Las ancianas del pueblo awajún son las más sabías, las “dukúg”, y quienes se encargan de enseñar dichos saberes al resto de las mujeres.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) reconoció la importancia de los valores, conocimientos, saberes y prácticas del pueblo awajún en la producción de cerámica, al declararlos como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en este diciembre.
La Unesco enfatizó que “el pueblo awajún del norte del Perú considera que el arte de la alfarería es un paradigma de su armoniosa relación con la naturaleza”.
Esta decisión fue recibida con júbilo por el pueblo peruano. Tras hacerse oficial, la ministra de Cultura, Gisela Ortiz, resaltó el talento de las mujeres alfareras que producen la cerámica y cuidan el medioambiente.
Ante el mundo, es un privilegio para los peruanos el tener como representantes de su cultura a mujeres indígenas de su país, quienes valoran y transmiten sus saberes ancestrales.
Al pueblo awajún, conformado por unas 83.000 personas que habitan unos 320 caseríos y aldeas, también se le conoce como Aguaruna, siendo el segundo más grande de la Amazonía peruana.Están ubicados principalmente en el departamento de Amazonas, aunque también hay comunidades de dicha etnia en Loreto, Cajamarca y San Martín.
Tradición y legado
Las mujeres suelen decorar los recipientes de cerámica con formas geométricas cuya inspiración encuentran en los elementos naturales.
“Decorados con formas geométricas inspiradas en elementos de la naturaleza como plantas, animales, montañas y estrellas, los recipientes fabricados sirven para cocinar, comer, beber y servir comidas, pero también se utilizan en la celebración de rituales y ceremonias”, destacó la Unesco.
El proceso de producción de la cerámica por parte de este pueblo es bastante complejo y contempla cinco fases: la recogida de la materia prima, el modelado, la cocción, la ornamentación y el acabado.
No cualquiera puede elaborar este tipo de cerámicas, ya que para son necesarios los conocimientos y las técnicas que, de forma milenaria, fueron transmitidos de generación en generación.
Otro saber heredado entre las familias es la destreza para tratar con las piedras, los pinceles, las tablas de madera, entre otros. Los pinceles deben haber sido fabricados con cabellos humanos.
Importancia de los conocimientos
Las ancianas del pueblo awajún son las más sabías, las “dukúg”, y quienes se encargan de enseñar dichos saberes al resto de las mujeres, por lo que ellas cumplen una función social importante, al permitir que las más jóvenes se empoderen mediante la fabricación de cerámicas.
Estas prácticas expresan el valor cultural del pueblo, reflejan la identidad de la nación en sí, pues, mediante las iconografías de las piezas, las personas pueden conocer la historia, los valores y saberes de los ancestros.
Las actividades que se desarrollan en el pueblo awajún se dividen para hombres y mujeres. En el caso de ellos, les corresponden la caza, la guerra, la pesca, la construcción de viviendas, canastas, tejidos y fabricación de herramientas.
Para las mujeres, además de la crianza de los hijos, plantas y animales, predomina la fabricación de las cerámicas. Esta separación se da debido al simbolismo religioso del pueblo, en el que hay espíritus masculinos y espíritus femeninos.
En 2017, el Estado peruano declaró como Patrimonio Cultural de la Nación sus conocimientos, saberes y prácticas para la producción de cerámica, considerando la importancia del valor artístico y cultural de su trayectoria.
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