(Ernie Mundell- HealthDay News) — Las primeras investigaciones en ratones podrían estar acercándose a las raíces de lo que provoca la enfermedad de Parkinson.
Una forma “patológica” de una proteína cerebral común, la alfa sinucleína, podría desempeñar un papel en la muerte de las células cerebrales ricas en dopamina, según un equipo de la Facultad de Medicina Johns Hopkins, en Baltimore.
Esta pérdida constante de células de dopamina es un sello distintivo del Parkinson, explicaron los investigadores.
“La enfermedad de Parkinson tiene un gran impacto en la calidad de vida de los pacientes, pero también de sus cuidadores y seres queridos. Esperamos que investigaciones como esta provean terapias mecanicistas basadas en moléculas que en realidad puedan ralentizar o detener la progresión de la enfermedad de Parkinson”, señaló en un comunicado de prensa de la Hopkins el autor principal del estudio, el Dr. Ted Dawson. Es profesor de neurología en Hopkins y director del Instituto de Ingeniería Celular de la universidad.
La dopamina es un mensajero químico crucial en el cerebro, pero a medida que avanza la enfermedad de Parkinson, se pierden más neuronas cargadas de dopamina a causa de la enfermedad. Esto da como resultado un empeoramiento constante de las habilidades motoras y la cognición.
Los pacientes de Parkinson suelen recibir medicamentos como la levo dopa para reemplazar la dopamina perdida, pero los beneficios desaparecen con el tiempo. La alfa sinucleína se ha relacionado durante mucho tiempo con la pérdida de células cerebrales ricas en dopamina, pero su papel exacto no está claro.
En el nuevo estudio, el equipo de Dawson utilizó métodos de alta tecnología para identificar otras proteínas cuyas interacciones con la alfa sinucleína podrían conducir a la muerte de las células cerebrales.
En el laboratorio y en ratones, detectaron 100 candidatos. La mayoría desempeñó un papel en los procesos que utilizan las células para producir nuevas proteínas.
Cuando una forma “mala” de alfa-sinucleína se une a otra proteína celular llamada complejo de esclerosis tuberosa 2 (TSC2 por sus siglas en inglés), esta combinación permite que una tercera proteína, llamada diana de rapamicina en mamíferos o mTOR, por sus siglas en inglés, se vuelva loca en las células.
mTOR aumenta la producción de proteínas dentro de las células, explicó el equipo de Hopkins, pero si la actividad de mTOR se vuelve excesiva, las células cerebrales pueden morir.
Todavía no está claro cómo sucede eso: tal vez las proteínas obstruyen el trabajo dentro de las células, o tal vez ciertas proteínas podrían volverse tóxicas si se producen en exceso. Sin embargo, administrar a ratones con una afección similar al Parkinson un fármaco dirigido a mTOR llamado rapamicina detuvo esta producción excesiva de proteínas celulares, encontraron los investigadores.
Tratados de esta manera, los ratones también comenzaron a perder los “movimientos lentos y vacilantes” que son tan característicos del Parkinson, dijo el grupo de Dawson.
La rapamicina ya se utiliza para combatir el cáncer o el rechazo de órganos que puede surgir después del trasplante. Sin embargo, tiene efectos secundarios graves.
Por lo tanto, el equipo de Dawson espera que algún día se pueda desarrollar un fármaco similar a la rapamicina que pueda mantener vivas las células cerebrales ricas en dopamina, con menos efectos secundarios sistémicos para los pacientes.
Los hallazgos se publicaron en una edición reciente de la revista Science Translational Medicine.
Más información
Obtenga más información sobre la enfermedad de Parkinson en la Fundación Michael J. Fox.
FUENTE: Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, 18 de diciembre de 2023
Fuente de esta noticia Infobae
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