Envueltos en una gran expectativa sobre un eventual ballotage el próximo 19 de noviembre, este domingo 22 de octubre se celebran elecciones presidenciales y se vota gobernador para la Ciudad y Provincia de Buenos Aires. Dado que Argentina es un país federal, las reglas electorales varían a nivel nacional y local y entre los diferentes distritos, por lo que las condiciones para que se defina la sucesión de los actuales mandatarios y se celebre una segunda vuelta son diferentes según el caso.
A nivel nacional, para que algunos de los cinco espacios gane la presidencia este domingo es necesario que la fórmula que salga primero obtenga un mínimo de 45% de votos. Superando esta barrera, el candidato más votado se convierte automáticamente en el nuevo jefe de Estado y asumirá el 10 de diciembre sin necesidad de competir en una segunda vuelta. Esto es lo que sucedió en los comicios de 2019 cuando Alberto Fernández logró imponerse con el 48% de los votos frente a Mauricio Macri.
Existe otra forma de consagrarse como sucesor de Alberto Fernández en primera vuelta. Se trata del escenario en el que el candidato con mayor volumen de votos supere el 40% y mantenga una diferencia no inferior al 10% de los sufragios con el segundo en competencia. Caso contrario, los dos candidatos más votados deberán volver a enfrentarse en un ballotage en el que el que obtenga mayor porcentaje de sufragios positivos accederá a la Casa Rosada el próximo 10 de diciembre. Esta situación se dio en 2015 cuando Mauricio Macri venció en segunda vuelta a Daniel Scioli.
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires también hay segunda vuelta, pero, en este caso, las condiciones para lograr una victoria en primera vuelta son más estrictas, motivo por el que se ha llegado a una segunda instancia en casi todos los comicios. Para convertirse en jefe de Gobierno sin necesidad de recurrir a un ballotage, el candidato más votado debe obtener más del 50% de los votos válidos, es decir, excluyendo los en blanco o nulos. En cualquier otra circunstancia, los dos candidatos más elegidos deberán volver a competir en una segunda vuelta.
A diferencia de Nación y Ciudad, en la provincia de Buenos Aires, el código electoral no contempla la posibilidad de que se celebre un ballotage. Independientemente del porcentaje que obtenga en los comicios generales o de la diferencia con el segundo competidor, el candidato más votado quedará automáticamente electo como nuevo gobernador.
ACM con información de agencias.
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