La ciencia avanza a pasos agigantados para reducir los rechazos mediante la modificación genética. Al exitoso caso registrado hace un mes en EEUU, se le suman experimentos alentadores en trasplantes de riñón en personas con muerte cerebral.
Muy pronto, más pronto de lo que nos podríamos imaginar, las más de 7000 personas que esperan un trasplante en la Argentina (la mayoría de riñón, con más de 5000 casos) podrán recibir un órgano para curarse.
Pero este órgano no va a provenir de otro humano, sino de cerdos. Ese es el futuro de los trasplantes en humanos que en el mundo y también en Argentina está avanzando a pasos agigantados.
Científicos alemanes anunciaron la semana pasada que planean clonar y luego criar este año cerdos modificados genéticamente para que sirvan como donantes de corazón para humanos, basándose en una versión más simple de un animal diseñado en Estados Unidos que se usó el mes pasado en el primer trasplante de cerdo a humano del mundo.
En la primera cirugía de este tipo, un equipo de la Universidad de Medicina de Maryland trasplantó el mes pasado un corazón de un cerdo con 10 modificaciones a un hombre con una enfermedad terminal. Sus médicos dicen que está respondiendo bien, aunque persisten los riesgos de infección, rechazo de órganos o presión arterial alta.
La hazaña médica alcanzada abre las puertas para que muy pronto puedan realizarse periódicamente trasplantes de animales a humanos o xenotransplantación.
En la Argentina, el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI) es el organismo que impulsa, normaliza, coordina y fiscaliza las actividades de donación y trasplante de órganos, tejidos y células. Y en su página web contabiliza más de casi 7000 pedidos de órganos hasta ayer.
Sin embargo, por año solamente se logra trasplantar en el país a unas 1.200 a 1.500 personas. Es decir, faltan órganos. En Estados Unidos, cerca de 107.000 personas esperan trasplantes de órganos, y 90.000 necesitan un riñón, según la United Network for Organ Sharing. Y los tiempos de espera promedio para un riñón son de tres a cinco años.
Los xenotrasplantes (del griego xenos, que significa extraño, extranjero) son trasplantes de órganos entre especies distintas, por ejemplo entre cerdos y humanos. Fueron propuestos hace más de 30 años para suplir la falta de órganos que requieren las personas que están en las listas de espera.
“La utilización de animales para aportar órganos a humanos es una idea vieja, y lo que persigue es conseguir un donante compatible con la mayor cantidad de individuos posible”, señaló el doctor Rafael Fernández-Martín, profesor de la Cátedra de Fisiología Animal de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que trabaja junto a su colega el doctor Daniel Salamone para producir en un futuro próximo órganos aptos para trasplante, a partir de cerdos modificados genéticamente y, de esa manera, mejorar la calidad de vida de los pacientes que se encuentran en espera de un donante humano compatible.
El principal impedimento reside, hasta el momento, en que “el sistema inmune busca identificar células extrañas en el organismo, que se diferencian por las distintas glicosilaciones ─proceso bioquímico en el que se adicionan azúcares a las moléculas─, y al detectar un órgano extraño lo destruye en minutos”, explicó.
Al hablar de cómo inició su inquietud por lograr un donante universal, Salamone se remontó a la década de 1990, cuando el doctor René Favaloro le planteó la necesidad de superar el denominado “rechazo hiperagudo” que ejerce el sistema inmunológico con posterioridad a un trasplante por no reconocer como parte del organismo al nuevo órgano.
Adrián Abalovich, investigador y docente de la Escuela de Ciencia y Tecnología (ECyT) de la Universidad de San Martín (UNSAM) explicó hoy por radio Mitre que además del histórico trasplante de pulmón, ya hay antecedentes exitosos de trasplantes de riñón. “En las tres operaciones efectuadas de trasplante de riñón fueron personas con muerte cerebral. Fue por pocas horas. Y si se pudo evitar el rechazo natural gracias a la modificación genética previa de los cerdos. El xenotrasplante abre una expectativa enorme a futuro”, afirmó el especialista que se esperanza en que en dos años estos trasplantes se puedan realizar en el país. El experto contó que hay 130.000 personas esperando un trasplante por año en el mundo y que sólo se hace el 10% de las operaciones debido a la escasez de órganos.
“En nuestro país también hay una necesidad importante. Porque además de las más de 7000 personas esperando un trasplante, hay otras 30.000 personas en diálisis, que no están en lista de espera, porque el ingreso para la misma es muy exigente. Pero si pudiéramos avanzar en este tipo de trasplante de cerdos se las podría incluir, cambiando su calidad y expectativa de vida”, agregó el especialista que participó en el país de un estudio que permitió trasplantar islotes pancreáticos de cerdo en organismos de pacientes con diabetes tipo 1, para reactivar su producción de insulina. Se trata del mayor ensayo clínico a nivel mundial y se desarrolló en el Hospital Eva Perón de San Martín.
