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Sáb. Nov 2nd, 2024
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En su mensaje de Año Nuevo, Olaf Scholz estaba, como acostumbra, serio y estéticamente sobrio. Emocionalmente, tal vez andaba aliviado. Porque 2023 podría haber sido peor, mucho peor.

El año que acaba de concluir fue, para Alemania, un año de recesión económica. Se trata de la primera contracción del PIB germano después de la caída inducida por la pandemia. En 2023, el PIB germano cayó un 0,4%.

En las encuestas, la imagen del Gobierno alemán, compuesto por socialdemócratas, ecologistas y liberales, difícilmente podría empeorar. Según los sondeos de intención de voto, su Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), y sus socios, Los Verdes, y los liberales del FDP, apenas suman, todos juntos, un tercio del apoyo del electorado.

No obstante, en su último gran mensaje televisado, Scholz parecía optimista y casi confiado ante la marcha de su país con él al frente de la Cancillería Federal en un mundo de permanentes crisis y cambio. “Nosotros, en Alemania, vamos a superarlo todo. Apenas hace un año nos decían que la economía alemana iba a caer un 4% ó un 5%. Muchos temían que los precios no pararían de crecer. Había temor a grandes apagones y a que los apartamentos no se pudieran calentar. Y ha pasado lo contrario”, reivindicaba Scholz en su mensaje de Año Nuevo.

“La inflación ha caído, los sueldos y las jubilaciones suben. Las cosas han ido de otro modo porque nos hemos preparado”, abundaba el jefe del Gobierno alemán. Su intervención tenía mucho de defensa de la gestión de su Ejecutivo, en un tiempo en el que ya parece oportuno ir velando armas electorales. Porque este 2024 será un año con grandes citas electorales en Alemania.

En junio hay elecciones europeas y en septiembre se vota en Thuringia, Sajonia y Brandeburgo. Esos tres grandes Länder del Este teutón son territorios particularmente favorables a la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD). Las elecciones generales, que se celebrarán en 2025, casi están a la vuelta de la esquina. A buen seguro, Scholz querrá postular para seguir de canciller. Pero su SPD tiene mucho terreno e iniciativa política que recuperar.

En 2021, los socialdemócratas alemanes, con Scholz al frente, se hicieron con un 25,7% de los votos. Sorprendieron porque muy pocos anticiparon su triunfo electoral. Scholz y compañía ganaron con escaso margen respecto a la conservadora Unión Demócrata Cristiana (CDU, 24,1%), pero luego lograron con relativa facilidad unir esfuerzos con Los Verdes y los liberales del FDP.

Los ecologistas volvieron al Gobierno federal alemán después de algo más tres lustros sin ocupar ministerios en Berlín. El FDP, renovado con Christian Lindner al frente, volvía al poder tras haber sido casi desmantelado después de gobernar con Angela Merkel entre 2009 y 2013.

Para seguir siendo canciller en 2025, Scholz no sólo tendrá que pensar en alianzas que lo sustenten en la Cancillería Federal. Sobre todo, tiene que dar un nuevo impulso a su partido.

Las encuestas dicen que el SPD se llevaría entre un 14% y un 17% de los votos. Eso la convierte en la tercera fuerza política, o cuarta en el peor de los casos. Un resultado así sería catastrófico para Scholz.

Por su parte, la CDU lleva meses siendo favorita en las encuestas, acumulando casi un tercio de la intención de voto. Hasta un buen quinto de los votos estaría en manos de AfD. En esas mismas encuestas, Los Verdes luchan codo con codo con el SPD. Por otra parte, al FDP se le ve luchando por la permanencia en le Bundestag. De creer a los sondeos los liberales superarán por muy poco el 5% necesario para lograr representación parlamentaria.

Cierto es que a Scholz y compañía les ha costado salir de la impresión de shock impuesto por la ilegal guerra de Rusia contra Ucrania, un drama geopolítico que ha causado una crisis energética en Occidente que se ha cebado especialmente con Alemania.

Scholz y compañía han estado lidiando con las consecuencias a nivel energético, de seguridad y de política exterior durante buena parte de esta legislatura. El Ejecutivo teutón no ha podido centrarse al 100% en el programa de gobierno que se dieron socialdemócratas, ecologistas y liberales en diciembre de 2021 para repartirse el poder. De hecho, en muchos sentidos, ese documento se convirtió en papel mojado desde el día en que comenzó la invasión de Rusia contra Ucrania.

Con todo, Scholz aparecía ante los alemanes en su mensaje de Año Nuevo con ideas que presentar a los ciudadanos para convencerles de que, pese a todo, se puede confiar en su gestión. Sobre la mesa puso en esa alocución que nunca antes hubo tantos alemanes con trabajo como ahora. De media, hasta 45,9 millones alemanes tenían trabajo en 2023, según datos oficiales.

Eso significa, para Scholz y compañía, recursos económicos para realizar inversiones en un país que “durante demasiado tiempo ha estado desgastando sus infraestructuras”, decía el canciller. “Por eso invertimos ahora en carreteras y en vías férreas que estén orden, en un abastecimiento energético más limpio, en buenos puestos de trabajo…”, abundaba Scholz.

Hay analistas políticos que estiman que “la campaña electoral de las elecciones generales de 2025 ya ha comenzado”. Y puede que tengan razón. Scholz debe haberse dado cuenta también. Es más, hasta parecía haber pasado a la ofensiva con ese discurso de Año Nuevo.

En él, parecía que Scholz iba a despojarse del mucho tiempo que estuvo ocupado con crisis internacionales o internas en su coalición. “Vamos a invertir cifras de récord en nuestro futuro”, prometía Scholz. “Los trabajadores van a pagar 15.000 millones de euros menos en impuestos el año que viene”, abundaba el canciller.

Ahora bien, su acción gubernamental está limitada por el plan de ahorro que llevan las últimas cuentas de su Gobierno. El presupuesto de 2024 está marcado por un menor gasto público. Esos recortes vienen impuestos, sobre todo, por la decisión que tomaba a finales de 2023 el Tribunal Constitucional alemán, que declaraba anticonstitucional algo que querían hacer Scholz y compañía. A saber, disponer de 60.000 millones de euros en deudas pensadas inicialmente para la lucha contra la COVID-19 para medidas contra el cambio climático.

A favor de la causa del canciller y compañía puede ir la propia evolución económica alemana e internacional. La mayoría de las previsiones económicas sitúan a Alemania creciendo económicamente en este 2024. En el Gobierno, la previsión es de un crecimiento del PIB de un 1,3%. Los principales institutos de estudios económicos, en su análisis conjunto, también ven un crecimiento del 1,3%. Puede que ahí esté la mayor clave de la remontada que tiene por delante Scholz si quiere quedarse en la Cancillería Federal.

Fuente de esta noticia: https://www.infolibre.es/internacional/scholz-juega-2024-futuro-cancilleria-desafiar-ahora-pronosticos_1_1679095.html


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