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Dom. Nov 24th, 2024
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El trabajo de los especialistas designados por la querella afirma que hubo un atacante detrás del fiscal y que en el baño detectaron manchas lavadas.
 
 frente a la bañera, el torso erguido y la rodilla derecha apoyada en el piso. Así murió Alberto Nisman, según el informe elaborado por los peritos contratados por la familia del fiscal. Para llegar a esa conclusión tuvieron en cuenta que no tenía marcas de golpes en la espalda, en la cabeza ni en sus miembros. Y que la sangre que cayó sobre el lavatorio, a su derecha, vino de una altura baja, por lo que la cabeza estaba cerca. Para ellos, entonces, estaba arrodillado: no hay otra razón posible.
 
Junto a Nisman, en el baño, los peritos de la querella ubican a un posible “atacante”, parado atrás. “La víctima tenía una talla de 1,82 m, muy probablemente se encontraba en un plano inferior con respecto al atacante ubicado detrás y a la derecha”, dice el informe. Advierte, además, que parte de la mano derecha de Nisman, con la que se habría disparado, estaba limpia y que el único motivo para eso es que hubiera habido algo tapándola, como “un objeto o una mano”.
 
Los peritos de la querella no trabajaron sobre el cuerpo, sino sobre fotos y videos. También, con visitas al departamento de Puerto Madero. Allí dicen haber descubierto, el 13 de febrero, manchas “lavadas” en la canilla y la bacha. El documento, de 93 hojas, lleva las firmas de los especialistas Daniel Salcedo, Osvaldo Raffo y Julio Ravioli. Parte de sus conclusiones habían sido adelantadas por la ex mujer de Nisman, Sandra Arroyo Salgado, la semana pasada. Pero los datos de cómo murió fueron mantenidos en reserva.
 
Este estudio tiene profundas diferencias con la autopsia oficial realizada por el Cuerpo Médico Forense, que depende de la Corte Suprema, pocas horas después de hallado el cuerpo. Para resolver el conflicto, la fiscal Viviana Fein planea convocar a una junta médica con los autores de ambos peritajes y otros especialistas del país y del extranjero.
 
Pero antes, Fein recibirá a Raffo, Ravioli y Salcedo, a quienes convocó para que ratificaran lo que sostuvieron en el informe.
 
Una de las diferencias con la autopsia es que ellos consideraron probado que hubo “agonía” y que el corazón “siguió latiendo después del disparo”, afirmaron. Por eso, la enorme mancha de sangre en el piso.
 
En cuanto a la sangre del lavatorio, sostuvieron que salió del orificio de entrada de la bala, hacia atrás, “como una suerte de reflujo por efecto de la presión intercraneal”. De acuerdo con la querella, esa sangre debió haber manchado necesariamente el arma, la mano y el antebrazo de quien empuñaba la pistola. También, una toalla que colgaba debajo del lavatorio. Pero esa toalla estaba limpia. Entre medio, “algo o alguien se interpuso”, afirmaron los peritos de Arroyo.
 
Cuando la noche del domingo 18 de enero la madre de Nisman y uno de los custodios lo encontraron muerto, él estaba acostado en el piso, paralelo a la bañera, con los pies del lado del lavatorio y la cabeza contra la puerta, algo torcida. Lo rodeaba una enorme mancha de sangre y debajo de su hombro izquierdo estaba la pistola Bersa calibre 22, arma “históricamente utilizada por sicarios”, sostuvieron los peritos en un pasaje menos técnico de su informe.
 
No se explica cómo llegó la pistola allí, advirtieron. Ellos consideraron que el cuerpo fue movido porque “para quedar en esa posición final debió haber girado asistidamente”.
 
En algunos pasajes, los especialistas fueron totalmente asertivos y en otros, algo menos. “Tal posición final resulta poco probable dentro de lo posible que se provoque sin la participación de un tercero en el lugar del hecho”, afirmaron.
 
Una prueba central de esta intervención de un tercero es, para los peritos, la mancha de sangre que tenía Nisman en su mano izquierda (el disparo habría sido con la derecha). “Como si algo o alguien manchado de sangre hubiese tomado la misma después del hecho”, dijeron. Afirmaron que no podría haber ocurrido esa “transferencia” desde su propia mano derecha dada la posición en la que se encontraba y por la cantidad de sangre que tenía en esa mano.
 
Otro elemento que ratifica, según ellos, el movimiento luego de la muerte es una mancha “absorbida por capilaridad” en la remera que Nisman llevaba puesta. Lo que acreditaría que lo movieron es que debajo de la remera no había sangre.
 
Los peritos de la familia no tienen ninguna duda de que Nisman estaba mirando hacia la bañera, y no al espejo, al momento del disparo. Explican que por eso proyectó sangre a su derecha, a la mesada del lavatorio que está debajo del espejo. Esa mancha que no era “continua” demostraría que el disparo se hizo de cerca, desde no muy alto y en ese sentido.
 
