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Jue. Nov 21st, 2024
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Al corromperse quien debe vigilar el correcto funcionamiento de procesos y sistemas se corre el riesgo de que la descomposición se tome el resto de la sociedad

Un nuevo caso de presunta delincuencia organizada sacude al país. En la madrugada de ayer, la Fiscalía en coordinación con unidades policiales realizaron 25 allanamientos en Quito y Guayaquil y se detuvo a ocho personas, entre ellas al contralor general del Estado, dentro de la investigación que se sigue desde junio del 2019 por presuntos actos de corrupción y que involucran a Petroecuador, la Contraloría y la Secretaría de la Presidencia.

Este nuevo escándalo, que ocurre cuando en el Ecuador se percibe un ambiente de expectativa porque ocurran cambios puntuales orientados a recomponer lo que ha venido funcionando mal durante años, podría ser el detonante para que desde varios sectores de la sociedad surjan iniciativas y esfuerzos en favor de promover las buenas prácticas como modelo, especialmente en las instituciones públicas.

A raíz de investigaciones efectuadas en Estados Unidos por el delito de conspiración para cometer lavado de activos, se pusieron en conocimiento de la fiscal general del Ecuador, Diana Salazar, los hechos relacionados con un esquema de sobornos en las entidades referidas, que ahora se presume involucró la autorización para desvanecer glosas.

El ministro de Gobierno informó, en rueda de prensa, que se ha dispuesto a la Secretaría Jurídica de la Presidencia, al Ministerio de Gobierno y al Ministerio de Energía la entrega inmediata de información que solicite la Fiscalía para que pueda hacer su trabajo y se dé paso a los procesos judiciales que correspondan.

El momento es propicio para que los ecuatorianos exijan a los operadores de justicia actuar sin distinciones y sin otorgar privilegios a quienes se han valido de sus funciones y cargos para obrar en provecho propio y de terceros mientras afectaban los recursos de todo un país.

A la par hay que realizar el saneamiento de los organismos de control, pues al corromperse quien debe vigilar el correcto funcionamiento de procesos y sistemas se corre el riesgo de que la descomposición se tome el resto de la sociedad.

 


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