Uno de cada diez habitantes de Kalachi ha sufrido narcolepsia, durmió varios días seguidos y tuvo alucinaciones. Expertos no consiguen hallar una explicación, aunque sospechan del uranio soviético.
No hay nadie ajeno al fenómeno. Todos en Kalachi, Kazajistán, reportan tener parientes o amigos a los que “el mal del sueño” ha atacado de una u otra forma. Y en ocasiones lo hace en forma grupal, como en septiembre de 2014, cuando ocho niños se quedaron dormidos en el primer día de clases.
Un documental de la cadena rusa RT relata otros casos inexplicables: 20 personas que “se desmayaron y durmieron durante varios días” y unos “60 aldeanos que se durmieron a la vez en 2013”.
Las investigaciones sobre estos misteriosos casos involucran ya a diversos científicos y médicos, especialistas en toxicología, expertos en el estudio de virus extraños y eruditos en radiaciones. Nada. Ningún resultado.
La preocupación crece entre los habitantes, que temen que tarde o temprano les llegue su turno y que no se puedan despertar. Además, las consecuencias del sueño prolongado o repentino ya se han hecho sentir: reportan “alucinaciones, pérdida de memoria, mareos y náuseas”, señala el medio ruso.
“Primero se sienten débiles, se quejan de reacciones lentas y, por fin, se adormecen. Cuando se despiertan, es como si hubieran vivido en otro planeta”, dice el doctor Kabdrashit Almagambetov, que trató el caso de Alexander Pavlyuchenvo en el hospital de Esil, la capital del distrito. El hombre sufrió narcolepsia y luego aseguraba haberse ido de pesca, cuando en realidad estaba en un cementerio.
Posibles razones
Se han realizado más de 20 mil análisis, se han estudiado las fuentes de agua, la composición del suelo y la vegetación presente en toda la zona. Cero resultados.
Pero la cercana mina de uranio de Krasnogorsk, cerrada en 1991, es la principal sospecha que tienen los médicos. La hipótesis sostiene que los vientos que soplan desde ese sector coinciden con el sueño profundo y repentino que afecta a la población.
Los viejos mineros descreen de esa postura: “La gente trabajó en las minas durante muchos años y nadie se quedaba dormido”, objetan. Aunque los análisis en diversos sectores del pueblo dan resultados “normales” de radiación, RT afirma que en zonas “abandonadas” de los alrededores de la excavación en desuso se registran valores alarmantes.
Sin embargo, nadie afirma que esta medición vaya a tener una incidencia directa sobre el fenómeno que afecta a los pobladores.
Los investigadores buscan un “agente tóxico” que explique el caso. El apuntado es el gas radón, proveniente de Krasnogorsk, donde el Departamento de Minería soviético empleaba a 6.500 personas en una comunidad cerrada que gozaba de una prosperidad inusual en medio de las penurias del final de la URSS. Más de 20 años después de su clausura, apenas quedan un centenar de habitantes.
El gas radón tiene agentes anestésicos, pero expertos señalan que no alcanzan para hacer que una persona duerma durante varios días seguidos.
Otros especialistas esgrimen la hipótesis “psicogénica”, es decir, de origen psicológico. Como los pacientes mejoran con un tratamiento general, suponen que es un caso con peso decisivo de los síntomas psicosomáticos que sufren varias personas al encontrarse con otras que están sufriendo alguna enfermedad. Pero el misterio, por ahora, parece muy lejos de ser resuelto.
Infobae
Foto: RT
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