Un 19 de enero de 2002, hace 20 años, era liberada tras estar 64 días secuestrada María Edith Bordón de Debernardi. Sus captores según la versión oficial cobraron un millón de dólares, pero extraoficialmente se maneja que el dinero entregado fue mucho mayor.
A inicios de 1999 Juan Francisco Arrom fue uno de los fundadores del Partido Patria Libre (PPT) un novel movimiento de izquierda tenía la intención de participar en los comicios electorales y tener representantes en las Cámaras del Congreso, pero el proyecto fracasó. Entonces el fin de la agrupación comenzó a mutar, de partido político a grupo criminal y para eso su fundador ya comenzaba a mantener contactos con líderes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Arrom ya empezaba a hablar de secuestro con los colombianos, quienes hacía décadas ya venían cometiendo este tipo de hechos en su país. Si bien el secuestro de María Edith se dio el 16 de noviembre de 2001, Arrom y su grupo integrado por Carmen Villalba, Alcides Oviedo Britez, Anuncio Martí y otros ya estaban hacía años recibieron adiestramiento de las FARC. Eso se llegó a confirmar años después cuando se encontraron en una computadora correos electrónicos que se enviaban los miembros del EPP y líderes de las FARC.
A las 9:30 del viernes 16 de noviembre de 2001, María Edith y una amiga terminaban su caminata rutinaria en el parque Ñu Guazú que está en el límite entre Asunción y Luque. Ambas dejaron sus vehículos uno al lado del otro y mientras estaban conversando, tres hombres fuertemente armados a la fuerza redujeron a María Edith y la metieron en su camioneta, para luego huir raudamente del lugar.
La amiga dio aviso a la policía de lo ocurrido, el secuestro ya estaba en marcha. Rápidamente se inició una búsqueda, una hora y media después la camioneta de María Edith fue encontrada abandonada detrás del Club Internacional de Tenis (CIT). Ahí se cambió de móvil a la mujer para seguir con el plan.
La policía, como en todos los secuestros, estaba totalmente desorientada y sin saber por dónde empezar a buscar. Pasaron los días y la familia Debernardi recibió el primer pedido de rescate. Los malvivientes querían doce millones de dólares para liberar a Nika Debernardi. Sabiendo que la familia de María Edith era muy adinerada, se atrevieron a pedir una suma que para ese momento era imposible juntar.
Los días se hicieron semanas, llegaron las Fiestas de Fin de Año y María Edith seguía desaparecida. Para ese entonces la policía ya había realizado más de una centena de allanamientos en varias partes del interior del país, siguiendo falsas pistas.
La víctima luego de ser liberada, con mucho pesar, en varias entrevistas comentó que fue tratada de la peor manera desde el mismo momento en que fue secuestrada. Ella dijo que en el momento en que la tomaron de rehén le apuntaron con un arma a la cabeza y estuvo en el suelo de su camioneta hasta que la sacaron con la cabeza tapada y la cambiaron a otro vehículo. Unos 40 minutos de viaje y luego la llevaron hasta una vivienda, donde la metieron a un pozo donde estuvo casi 20 días sin poder ir siquiera al baño.
María Edith estuvo todo el tiempo de su secuestro en la misma casa, que es la que en el 2005 fue descubierta y la misma víctima reconoció que fue el lugar de su encierro. Se trata de la vivienda ubicada en Mencia de Sanabria casi Yataity Corá, del barrio Pinozá de Asunción, ahí seguía el pozo donde Nika estuvo encerrada.
Prueba de vida
Mientras la desorientada policía llevaba a cabo allanamientos infructuosos, el ingeniero Antonio Debernardi contrató los servicios de asesoramiento de la empresa de seguridad inglesa Control Risck Group, para ayudarlo con las negociaciones. Los secuestradores después de hacer el pedido formal del dinero, dieron la prueba de vida, que la familia Debernardi solicitaba.
Una fotografía de María Edith posando con un ejemplar del desaparecido Diario Noticias del mes de enero de 2002 demostraba que ella estaba viva. De ahí en más se iniciaron las negociaciones. El primer pago de US$ 400.000 se hizo el 14 de enero de 2002, el segundo que completaba el millón de dólares se pagó el 18 de enero de ese mismo año.
Al día siguiente, el 19 de enero en horas de la madrugada Antonio Debernardi recibió la llamada que tanto estaban esperando, María Edith fue dejada en las calles Coronel Cabrera casi avenida Santa Teresa del Asunción. El calvario de Nika terminó, pero se iniciaba una investigación y un proceso judicial que hasta hoy prosigue.
El dinero que los Debernardi le dieron a los secuestradores fue fotocopiado por la Fiscalía antes de ser entregado y no pasó mucho para que comiencen los billetes a circular. Tal vez por la inexperiencia de algunos de los miembros de la banda que no tomaron en cuenta ese detalle.
Se tomó preso primero a José Tomás Rosa y su esposa Nidia Espínola, luego ya se llegó hasta la casa de De los Santos Saldívar, quien tenía en su poder un fajo de dólares que se pagó por el rescate. El matrimonio fue el encargado de hacer el seguimiento a María Edith, ellos no participaron del secuestro propiamente dicho. Cumplieron sus condenas y luego fueron liberados. José Tomás falleció en Ciudad del Este, víctima de un disparo de arma de fuego.
Carmen Villalba, Alcides Oviedo y Aldo Meza, también fueron detenidos y luego condenados a 18 años de prisión, ya que participaron directamente en la captura de la mujer y se turnaban en cuidarla. Alcides fue reconocido plenamente por María Edith, como el guardia bueno, el que le trataba bien e incluso le leía la Biblia. Anuncio Martí, por su parte era el guardia malo, el que sometía a las torturas psicológicas a la secuestrada mientras duró el cautiverio.
Juan Arrom y Anuncio Martí, se ocultaron tras el secuestro y aparecieron tiempo después señalando que fueron víctimas de un secuestro de parte de policías. A ellos se unió Víctor Colmán. Estos tres personajes se fugaron en el 2003 de Paraguay se refugiaron en el Brasil alegando ser perseguidos políticos, actualmente están refugiados en Finlandia.
La familia Arrom tuvo directa e indirecta relación con el secuestro de María Edith, ya que el hermano de la víctima Guillermo Bordón estaba casado con Marina Arrom, hermana de Juan Arrom. De ahí es que se sabía muy bien los movimientos de la señora Debernardi.
María Edith Bordón de Debernardi, fue la primera víctima de secuestro del EPP, hace 20 años.
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