Un ataque terrorista ensombrece la recta final hacia el balotaje en Perú. Las autoridades del país andino confirmaron la noche del lunes el asesinato de 16 personas, incluidos cuatro niños, en un atentado atribuido a remanentes del grupo terrorista Sendero Luminoso, producido en la provincia de Satipo, en el Valle de los ríos Apurímac Ene y Mantaro (Vraem).
Las víctimas se encontraban en dos cantinas, donde aparentemente fueron abatidas a balazos, y seis de ellas fueron calcinadas. El hecho ocurrió la noche del domingo (23.05.2021) y fue reportado recién en la mañana del lunes. Hace más de una década no se veían ataques de tal magnitud del grupo subversivo que ahora se autodenomina Militarizado Partido Comunista del Perú (MPCP). Entre 1980 y 1992, el grupo maoísta Sendero Luminoso desató una lucha armada contra el Estado peruano, que dejó alrededor de 70.000 muertos. Con la caída de su líder, Abimael Guzmán, en 1992, durante el Gobierno de Alberto Fujimori, el grupo terrorista parecía haber quedado debilitado. ¿Cuál es el trasfondo de este ataque?
“Ellos quieren transmitir el mensaje de que todavía están vigentes, quieren llamar la atención para dividir a la población. Esta es una guerra no convencional, y cuando se trata de una guerra no convencional no interesa cuántos sean. Muchos dicen que ya no es Sendero Luminoso, pero siguen siendo el mismo tronco. Ahora están al mando de Víctor Quispe Palomino y aplican la misma metodología de 1980, pero redefinida. Ellos anhelan llegar al poder a través de las armas o a través de las elecciones”, explica a DW Pedro Yaranga, analista peruano experto en seguridad integral y terrorismo.
Sin embargo, estos hechos no sorprenden: ocurren desde 1980, casi siempre en vísperas de las elecciones. Anteriormente, hacían emboscadas a la Policía o al Ejército, que trasladaban materiales electorales. “Lo más fácil para los terroristas es hacer incursiones armadas contra poblaciones civiles indefensas. En los últimos cinco años se ha dejado de enfrentar al terrorismo y al narcotráfico, que es el principal problema en el valle del Vraem y es como se financia el terrorismo”, comenta el experto, quien calcula que este remanente de Sendero Luminoso estaría compuesto por 250 ó 300 personas.
Utilización política
Alrededor de los inmuebles de las masacres, según informaron las autoridades, se encontraron casquillos de armas de fuego y también panfletos que instaban a los pobladores a abstenerse de participar en las elecciones presidenciales previstas para el 6 de junio con un “boicot a las elecciones burguesas”, donde se calificaba de “traidor” a quién vote por Keiko Fujimori.
“En temas electorales, Sendero Luminoso siempre ha estado presente desde 1980. En 1985, por ejemplo, sembraban un mayor terror y convocaban a paros armados. Incluso esperaban en los caminos, y a aquel que tuviera el dedo con la tinta indeleble de haber sufragado, les cortaban el dedo”, asegura Yaranga.
El atentado terrorista del 23 de mayo ha sido condenado enérgicamente por los candidatos presidenciales, la derechista Keiko Fujimori y el izquierdista Pedro Castillo, a quien sus detractores han intentado vincular anteriormente con Sendero Luminoso. Sin embargo, los partidarios de ambos lados se han acusado mutuamente de estar detrás del ataque, en momentos en que las encuestas reflejan una estrecha diferencia entre los aspirantes a la presidencia de Perú.
La politóloga Paula Távara, de la Pontificia Universidad Católica de Perú, no cree que este atentado tenga relación directa con el proceso electoral, salvo que las investigaciones demuestren lo contrario: “No se puede decir que haya un vínculo con una candidatura en específico. Los responsables de este atentado no se movilizan mirando las preferencias electorales locales. Tienen un discurso propio, alejado de la realidad electoral y política del país, marcado por querer llamar la atención sobre su existencia más que por realmente querer influir en el proceso electoral”.
¿Influirá en la votación?
En ese sentido, Távara critica que partidarios o allegados de ambas candidaturas hayan querido usar el atentado para su propio provecho político. “Esto es vergonzoso y no alimenta la democracia de ninguna manera. No creo que alimente tampoco sus candidatura en términos reales, sino que acrecienta la fractura social en este proceso electoral ya agudizado, y alimenta un nivel de política sensacionalista. El atentado polariza aún más la campaña electoral, pero quizás sobre todo entre la ciudadanía y determinados actores políticos”, cuenta a DW desde Lima.
Por su parte, el experto Yaranga también cree que este hecho mancha la campaña electoral, pero más que todo “causa terror”. “Estas cosas siempre se prestan para varias interpretaciones, y cada grupo interesado siempre va a intentar jalar agua para su molino. Pero lo que hay que señalar es que esto es un hecho totalmente detestable, porque la organización de los remanentes de Sendero Luminoso se están fortaleciendo mucho más, se está retrocediendo a los años 80. Con la caída de Abimael Guzmán, en el 1992, no acabó el terrorismo. Ahí se despertaron falsas ilusiones de triunfalismo”, advierte Yaranga.
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