Asemejar un órgano de cerdo a uno humano no es una tarea sencilla. Entre los múltiples factores que intervienen en el rechazo, se encuentran los residuos de galactosa del porcino y ante los cuales nuestro cuerpo responde de manera automática. Por ello, remarcan, la xenotransplantación es una idea a futuro con resultados todavía en fase de experimentación, lejos de instancia clínica. Sin embargo, los avances en edición genética por medio de la técnica CRISPR son alentadores. Fernández-Martín destacó su “facilidad de manejo y especificidad”. Y agregó: “A mí me gusta comparar CRISPR con una herramienta informática que te permite ubicar una cita de un libro no sólo en un ejemplar, sino en toda la Biblioteca Nacional”.
Acerca del CRISPR, que fue descubierto a partir del sistema inmune primitivo de bacterias, Salamone simplificó: “opera, básicamente, por medio de dos componentes, una enzima que tiene la capacidad de cortar ADN y un ARN (ácido ribonucleico) pequeño con la habilidad para unirse a la enzima e indicarle donde cortar en una secuencia específica en la que deseamos actuar”.
“Entonces, son verdaderas tijeras genéticas con las cuales podemos cortar en lugares específicos. A eso se suma nuestra probada aptitud para insertar secuencias precisas en tales espacios. Entre las aplicaciones asociadas pueden obtenerse, por ejemplo, leches hipoalérgicas o mejorar la producción de carne”, añadió.
Antecedente exitoso
En octubre pasado, científicos estadounidenses lograron unir temporalmente un riñón de cerdo en un cuerpo humano de una paciente con muerte cerebral y observaron que comenzaba a funcionar, un gran avance en la búsqueda de varias décadas por utilizar algún día órganos animales en trasplantes para salvar vidas humanas.
Los cerdos se han convertido en la más reciente prioridad de investigación en el intento por atender la escasez de órganos, pero existe un obstáculo: un tipo de azúcar en las células porcinas, extraña al cuerpo humano, causa el rechazo inmediato del órgano. El riñón para este experimento provino de un animal manipulado genéticamente para eliminar ese azúcar y evitar un ataque del sistema inmune. Los cirujanos unieron el riñón del cerdo a un par de grandes vasos sanguíneos fuera del cuerpo de un receptor -con muerte cerebral- para poder observarlo durante dos días. El riñón hizo lo que se supone debía hacer -filtrar los desechos y producir orina- sin provocar rechazo.
“El xenotrasplante, trasplante entre diferentes especies, está teniendo buenos resultados en los últimos años. Fue un éxito la prueba del trasplante de riñón en octubre y ahora nos enteramos de este trasplante de corazón con él órgano de un cerdo. Ahora hay que ver la evolución del paciente, porque todavía estamos en una etapa experimental, de un estudio clínico de Fase III”, comentó a Infobae el doctor Miguel Discépolo, nefrólogo y Jefe de Servicio de Trasplante del Hospital Español de Mendoza.
Y hace un mes, médicos estadounidenses lograron realizar en forma exitosa el primer trasplante de un corazón de cerdo a un ser humano, en una operación que duró ocho horas y se llevó a cabo en forma exitosa en el Hospital de Baltimore. El paciente David Bennett, quien aceptó ser el primero en arriesgarse a someterse a este tipo de cirugía experimental solo con la esperanza de regresar a su dúplex de Maryland y vivir con su amado perro Lucky, evoluciona bien, según confirmaron los cirujanos del Centro Médico de la Universidad de Maryland, quienes estuvieron a cargo de la cirugía.
“El corazón solo ahora crea el pulso, crea la presión. Hoy está funcionando y parece normal. Estamos emocionados, pero no sabemos lo que nos deparará el mañana. Esto nunca se ha hecho antes”, precisó el doctor Bartley Griffith, director del programa de trasplante cardíaco en el centro médico.
En la larga operación, los médicos reemplazaron su corazón con uno de un cerdo de 1 año de casi 109 kilos editado genéticamente y criado específicamente para este propósito.
“Esto es revolucionario. Se trata de una proeza histórica en materia de trasplante de órganos. Para realizar esta operación debieron alterar 10 genes del corazón del cerdo para adaptarlo al de un humano. Esa alteración de genes es para morigerar el rechazo del órgano y hacer el corazón más humano.
También se le inactivó un gen de crecimiento para evitar que ese corazón de cerdo siga creciendo dentro del cuerpo de hombre trasplantado”, explicó a Infobae el doctor Marcelo Nahin (MN 84982), Jefe de Cirugía Cardiovascular del Hospital de Alta Complejidad El Cruce de Florencio Varela, quien agregó que “esto abre una gran puerta a la medicina que no sabemos hoy cómo va a terminar. Esto brinda la posibilidad de que no haya faltantes de órganos en un futuro próximo”.
INFOBAE
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