La crecida del río Ebro, uno de los más caudalosos de la península ibérica, inundó ayer el noreste de España a su paso por Aragón, tras días de fuertes lluvias por un temporal.
Después de que las aguas inundaran el fin de semana la región de Navarra (norte), causando dos muertes, el río sigue su curso hacia el Mediterráneo y se estaba desbordando ayer en la ribera aragonesa, con un nivel superior a la crecida de 2015, el último gran evento de este tipo.
El primer municipio de la ribera del Ebro aragonés, Novillas, respiró aliviado tras pasar la madrugada del lunes la punta de la crecida extraordinaria del río sin causar daños personales, aunque anegó dos terceras partes del territorio municipal.
El alcalde de esta localidad, Abel Vera, declaró a Efe que el dique que protege al casco urbano estaba aguantando hasta la tarde, aunque estaban pendientes de posibles filtraciones.
La punta de la crecida se dirige ahora hacia Zaragoza, la capital de la región, y aunque aún no ha llegado, ya presenta un caudal de 1.709,83 metros cúbicos por segundo y una altura de 4,71 metros.
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