Con la llegada de 2024 también arriban los deseos de mejores tiempos. Comienza una nueva etapa con esperanza, pero también con inquietud sobre el futuro.
EL DEBER buscó a líderes locales y representantes nacionales para recuperar sus proyecciones para un año que tendrá 366 días, un día más que el año pasado porque el 2024 es bisiesto.
Desde el ámbito político, el presidente de la Asamblea Legislativa Departamental, Zvonko Matkovic, dijo que espera vivir en un país donde se respeten los derechos constitucionales, con mejor calidad de vida, más y mejor sistema de salud, y mejor calidad de empleo. “Un país donde no se persiga al que piensa distinto, no se secuestre ni se tenga indefinidamente preso a nadie, y donde se acaben los presos políticos”, señaló el líder político local.
Enrique Urquidi, jefe de la bancada de Comunidad Ciudadana (CC) en Diputados, aguarda un año muy difícil, con duros remezones en la economía y la necesidad de un debate sobre el censo.
En lo político, para Urquidi el país tendrá que sufrir la agudización del clima pre electoral, “un flaco favor a la actual realidad y coyuntura que vivimos”, dijo.
Zacarías Laura, diputado del MAS del bloque ‘arcista’, expresó que en 2024 el objetivo es seguir trabajando por consolidar la industrialización, la educación, la salud y continuar bajando los índices de inflación y de desempleo.
Ramiro Venegas, también diputado del MAS, pero del bloque ‘evista’, compartió que las expectativas para el nuevo año son que mejoren la economía, la convivencia entre bolivianos, que no exista persecución política, que haya un diálogo sincero, que existan planes de desarrollo, que se mitiguen el narcotráfico, la delincuencia, el sicariato, “y que mejoren los ministros, que hagan un giro de 180 grados”, indicó el legislador.
El viceministro de Defensa del Consumidor, Jorge Silva, cree que al presidente Luis Arce le esperan retos, como llegar al Bicentenario con un país industrializado. “Quiere pasar a la historia como el presidente que ha industrializado Bolivia y, para eso, 170 plantas industriales han iniciado ya en 2023, y van a continuar en 2024”, recalcó.
Según Silva, si Arce consolida la política de sustitución de importaciones por producción nacional, no solo logrará la estabilidad económica y la generación de empleos -directos e indirectos- sino que además “definirá las estructuras del país con el litio, el Mutún y las plantas industrializadoras, y el camino del desarrollo sostenible”.
El fútbol femenino aún no tiene el reconocimiento esperado
Osmar Cabrera, ejecutivo regional del Magisterio Urbano, dijo que su sector desea más inversión de recursos en educación, que se nivelen las horas déficit de los profesores, que el congreso pedagógico se haga realidad para plantear reformas de fondo, de tal modo que permita mejorar la calidad educativa en todo el país.
“Y sobre todo, esperamos un ministro de Educación accesible, que dialogue y gestione recursos, atienda las demandas del sector, no como el ministro actual, que lo único que hace es excluir a los maestros, mantener una postura terca y caprichosa, inflexible; se ha portado como verdugo, y esperamos que en 2024 sea destituido”, apuntó el dirigente del magisterio.
Para Cabrera, 2023 fue un año regular, con pocos avances en las demandas educativas y en el tema curricular. Cree que las clases fueron medianamente exitosas, pero gracias al esfuerzo de padres de familia y maestros.
“Los avances que hay todos los años solo son gracias a la lucha de los profesores, las autoridades nunca han querido atender las demandas educativas. Un ejemplo es que este año dotaron con 2.500 ítems para todo el país, cuando la demanda es de 7.000, y a presión de los maestros llegamos a los 3.100”, ejemplificó.
El ejecutivo urbano lamentó que el Gobierno gastara Bs 150 millones en equipamiento policial para reprimir las movilizaciones de los maestros y de otros sectores, mientras que la historia de la educación, en los últimos años en Bolivia, “ha sido construida con permanente esfuerzo de maestros y unos sectores de padres de familia, que incluso han sacado recursos de sus bolsillos”.
En representación del sector salud, Carlos Iriarte, presidente del Colegio Médico de Bolivia, admitió que este 2023 no fue el mejor porque no hay la cantidad suficiente de ítems, y hay politización de los cargos porque se está contratando médicos sin concurso de méritos ni exámenes de competencias, igual que a las autoridades intermedias y jerárquicas, contrariamente a lo que manda la ley que regula la profesión. “De muy buena fe esperamos que este año podamos ser convocados por el Ministerio de Salud y las autoridades de la seguridad social, para entrar en un diálogo cordial y mejorar el sistema de salud que está deteriorado”, dijo el dirigente.
En la lista de deseos figuran mayor cantidad de ítems, infraestructura, equipamiento e insumos. “Ojalá dejemos de ver colas de pacientes, por la insuficiente cantidad de personal”, indicó, y recalcó que entre los retos están el Sistema Único de Salud (SUS), que no está debidamente manejado, la Ley del cáncer, que no está reglamentada en su totalidad. “Creo que la salud no da votos”, cuestionó.
Para Wilfredo Anzoátegui, también del sector salud, la pandemia y epidemias han mostrado las falencias de los centros hospitalarios en todos los niveles, entre estas la falta de recursos humanos, que se vuelve un anhelo para 2024.
Agregó la falta de espacio físico en Santa Cruz, donde los hospitales han quedado chicos. “Se requieren hospitales de alta complejidad con todo lo necesario, especialmente en lo que viene a ser UTI, unidades de neonatología, UCI, y emergencias”, aseveró.
Anzoátegui lamentó que los médicos sigan “tropezando es el famoso SUS” por la falta de dotación de insumos, equipos y personal en favor de la población.
“El sistema de salud no debería ser manejado por tres niveles de autoridades que no coordinan. Bajo esta lógica es difícil tener mejoras en 2024”, afirmó.
Para él, la seguridad social a corto plazo se ha politizado, en desmedro de la descentralización. “La involución está dada, estamos en un retroceso porque son entidades totalmente descentralizadas, que no dependen de un ministerio, sino de una gerencia nacional”, aludió.
El Centro Cultural San Isidro apuesta por democratizar el arte, pero necesita más recursos en este año que inicia
Fernando Figueroa, del Centro San Isidro habló a nombre de la cultura y el deporte. Confesó que anhelan más recursos para que la actividad artística se democratice y no llegue solo a los sectores pudientes de todo el país.
Admitió que en 2023 continuaron con la agenda cultural, pero que la cantidad de eventos disminuyó debido a la reducción del poder adquisitivo de la gente.
Como parte de la labor de San Isidro, también apostaron por el fútbol femenino, haciendo investigaciones y usándolo como herramienta de liderazgo, empoderamiento, etc. En este punto, un anhelo es que esta disciplina deje de ser vista como de aficionadas.
Celeste Añez, campeona nacional y medallista internacional de taekwondo, se imagina en 2024 ganando muchas medallas más para el país. También desea que la economía nacional mejore, con más fuentes de trabajo “para que no falte el alimento en los hogares de los bolivianos”.
Otro deportista, Limberg Gutiérrez Jr., sueña con estar en un club grande y salir campeón.
En otros temas, anhela que la ciudad sea limpia, y que las personas que viven en la calle puedan encontrar trabajo y que los niños de la calle tengan hogar.
El arquitecto Bismark Vargas pidió que en 2024 las personas tengan dinero para materializar sus sueños y de esta manera seguir creciendo. “Eso a los emprendedores nos beneficia mucho”, dijo desde su ámbito de acción.
Fuente de esta noticia Diario El Deber Bolivia.
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