También están convencidos de que no tenía las dos rodillas apoyadas, sino que la izquierda estaba separada del piso porque en la cara interna, cerca de la pantorrilla, tenía una mancha de sangre que cayó en sentido rodilla-tobillo. No hubiera habido ángulo para que la sangre cayera así estando en otra posición, explica el informe.
 
Por todo esto, los peritos dijeron que “es poco probable dentro de lo posible que [Nisman] haya estado de pie o con ambas rodillas apoyadas o en cuclillas” dado que no hubiera habido “plano” para ese goteado. Los especialistas llaman la posición de Nisman como “rodilla a tierra”.
 
Los peritos recordaron además en su informe el peritaje oficial más favorable a la hipótesis de que no fue un suicidio: el barrido electrónico, que no encontró restos de explosivos en la mano de Nisman. En este punto no disintieron de la documentación que está en el expediente. Recordaron que no fue hallada ni una sola partícula de plomo, bario ni antimonio, y sostuvieron que eso “aleja la posibilidad de que alguna de las manos” de Nisman haya estado “cerca del arma” cuando se produjo el disparo.
 
El informe termina con tres páginas dedicadas a las “conclusiones”. Doce de las trece habían sido dadas a conocer por Arroyo en su conferencia. Entre ellas, la que discrepa del día de muerte establecido en la autopsia y la que dice que no hubo espasmo en la mano derecha. No leyó la número doce, un párrafo que resume que “al momento de recibir el disparo la víctima debió haber estado en posición rodilla a tierra” y que así lo probarían las manchas del baño y la falta de golpes en el cuerpo.
 
El trece dice que “el análisis del lugar del hecho, así como de las evidencias físicas del escenario de esta muerte violenta, descarta la posibilidad que el hecho sea accidental” y que “se descarta la probabilidad de la hipótesis en modalidad suicida”.
 
El día de la conferencia de Arroyo, una fuente cercana a uno de los peritos le envió a la nacion otra versión, que fue la publicada, de las conclusiones donde el punto final decía en cambio que el suicidio se consideraba “poco probable dentro de lo posible”. Ante la contradicción con lo que había leído Arroyo, la nacion consultó ese día a un colaborador de la jueza que dijo que “por una cuestión de práctica pericial los peritos no pueden decir que fue un homicidio”. La versión que recibió la nacion llevaba firmas similares de los tres peritos e idénticos sellos que la presentada en el causa. Este diario llamó a Raffo y Salcedo para consultarles si ésta era una versión que finalmente modificaron o un texto adulterado, pero los peritos hicieron saber que no harían declaraciones sobre el documento.
 
Hoy, los tres expertos de la querellea declararán ante Fein para ratificar el informe presentado. El plan de la fiscal es llamar después, cuanto antes, a la junta médica que revise en conjunto todos los peritajes presentados en la causa.
 
LAS EVIDENCIAS RECOGIDAS
 
La posición del cuerpo
 
Estaba en un plano inferior con respecto al atacante, que estaba ubicado detrás y a la derecha de la víctima
 
Las manchas
 
La sangre que cayó sobre el lavatorio vino de una altura baja. Según la querella, esto es consecuencia de que la cabeza de Nisman estaba cerca
 
CONCLUSIONES QUE APUNTAN A UN ASESINATO
 
Barrido
 
“No fueron halladas ni una sola partícula característica de plomo, bario y antinomio (fusionada), lo que aleja la posibilidad de que alguna de las manos de la víctima haya estado cerca del arma al momento de efectuarse el disparo”
 
La mano
 
Hay dedos que no tienen manchas de sangre y deberían haberla tenido, “a menos que hubiese algún elemento que haya actuado como telón de interposición”
 
Un objeto, una persona
 
Esa interposición sería el motivo también de que no haya habido manchas de sangre en la toalla que colgaba del lavatorio. Algo o alguien se interpuso
 
Movido por un tercero
 
Para que el cuerpo quedara en la posición en la que fue encontrado, debió haber girado asistidamente. En este punto repite la fórmula de que “resulta poco probable dentro de lo posible” que se haya producido sin la participación de un tercero
 
Hacia la bañera
 
La ubicación de las manchas en la alfombra del piso indican que Nisman no miraba en dirección al espejo, sino hacia la bañera
 
El atacante
 
Muy probablemente, de acuerdo con las evidencias recogidas, quien disparó el arma estaba en un plano superior, “detrás y a la derecha de la víctima”
 
Rodilla al piso
 
Según el estudio de la querella, Nisman tenía la rodilla derecha en el piso al recibir el disparo; el peritaje oficial no llega a esa conclusión
 
De cara a la bañera
 
Indica también que el fiscal miraba hacia la bañera y no en dirección al espejo del baño cuando se produjo el disparo que lo mató
 
Huellas de sangre
 
Los peritos llegaron a estas conclusiones por las manchas de sangre en el lavabo producido por el disparo, y por la ausencia de golpes en su cuerpo.
 
La Razón

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