El Tribunal Supremo Electoral (TSE) se prepara para realizar una actualización de la plataforma biométrica y prácticamente descartó la realización de un nuevo padrón electoral porque no está en la agenda de la Sala Plena tocar el tema, a pesar de los pedidos de elaborar una nueva base de datos de votantes habilitados, para dar certeza de transparencia a las próximas elecciones de 2025. A lo sumo, prevé que, además de modernizar el sistema de registro, se pida una auditoría integral al padrón.
El principal argumento para descartar esta tarea es que se necesiten unos 70 millones de dólares para construir un nuevo padrón, dinero que el TSE no tiene, además de que tendría que aprobarse una ley en la Asamblea Legislativa, sobre la base de un acuerdo político que no existe.
No obstante, desde la oposición sospechan de una “confabulación” entre el Órgano Ejecutivo y el “ente colegiado”, para poner trabas a un nuevo padrón, lo que atrae más dudas sobre la transparencia de las elecciones venideras. Además, señalan que no se necesita ni la mitad de esa cantidad de recursos que desde el TSE señalan como presupuesto.
El vicepresidente del ente electoral, vocal Francisco Vargas, afirmó a EL DEBER que más que la elaboración de un nuevo padrón de electores, la entidad ve más factible realizar dos tareas para que la población tenga certeza de que el padrón es transparente y confiable. La primera es la actualización de la plataforma biométrica y una auditoría integral realizada por una entidad internacional e independiente. Están en busca de esa organización, después de que la Unión Europea (UE) descartó respaldar esta iniciativa.
“El Tribunal Supremo Electoral no ha considerado como Sala Plena hacer un nuevo padrón. Lo que sí tiene previsto es la actualización de la plataforma biométrica que tiene que ver con actualizar el software y el hardware que es el corazón del padrón”, afirmó.
La actualización de la plataforma biométrica es una recomendación de la Organización de Estados Americanos (OEA) tras la auditoría integral al padrón electoral que realizó hace seis años, es decir, en 2017.
Es así que esta tarea ya debía ser ejecutada, o estar en proceso, no obstante, a principios de junio la sala plena anuló el proceso de contratación de la empresa HDA Inversiones e Ingeniería S.A., que debía realizar esa actualización por un monto de Bs 29,9 millones. Se presentaron varias observaciones contra esa firma, la principal fue que la ligaron a la compañía NEC, una firma argentina de capitales asiáticos, que en 2019 dio soporte al TSE. Ese año, la OEA no validó los comicios.
Vargas dijo que se espera actualizar la plataforma biométrica en los próximos meses de 2024. “Lastimosamente este año no se ha podido lograr la licitación, eso es algo que se tiene pendiente de poder realizar”, se lamentó.
En relación a una posible auditoría, después de que la UE rechazó realizar este examen al padrón boliviano, el TSE giró su mirada hacia la Unión Interamericana de Organismos Electorales (Uniore), entidad que aglutina a todos los entes electorales de América Latina y el Caribe.
La idea del TSE es que esta entidad internacional especializada se pueda hacer cargo de las dos tareas: “acompañar el proceso de actualización de la plataforma biométrica y si fuera posible, también una auditoría al padrón electoral biométrico”.
“Urge un nuevo padrón”
El diputado opositor de Comunidad Ciudadana (CC), Marcelo Pedrazas, señaló que urge la necesidad de que se elabore un nuevo padrón electoral para anular el fantasma de la duda que ronda desde las elecciones de 2019, cuando se denunció que el MAS manipuló el sistema, proceso que después de denuncias y convulsión, fue declarado nulo por el propio Evo Morales, que era presidente. Eso sucedió el mismo día que anunció su renuncia: 10 de noviembre de 2019.
“Es urgente la construcción de un nuevo padrón electoral”, dijo a EL DEBER el legislador y puso en duda la versión del TSE sobre que se requieren 70 millones de dólares para construir un registro nuevo. “Es un escenario muy sospechoso”, señaló el diputado.
“Parece una confabulación entre el Órgano Electoral y el Ejecutivo de ponerle trabas a la construcción de ese padrón con montos que no son reales. Sabemos, por fuentes fidedignas y empresas que están vinculadas a este trabajo, que un nuevo padrón no costaría más de 20 o 30 millones de dólares”, aseguró.
Para el Comité Nacional de Defensa de la Democracia (Conade), más allá de un nuevo padrón electoral, que es solo “una base de datos” lo que se debe garantizar es que en el acto electoral funcione una Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP) y un control electoral en mesa para evitar una manipulación dolosa de los votos.
“El padrón no hace fraude, el padrón sólo es una base de datos. El problema es que para evitar que haya fraude tiene que haber esa transmisión rápida de datos”, dijo a EL DEBER el representante de Conade, Manuel Morales.
El activista puso en duda la transparencia de los resultados electorales de 2020 que le dieron a Luis Arce la victoria con el 55% de los votos. “Como no hubo la difusión de resultados preliminares nos han dejado sin herramienta de contrastación. Por eso presumimos que también hubo un fraude”, señaló Morales.
Fuente de esta noticia Diario El Deber Bolivia.
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