiles y flexibles y a menudo asombra cómo pueden pasar por determinados lugares o manejar su cuerpo con ductilidad y fineza superlativa.
Los hombros de los gatos sólo están conectados a la columna vertebral por ligamentos y músculos y la clavícula es solo un vestigio. Esto hace que su esqueleto sea flexible y permita amortiguar los saltos y lo habilite a pasar por pequeños agujeros.
Un gato en forma puede saltar hasta 2 metros desde una posición de pie, sin corrida de impulso previa. Los gatos tienen 32 músculos en cada oreja, mientras que los humanos solo tienen seis.
7- La mirada de los gatos
Si bien utilizan muchas partes de su cuerpo para comunicarse como la cola o las patas, los ojos son una parte fundamental de su comunicación global.
Los gatos hablan con los ojos. A través de la mirada dicen si tiene miedo, ira o calma.
Mirar fijo a un gato puede resultar una pauta de intimidación o desafío. Ellos lo hacen cuando en estado de alerta fijan la mirada sin parpadear tratando de disuadir a la posible amenaza. Por esta razón, no es bueno mirarlos fijamente porque se sienten retados.
Son capaces de guiñar los ojos o más aún de hacer un entrecerrado pícaro y cómplice de ambos ojos cuando quieren expresar que no hay conflicto y que todo está bien.
8- Lamidos de los gatos
La higiene y el peinado (posible por la estructura rugosa y pinchuda de su lengua), son consecuencias deseables de una tarea motivada fundamentalmente por razones de identidad e identificación, de regulación térmica y de incorporación de vitaminas.
Cuando acariciamos a nuestro gato lo más probable es que recibamos como respuesta una serie de lamidos obsesivos y rítmicos propinados por el mínimo sobre las zonas en las que nosotros hemos tocado al animal. Esto no significa desprecio por nosotros ni mucho menos, significa necesidad biológica de defender y aclarar su identidad e identificación como gato y nada más.
9- Los gatos y los juegos
Dependiendo del tipo de juego, juguete o actividad y la interacción que necesite la actividad será el tiempo que se deba dedicar.
Si se aburre fácil es que no le pareció atractivo el juego.
Existen muchos elementos para entretener a los gatos, desde juguetes hasta alimento pero la mejor manera de hacerlo es jugando con ellos. Los especialistas recomiendan que el contacto directo con el cuerpo no sea parte del juego ya que necesitan el mensaje coherente de que el cuerpo no es para hincar los dientes o las garras. Se deben usar juguetes para recrear la persecución que necesita hacer un gato.
10- Los gatos y la vejez
Si bien no es común que los gatos vivan 20 años o más, es aceptable que la vida felina promedio se considere entre 13 y 15 años. El envejecimiento es un proceso natural, que produce cambios en el metabolismo del cuerpo, el balance hormonal y la percepción sensorial. La edad trae consigo la declinación gradual de la actividad metabólica del cuerpo. Una menor tolerancia a la medicación, la inhabilidad de regular la temperatura del cuerpo, la disminución de las necesidades calóricas, y disminución de la inmunidad a las enfermedades acompañan a esta declinación.
La degeneración progresiva de los órganos encargados de las funciones hormonales (tiroides, glándulas suprarrenales, páncreas, y riñones) puede dar lugar a enfermedades asociadas. La capacidad de gusto, olfato, oído y vista también disminuye con la edad.
Las manifestaciones físicas y de comportamiento pueden reflejar algunos de estos cambios corporales: progresiva pérdida de brillo de los ojos; afinamiento del pelaje; mayor sensibilidad al frío; piel flácida; espina dorsal y caderas prominentes; endurecimiento de las articulaciones; encanecimiento del hocico; atrofia muscular y sordera.
En su comportamiento, el gato viejo es menos tolerante a los cambios ambientales, duerme más y es menos activo, y hasta puede parecer más irritable. Una vez que alcanzan los ocho o nueve años de edad, los gatos son más susceptibles a las enfermedades asociadas al envejecimiento. Es recomendable hacer que gatos más viejos sean controlados anualmente o más a menudo por un veterinario.
INFOBAE
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