“Sé quién era esta mañana cuando me levanté, pero creo que he debido cambiar varias veces desde entonces”, Alicia en el País de las Maravillas, Lewis Carroll.
Como todos los años, el 1 de enero, el laberinto de un nuevo año abre sus puertas, ingresar es inevitable, sabemos que habrá riesgos, minotauros, encrucijadas y sorpresas, que enfrentar durante los 366 días (es año bisiesto, un día más para recordar que nuestras vidas están unidas a las de otros ya sea en el pasado, el presente y el futuro); sin embargo, estamos preparados porque la Amada, Carmen Sandoval, cual Ariadna, me entregó el ovillo para que pueda salir del enredo de Dédalo e intente llegar ileso al 31 de diciembre.
En el laberinto de los días, el pasado, el presente y el futuro convergen en un eterno devenir; las palabras son los hilos conductores entre lo que fue, es y será. En la narrativa de la existencia, somos personajes y espectadores, perdidos y hallados en el eterno juego de la realidad y la ficción.
Inauguro, este año del Señor de 2024, en mi calendario personal, con una invitación de la Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina, para participar del Cuarto Coloquio Del Centro Internacional y Multidisciplinar De Estudios Épicos (CIMEEP) y de las Primeras Jornadas Marplatenses Sobre La Épica. Estaré con investigadores y creadores de todo el mundo. Para los escritores y poetas es muy gratificante que, además de invitarnos a ferias de libros y festivales de poesía, nuestras obras sean estudiadas a nivel académico.
En este año del Dragón, en el calendario chino, me fue dado el don de cumplir mi sueño de dar clases en la Universidad Mayor de San Andrés, de la ciudad de La Paz; en sus aulas me formé políticamente, aprendí a amar a nuestro pueblo y conocí a algunos de mis mejores amigos, tendré el honor de dirigir un taller virtual.
A fines de enero se lanzará Tú no eres nadie, novela negra sobre una mujer que estuvo prisionera, injustamente, en tres cárceles de Bolivia, forzada por la impune “Red de extorsión”; escribir esta obra me tomó varios años de investigación, dolores de cabeza y temores que aún me acechan a la vuelta de las horas, pero ¿qué sería la vida sin riesgos?
En los próximos meses en Chile se publicarán dos libros míos, ya les haré saber oportunamente y Editora BGR, de España, que dirige la incansable Beatriz Giovanna Ramírez, lo hará con otros dos. Parecen muchos, pero en realidad son reediciones y/o selecciones personales de textos ya publicados.
Cada día debemos recordar que somos seres humanos que, con nuestras palabras y nuestras acciones, tejemos la invisible red que sostiene las relaciones que hacen posible las invitaciones, los encuentros, las publicaciones, los trabajos, los viajes, las ciudades, los paisajes, las nubes errantes, los perros en los parques, las aves cantando en los árboles, los festivales de poesía, los trueques de libros, los silencios entre las conversaciones, la ternura, los niños riendo a carcajadas, los besos, las miradas, las sonrisas, los abrazos y los ancianos contemplando un ocaso. En fin, el amor en todas sus manifestaciones.
Quiero aprovechar este inicio para agradecer a todos los hombres y mujeres, hacedores de los milagros cotidianos de mi vida, conocidos o anónimos bienhechores; así como el apoyo de ustedes que me leen cada día, peregrinos de las cruzadas de El Quijote, que andamos por la vida luchando contra nuestros propios monstruos, sin tiempo para el odio, por eso condenamos la violencia en todas sus expresiones políticas y/o religiosas. Gracias, muchas gracias.
Cada mañana, al despertar, se nos presenta el enigma que nos propone José Saramago: “Un nuevo ser me nace a cada hora. / El que fui, ya lo he olvidado. /El que seré no guardará del que soy ahora/ Sino el cumplimiento de cuanto sé”, no importa si lo resolvemos, lo importante es saber que estamos vivos. En mi caso ya no me preocupa envejecer porque sé que estoy viejo, me preocupa seguir creciendo espiritualmente.
Y, sí la Divinidad, así lo quiere, nos seguiremos encontrando en los pasadizos del laberinto para avanzar juntos y salvarnos todos, porque en esta época de fanatismos, de angustia colectiva, la amistad, destino humano, es una forma de resistencia, un refugio contra el mal y un desafío mayor por la libertad. Sigamos siendo felices, aunque sea para molestar a los que sabemos.
Fuente de esta noticia Diario El Deber Bolivia.
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