Jennifer Pan planificó un parricidio y con 24 años contrató a un grupo de sicarios para matar a sus padres en su casa. Simuló haber sido atada por los mismos hombres.
Para poner en contexto la vida de la joven que mandó a matar a sus padres, cabe destacar que Jennifer Pan era una chica perfecta a sus ojos. Su agenda de actividades era muy completa: estudiaba música, hacía natación, patinaje artístico y ballet y cuando terminaba con sus actividades extracurriculares, se ponía a hacer la tarea del colegio, donde tenía un excelente rendimiento. Sus padres querían que ella se convirtiera en deportista olímpica, pero tras una rotura de los ligamientos cruzados de una rodilla, decidieron enfocar la decisión en su vida académica.
De todos modos, durante su adolescencia sus notas comenzaron a bajar. En esta línea, la joven comenzó a falsificar su boletín para que sus padres no se enteraran. En ese momento, empezó a cortarse los brazos, pero ellos no se dieron cuenta. Mientras tanto, se puso de novia con un chico filipino llamado Daniel Wong, pero no contó nada en su casa ya que sabía que sus progenitores no lo aceptarían.
Terminando el colegio, aplicó para una admisión en una universidad y tras ser rechazada, inventó una carta de admisión, un préstamo y una beca. Salía de su casa a la mañana y se quedaba todo el día en un café. Más tarde, convenció a sus papás de mudarse al campus, donde supuestamente dormiría con una amiga llamada Topaz, pero se quedaba en la casa de su novio. Al momento de recibirse inventó un título universitario y juró a sus padres que había conseguido un trabajo en el Hospital de Niños.
De todos modos, tras algunas sospechas un día ellos insistieron con llevarla al trabajo. Tras bajarse del auto, la joven se escabulló entre la gente y se escondió. Es así que ellos decidieron llamar a su supuesta compañera de cuarto, quien negó conocerla. Entonces, le instalaron un GPS en su auto y le prohibieron volver a ver a su novio. En este sentido, la chica contrató a dos sicarios y el 8 de noviembre de 2010 los dejó ingresar a su casa y acabar con la vida de sus papás. Además, simuló haber sido atada por ellos. De todos modos, cuando el padre, quien había sido inducido en un coma, despertó, aseguró que había visto a su hija hablando con los sicarios y negó que la hubieran atado. Finalmente, el 13 de diciembre de 2014 Jennifer, Daniel (quien había sido cómplice) y los tres sicarios fueron declarados culpables y condenados a cadena perpetua.
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