Un 20 de septiembre de 1926, un “terrorífico” tornado abatió la ciudad de Encarnación, capital del departamento de Itapúa, llevándose unas 300 víctimas mortales y la destrucción total de gran parte de “La perla del sur”.
Luego de la larga noche, llegó el amanecer pero sin alivio alguno. Aún entre lluvias y relámpagos se comenzaron a escuchar los lamentos y pedidos de auxilio de las personas que quedaron a la intemperie o, incluso, atrapadas entre los escombros de las viviendas y comercios.
Ciudad en ruinas
Toda la ciudad baja de Encarnación, como se la conocía a la zona, quedó en ruinas; sólo seis viviendas permanecieron en pie, pero con severos daños.
El ferrocarril marcó un tiempo récord, llegando a Encarnación en 7 horas desde Asunción, llevando médicos, medicamentos, víveres y otros insumos, mientras las autoridades locales y la población en general asistían a las víctimas de la tragedia.
Días después, los hallazgos seguían siendo macabros y espeluznantes, tanto que Encarnación fue denominada como “la ciudad del Apocalipsis”.
Cuerpos inertes entre los escombros, familias enteras desaparecidas y hasta cuerpos decapitados en la copa de los árboles era el panorama que se vivía hace 97 años.
Luego de la tragedia, también se conocieron historias de milagros, de personas que se salvaron o salvaron a su familia. Una mujer relataba que gracias a que permaneció debajo del marco de una puerta ancha y de madera maciza se salvaron ella, su hijo y su niñera, mientras que una chapa cayó sobre la cuna de otro de sus hijos, lo que no permitió que los escombros cayeran directamente sobre él y también sobrevivió.