La prensa y las autoridades han descubierto a decenas de galenos dispuestos a emitir certificados falsos para evitar la vacuna o el uso de mascarillas.
La lucha contra la pandemia en Alemania ha despertado resistencias que van desde el rechazo a la vacuna hasta la negativa al uso de mascarillas, y los rebeldes a veces reciben respaldo de médicos que se declaran «contra el sistema» y que se han agrupado en diversas organizaciones.
Monika, nombre supuesto de la protagonista de una historia conocida por Efe, recibió un encargo de traducir un certificado que, por razones médicas, liberaba a una persona del uso de mascarilla.
El hecho de que el lugar de residencia de la persona y el lugar de trabajo del médico estuvieran separados por cientos de kilómetros de distancia llamó la atención de la traductora.
Una búsqueda del nombre del médico en internet le permitió saber que había una investigación en su contra por haber expedido certificados sin siquiera haber visto a los pacientes.
Un caso entre muchos
El caso no es único y el médico en cuestión, Günther Riedl, que además es concejal de Uelzen (norte de Alemania) por la ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD), no había sido el primero en recurrir a esas prácticas.
El programa «Report Mainz», de la Primera Cadena de la Televisión Alemana (ARD), le escribió a 40 médicos fingiendo ser un paciente potencial, preguntando si tendrían problema para expedir un certificado de liberación del uso de mascarilla sin que hubiera una razón médica concreta.
Casi la mitad, 19 médicos, respondieron que no tenían problema alguno y algunos ofrecieron expedirlo de forma inmediata.
Algunos periodistas del programa, sin identificarse como tales, fueron a los consultorios en busca de un certificado y los obtuvieron, en algunos casos sin necesidad si quiera de hablar con el médico.
Un mártir del movimiento
Hay un caso que se ha hecho relativamente famoso, que es el del urólogo Jens Bengen que, tras suicidarse en mayo de 2021, se convirtió en una especie de mártir de los negacionistas que le rinden culto a través de un canal de Telegram que el propio médico quiso borrar, sin éxito, antes de morir.
«Eres una víctima de este sistema totalitario», escribió, por ejemplo, en una necrológica Bodo Schiffmann, otro médico rebelde, que también califica a Bengen de «héroe».
Schiffmann huyó a África para esquivar procesos en su contra, y ofrece allí safaris para turistas sin mascarilla.
El presunto acto de heroísmo de Bengen había sido publicar en internet un certificado médico que cualquier persona podía imprimir tras agregarle su nombre.
En sus videos en Youtube Bengen solía aparecer con un cuadro con la letra Q detrás, que puede aludir al movimiento QAnon, que propaga teorías de la conspiración y entre cuyos seguidores en Estados Unidos abundan los partidarios del expresidente Donald Trump, y una imagen de un esclavo llevando una máscara de hierro.
La misma escenografía la utilizó después en un video en el que pedía donaciones para hacer frente a los procesos que se le vinieron encima.
La resistencia organizada
Los casos de médicos como Bengen o Riedl se enmarcan dentro de todo el movimiento de rechazo a las medidas contra el coronavirus al que se han sumado médicos, muchos de ellos homeópatas, que se han organizado en varias asociaciones.
Esas asociaciones van desde algunas que, como «Médicos por la vacuna como decisión personal«, se presentan como moderadas y se oponen solo a la vacunación obligatoria, hasta otras claramente radicales como «Médicos por la información«, cuyo lenguaje y mensaje es claramente cercano al espectro de la ultraderecha.
Entre las dos está una organización, «Médicos se levantan«, que tiene en su página web a «Médicos por la información» como organización cercana.
Algunas de sus cartas abiertas han sido firmadas también por personas que pertenecen a «Médicos por la vacuna como decisión personal«.
Los cuatro fundadores de «Médicos por la información«, Walter Weber, Heiko Schrog, Oliver Müller-Liebenau y Axel Arlt, ya antes de la pandemia tenían cercanía con movimientos esotéricos, de extrema derecha y propicios a la teorías de la conspiración.
Weber ha participado con frecuencia, como orador, en manifestaciones de los llamados Querdenker (pensadores transversales).
Sin embargo actualmente más que la resistencia a la mascarilla preocupa la resistencia a la vacuna.
Alemania ha vacunado hasta ahora con pauta completa al 72,5% de la población, un 47,1% tiene también la dosis de refuerzo y un 75,1% al menos la primera dosis.
Entre los no vacunados se estima que hay 3,3 millones de personas mayores de 60 años.
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