El crecimiento de las exportaciones de soya boliviana y sus derivados a la CAN cayó de 28% en 2013 a 0,1% en 2014 como efecto del acuerdo 59 que suscribió el bloque con el Mercosur, el cual anula progresivamente las barreras arancelarias para el grano.
El Acuerdo de Complementación Económica 59 (ACE-59) fue suscrito en 2004 por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, miembros del Mercado Común del Sur (Mercosur), y Colombia y Ecuador, integrantes de la Comunidad Andina (CAN). Ni Bolivia ni Perú firmaron el convenio y Caracas se retiró del bloque en 2006 en protesta por los Tratados de Libre Comercio (TLC) que luego firmaron Bogotá y Lima con Estados Unidos (EEUU).
El ACE-59 elimina gradualmente los aranceles en ambos bloques para productos originarios y procedentes de los territorios de las partes signatarias. En el caso de la soya, el plazo para suprimir ese tributo es 2018. Hasta 2014, Colombia redujo los aranceles para el grano argentino y brasileño en 83% y Ecuador en 70%, porcentaje que también beneficia a la oleaginosa de Uruguay y Paraguay.
El crecimiento de las exportaciones nacionales de soya disminuyó de 28% en 2013 a 0,1% el año pasado, según el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), organismo que considera que, además del ACE-59, la vigencia de los TLC que EEUU suscribió con Colombia y Perú también influyó en la desaceleración de las ventas externas de soya boliviana.
Comercio. Así, desde 2005, la soya de Bolivia compite en el mercado andino en un escenario comercial con cada vez menos barreras arancelarias para EEUU, Brasil y Argentina, el primer, segundo y tercer productor mundial, respectivamente, de la oleaginosa y que representan poco más del 82% de la producción global del grano en 2014, en el que la participación de Bolivia no llega ni al 1%, según datos del Departamento de Agricultura estadounidense.
La Razón no pudo obtener información sobre este tema en el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, el cual se encuentra en proceso de reestructuración.
El mercado andino es el principal destino de la soya y sus derivados de Bolivia, ya que absorbe el 93% de las exportaciones nacionales del grano (en total de 2 millones de toneladas). Es más, las oleaginosas representan el 70% de las ventas totales del país a ese bloque regional ($us 1.404 millones, de acuerdo con datos a 2014).
El gerente general del IBCE, Gary Rodríguez, dijo que la reducción de una mayor demanda por el grano es el primer efecto visible de la liberación del comercio entre la CAN y el Mercosur. “Si nuestra oferta no es competitiva, esa tasa de crecimiento puede bajar más todavía o volverse negativa”.
El presidente de la Cámara de Exportadores de Santa Cruz, Wilfredo Rojo, confirmó que la mayor demanda por la soya se vio mermada porque EEUU ingresó a Colombia y en menor medida a Perú. Los efectos del ACE-59, previno, se sentirán más a futuro.
El titular de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo, Demetrio Pérez, coincidió en que habrá mayores consecuencias para el sector en los próximos años, ya que los países que compiten con Bolivia pueden abastecer fácilmente al mercado de la CAN, porque tienen mayor producción, lo que puede reducir la demanda por el grano boliviano
Negocios. Rodríguez consideró que mientras los precios de la soya en el mercado externo estén altos, el producto boliviano todavía será competitivo, pero que el problema se presentará cuando el costo de ese alimento descienda.
Actualmente, el precio de la oleaginosa está entre $us 435 y 440 la tonelada métrica, valor que bajó en los últimos años por efecto de una buena campaña de producción, pues en 2012 y 2013 estaba entre $us 530 y 540, recordó Rojo.
Hoy, los exportadores bolivianos de soya no solo deben lidiar con el “acceso libre e ilimitado” que tienen Brasil, Argentina, EEUU e incluso Paraguay a la CAN, según Rodríguez, sino que deben asumir costos adicionales en transporte y logística por la condición mediterránea del país.
En el criterio de Rodríguez estos factores llevan a reflexionar sobre “la competitividad y la mejora de la productividad”, un “gran capítulo pendiente” en el desarrollo de Bolivia. “Por eso es que se insiste tanto en el uso de la biotecnología, para reducir los costos de producción”. A este contexto se suman las restricciones a la exportación de alimentos en el país, que muchas veces, manifestó, no permiten la llegada oportuna de los productos al exterior.
Precisamente por ello, agregó Rojo, los mercados se van perdiendo. “Aquellos que compran soya lo hacen pensando en un abastecimiento permanente, si seguimos con la restricción y no podemos ofrecer contratos a largo plazo, ellos se irán a otros mercados, que incluso ofrecen mejor precio que el nuestro”, expresó.
El ACE-59 “está restando mercado a la soya boliviana porque Brasil y Argentina, principalmente, son países capaces de producir más que Bolivia y no tienen las restricciones en logística y transporte”, ratificó Juan Pablo Saucedo, de la Gerencia Técnica del IBCE. Los soyeros anunciaron que llevarán estas preocupaciones a la próxima cumbre Sembrando Bolivia.
Evolución de la firma del ace-59
Acuerdo
El 16 de abril de 1998, los países de la CAN y el Mercosur firmaron el Acuerdo Marco para crear una zona de libre comercio entre ambos bloques.
Rúbrica
Producto de negociaciones ulteriores realizadas el 18 de octubre de 2004 se firmó el ACE-59, que tiene el objetivo de expandir y diversificar el intercambio comercial entre ambos bloques, además de eliminar las restricciones arancelarias y no arancelarias.
Opiniones
Demetrio Pérez
‘El agricultor no solo necesita producir más’
“Va a haber una afectación en el futuro, porque no es lo mismo que el productor genere hoy 1.000 toneladas de soya cuando el mercado le exige más. Brasil y Argentina, sin ir más lejos, son países que tienen una oferta mucho mayor a la de Bolivia y pueden abastecer el requerimiento de los mercados. Además, el agricultor no solo necesita producir más soya, sino también mejorar su calidad y para eso debe invertir”.
Gary Rodríguez
‘Se complica el hacer una oferta competitiva’
“A un país como Bolivia, enclaustrado geográficamente en el centro del subcontinente, se le hace cada vez más complicado el poder ofrecer una propuesta competitiva de estos productos, siendo que debe asumir sobrecostos de transporte y logística que los otros países no tienen porque cuentan con litoral y puertos propios. Incluso, Paraguay, que es un país mediterráneo, tiene la hidrovía Paraguay-Paraná”.
La Razón
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