Las bajas de la lucha contra el contrabando

La guerra contra el contrabando ya se cobra 21 vidas y nada ha cambiado. Las reglas del país son permisivas con este ilícito que, aparte de lesionar a los militares que están a cargo de combatirlos, sangra miles de millones de bolivianos al erario nacional y a la industria boliviana.

El martes de madrugada se produjo el último episodio trágico en la historia de la lucha contra el contrabando. Cinco militares del Comando Estratégico Operacional de Lucha contra el Contrabando murieron quemados en la Ruta 9, que está entre Yacuiba y Villamontes. En principio se informó de que fue un accidente vial con consecuencias lamentables, pero a medida que pasan las horas se han ido conociendo audios de supuestos contrabandistas en los que hablan del hecho y hasta alientan la muerte de los uniformados.

El viceministro de lucha contra el contrabando, Daniel Vargas, es la única autoridad que se atrevió a decir que las evidencias hacen ver que el hecho ha sido planificado y que los militares fueron víctimas de los contrabandistas. Los uniformados se quemaron dentro del vehículo que tenía intacto el tanque de combustible, lo que vendría a ser una evidencia clara de que éste no explotó y puede descartar el presunto accidente, sino que fueron seguidos y emboscados.

Sin embargo, no hay que olvidar que –según el Viceministerio de Lucha Contra el Contrabando- han muerto otros 16 militares en la frontera con Chile el año pasado. En esa zona, los contrabandistas están armados, tienen una organización criminal que incluye a los que alertan de la presencia de seguridad nacional, los que transportan la mercadería, los que hacen seguridad y hasta se ha conocido públicamente de que ha habido policías coludidos, además de autoridades municipales. Además, utilizan recursos tecnológicos como drones, teléfonos satelitales y otros para su operación. Históricamente ha sido esta zona la que ha reportado mayor violencia de parte de las organizaciones criminales de contrabandistas que, dicho sea de paso, acumulan fortunas que exhiben en grandes celebraciones con artistas internacionales.

Por la frontera con Chile ingresa el contrabando de vehículos indocumentados y hasta robados en ese país, de línea blanca, tecnología y ropa usada, etc. En cambio, por la frontera con Argentina (donde los cinco militares murieron quemados dentro de su camioneta) ingresan alimentos, bebidas, medicamentos y otros productos que golpean a la industria nacional.

La Cámara Nacional de Industrias realizó un estudio que demuestra que el contrabando creció a más del 8% en 2023, cifra que duplica la expansión de Producto Interno Bruto nacional. Eso significa que le provocó un daño económico al país de 3.331 millones de dólares; más del triple que hace 20 años.

No solo eso, el comercio de mercadería ilegal sacrifica miles de empleos formales, porque las industrias bolivianas que sienten el efecto, no generan tantas fuentes de trabajo como debieran porque en el mercado se venden bienes de contrabando.

Son muchas las aristas de esta actividad ilegal y todas son preocupantes. Hay que remarcar que se trata de organizaciones criminales, cuyos miembros ya han demostrado que son capaces hasta de atentar contra sus propios camiones y que no les importa sacrificar vidas.

Los industriales del país insisten en que haya una lucha real contra el contrabando, porque hasta ahora no se vieron acciones que realmente afecten a estas organizaciones delictivas.

Resumiendo, los daños pasan por la afectación al empleo, la internación y comercialización de productos que no tributan y, finalmente, la inseguridad de los militares y policías llamados a combatir esta lacra. La necesidad de políticas públicas contra este problema se cae de madura.