El pasado lunes 18 de diciembre, las noticias madrugaron. Los reportes iniciales referían de un intenso movimiento policial y militar en la zona de la Penitenciaría de Tacumbú. Con el correr de las horas se supo oficialmente que se trataba del Operativo Veneratio, que pretendía lograr el traslado de casi 1.000 internos a otras cárceles del país. Entre los objetivos estaba Armando Javier Rotela, líder del Clan Rotela.
Para conocer la historia de Armando Javier Rotela hay que remontarse a antes de los años 2000, cuando inició sus primeros pasos en el mundo delictivo. Inicialmente se desenvolvió en su ciudad natal de Tobatí, en el departamento de Cordillera, donde logró perpetrar varios hechos de asaltos que también rápidamente hicieron que tuviera sus primeras detenciones y antecedentes ante la Justicia.
Con el correr de los años, a su prontuario le fue sumando hechos de robo agravado, lesiones graves y su incursión al microtráfico de drogas, cuando de Tobatí se trasladó hasta la zona del Bañado Tacumbú, donde logró reclutar a sus “primeros soldados”.
Su astucia para enrolar jóvenes y tenerlos a su servicio para el tráfico de drogas, le llevó a colocarse el mote del “zar del crack”, debido a que era el producto “estrella” que se encargaba (o se encarga) de comercializar.
Su captura en el 2016 marcó un antes y un después. Lejos de terminar con sus actividades ilícitas, la situación de privación de libertad potenció su red de microtráfico, hasta convertirlo en lo que hoy es conocido como el “Clan Rotela”, siendo su mayor potencial el manejo criminal desde las penitenciarías del país, especialmente desde Tacumbú, donde, hasta hace apenas unos días estuvo recluido.
El portal especializado en crimen organizado y narcotráfico InSight Crime señala que, esta organización podría tener hoy entre 1.000 y 4.000 integrantes, siendo la mayor banda criminal del país.
Sin embargo, cuando el Clan Rotela parecía intocable, porque así lo permitieron autoridades anteriores, el lunes pasado se vio sucumbido ante el despliegue militar y policial en Tacumbú. Las imágenes que empezaron a recorrer mostraban que los uniformados lograron llegar hasta la zona denominada como “La Jungla”, feudo de Armando Javier Rotela y hasta donde ninguna autoridad podía acercarse. Minutos después, una imagen que quedará la historia: el líder del microtráfico en el país, siendo sacado en calzoncillos de la penitenciaría para su traslado hasta un centro de mayor seguridad.
Un día después, prácticamente a la misma hora del operativo Veneratio, las autoridades informaban sobre la Operación IGNIS en el departamento de Ñeembucú, donde se logró abatir a 10 temidos delincuentes, pertenecientes a la banda criminal de Felipe Santiago Acosta Riveros, alias Macho.
El operativo permitió desbaratar el brazo armado del grupo, atendiendo a la importante cantidad de armas, herramientas y dispositivos incautados en el poder de los abatidos y también casi una decena de detenidos.
Al igual que Rotela, alias “Macho” tiene sus orígenes en los 2000, cuando fue detenido por el crimen del estanciero japonés, Hiroyuki Arai, en la localidad de Tavapy, departamento de Caazapá. Él mismo confesó dónde había enterrado al ciudadano oriental. Por ese hecho fue condenado a 25 años de cárcel. Su permanencia en la Penitenciaría de Ciudad del Este fue de 6 años, hasta que logró fugarse el 19 de mayo de 2011, cuando burló la seguridad que lo trasladaba hasta un sanatorio para una supuesta revisión privada.
Cuatro años después fue recapturado en la zona de Salto de Guairá, departamento de Canindeyú, pero recluido en la Penitenciaría de San Pedro, donde estuvo apenas unos meses hasta que obtuvo un “permiso especial” para ir a prisión domiciliaria.
El permiso especial era por apenas unos días, hasta que debía volver a prisión. Sin embargo, “Macho”, fiel a su estilo, decidió permanecer en la clandestinidad.
En los últimos meses, “Macho” fue involucrado en varios hechos delictivos, entre ellos, el sonado caso de una emboscada a agentes del Departamento de Investigación de Delitos de Canindeyú. Tras dicho suceso, Acosta Riveros apareció brindando unas declaraciones a Telefuturo, negando su participación. Sin embargo, por el actuar y la cantidad de armas utilizadas, todo apuntaba que se trataba de su estructura criminal que se instaló en la zona en base al sicariato y narcotráfico.
Actualmente “Macho” es el criminal más buscado del país. A pesar del Operativo IGNIS, las autoridades no pudieron confirmar su paradero, sin embargo, al quedar desbaratado su brazo armado, le podría dar una chance a que las fuerzas del orden lo capturen.
Fuente de esta noticia: https://www.hoy.com.py/especiales/macho-y-rotela-dos-clanes-caidos
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