Buscó abrirse camino por mérito propio en el espectáculo antes que trabajar en la empresa familiar. No dudo en servir a su país y terminó dejando su huella en la serie de Batman y también en El Zorro.
Entre las décadas del 50 y 60 César Romero brilló con luz propia en las producciones norteamericanas, aunque por distintas razones no obtuvo el reconocimiento que se merecía. Nacido el 15 de febrero de 1907 en Nueva York, su padre, Julio Romero, era español, mientras que su madre, María Mantilla, era de origen cubano. César atravesó una infancia tranquila, apoyada en los negocios familiares, dedicados a la importación de azúcar. Pudo estudiar en una prestigiosa escuela y terminar sus estudios con muy buenas notas. Solía moverse con la alta alcurnia.
Al finalizar el colegio, y pese al ofrecimiento de su padre para que se sumara a la empresa, decidió incursionar en el mundo artístico: Romero era un gran bailarín, aun cuando nunca había tomado clases. Lo suyo era innato. Su primer trabajo tuvo que ver con su virtuosismo: un bar que lo contrató para bailar en un escenario.
Sin embargo, en su cabeza -o su corazón- siempre estuvo el deseo de dedicarse a la actuación. Creía que su lugar estaba en las tablas. Así fue como luego de estudiar interpretación, pero sin aún recibirse, tuvo su primera experiencia en la obra Lady Do, ni más ni menos que en Brodway. Corría el año 1927 y ya se empezaba a ganar la vida de la mano de su pasión. Incluso, en un momento hasta se hizo cargo de su familia, que había dejado atrás los años de bonanza.
En la catástrofe que vivieron los mercados con la crisis del 29, sus padres quedaron en la ruina. Se cerraron las exportaciones, los números se dispararon y, casi de un día para el otro, se quedaron sin nada. Hasta que lograron sobreponerse, fue César quien los solventó. En el medio, buscando nuevos rumbos, los Romero se mudaron a California.
El joven continuó haciendo teatro hasta que en 1933 le llegaría el primer papel para hacer en cine. Se trató del filme The Shadow Laughs, al que llegó gracias a sus antepasados. Para completar el elenco en la producción buscaban un actor latino, con físico trabajado y cierta prestancia como para ponerse en la piel del latin lover del proyecto. Su sensacional trabajo le abrió las puertas para grandes proyectos, mucho más ambiciosos.
Su aspecto, los orígenes, sus capacidad de gran bailarín y su incondicionalidad a la hora de trabajar fueron sus armas para que los productores se fijaran en él. A La Habana me voy, Springtime in the Rockies, El diablo era una mujer y Wee Willie Winkie, entre otras, se sumaron a sus labores.
Pero su trayectoria artística se cortó cuando llegó una carta su casa en la que se lo notificaba que debía alistarse en el Ejercito. Aún cuando tenía la posibilidad de rechazar el requerimiento, Romero no dudó en abandonar su ascendente carrera para ponerse a disposición de su país en la Segunda Guerra Mundial.
La primera aparición del Guasón, de César Romero, en la saga Batman & Robin
El 22 de octubre de 1942 se incorporó a la guardia costera USS Cavalier. Estaba a cargo de lanzar las lanchas de desembarco desde los buques de guerra y guiar a las tropas. Su labor en la guerra ocupó horas de televisión y radio, y gran espacio en los periódicos. Romero ya era una figura popular, y que participara del conflicto bélico llamó la atención de los medios.
Ante las bajas en la tropa, el actor sirvió como primer cargador: su misión era operar el cañón delantero del buque. Luego explicaría que ocupó ese lugar por expreso pedido suyo, ya que, siendo una figura de cine, al principio lo trataban con cierto respeto, marcando diferencias con sus compañeros. “Sabía que el servicio iba a ser difícil pero no fue ni la mitad de malo de lo esperado. Yo pedí ser tratado como uno más de la tripulación y no como una celebridad”, dijo. “Siempre obedecía órdenes y dormía en literas comunes”.
En octubre de 1944 el Cavalier regresó al puerto de Pearl Harbor. César ascendió a marinero de primera clase y al poco tiempo se convirtió en jefe de contramaestres. Cuando terminó el conflicto bélico, en septiembre de 1945, fue dado de baja y regresó a Hollywood.
El mundo del espectáculo le tenía preparado grandes proyectos, con dos que sobresalieron por encima del resto, más allá de ser parte de una trayectoria pareja, sin grandes cambios. El primero tiene que ver con El Zorro, la legendaria serie de Disney protagonizada por Diego de la Vega (Guy Williams).
En la historía tenía apariciones esporádicas como el Tío Esteban, quien al vivir vivía en otra ciudad, aparecía de manera esporádica en Los Ángeles para colmar la paciencia de los De la Vega. Si bien su hermana (la esposa de Don Diego) había muerto, Esteban los seguía visitando porque decía que extrañaba mucho a su sobrino Diego.
Claro que sus verdaderas intenciones eran otras: hacerse de dinero con el menor sacrificio posible. Por ser un hombre de mundo se aprovechaba de la ingenuidad del pueblo cada vez que llegaba. Esto, claro está, manchaba el apellido, ya que todos los reclamos por su estafas y fechorías recaían sobre de la Vega.
Pero además, en el currículum de Romero se luce que fue el primer Guasón: estuvo la entrega original de Batman & Robin, de 1966. Apareció en 66 episodios a lo largo de dos temporadas. El dato de color es que tenía 60 años cuando encarnó el personaje. Esa fue la única vez que los productores eligieron a alguien de esa edad. A partir de allí, se buscaron actores más jóvenes.
En la serie El Zorro, César Romero interpretó al Tío Esteban
No obstante, César no aceptó el papel de inmediato, aún consciente de la magnitud del proyecto y de un suculento contrato ofrecido. ¿La razón? En ese escrito se establecía que debía que afeitarse el bigote para interpretar el personaje. Celoso de su imagen como pocos, no acepto: por aquellos años el bigote estaba de moda. Hubo una ardua negociación con la producción en la que Romero terminó imponiéndose. Como su cara iba pintada, probaron el maquillaje, observaron que no se notaba, y entonces aceptaron que no se afeitara.
Gracias al prestigio conseguido, Romero fue parte de la jetset hollywoodense. Se movía en grandes fiestas y solía ser un gran anfitrión en otras. Siempre iba con su gran amigo Tyrone Power: se decía que eran pareja, pero nunca se presentaron de esa manera.
César Romero murió el 1 de enero de 1994, a los 86 años. Había trabajado hasta poco antes de su partida, al punto que luego se estrenarían dos películas en las que fue protagonista: A century of Cinema y Carmen Miranda: bananas is my Business.
INFOBAE
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