Tras recibir, con suntuosos altares, la llegada de las almas de sus seres queridos y compartir alimentos, bebidas y oraciones, la población se prepara para despedir a los “visitantes”. Para eso, se apostan en los cementerios o sitios como plazas, canchas y espacios libres.
De acuerdo con los dolientes, la tradición es mucho mayor durante los tres primeros años de la partida del difunto.
«Es primer año de mi papá. Por eso hemos preparado bastante, porque además, familiares, vecinos y amigos van a venir a hacer una oración para acompañarnos (…) No hemos decidido aún dónde vamos a despachar, pero iremos a algún lugar», señaló la señora Martha a tiempo de relatar que prepararon masas con dos quintales de harina.
De similar forma, la familia Flores también preparó un gran altar para Hernán.
«Es tercer año, hay que despachar bien (…) Después se pone también mesa pero ya no es mucho, poco nomás», sostuvo un familiar del difunto.
Como ellos, este 2 de noviembre, cientos de personas, después de recoger las mesas, se trasladan a un espacio a campo abierto donde arman nuevamente el altar y comparten con familiares, amigos y resiris (personas que oran por el o los difuntos a cambio de alimentos) todo lo preparado.
«No hay que hacer sobrar nada, todo se tiene que invitar», apuntó Martha.
Entre los sitios más concurridos en la urbe paceña está el sector de la cancha Chamaco Chico, avenida Segundo Bascones y alrededores del Cementerio General.
Fuente de esta noticia Diario Bolivia El Diario