Alfonso Guerra y Felipe González comparecieron este miércoles juntos públicamente 30 años después de la última vez.
Felipe González y Alfonso Guerra volvieron a protagonizar este miércoles un acto juntos 30 años después, aunque no fue la primera vez que el expresidente del Gobierno y el exvicepresidente habían coincidido en un evento ni se había reunido, como quisieron recalcar en el Ateneo de Madrid en medio de una “gran expectación”.
Este reencuentro contó con la presencia de destacados miembros del PSOE de ahora, como el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, y el expresidente de Aragón, Javier Lambán, y el de antes, como el recién expulsado del partido, Nicolás Redondo, o el expresidente extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra, el expresidente asturiano Javier Fernández y los exministros José Barrionuevo, José Luis Corcuera y Virgilio Zapatero.
Entre estos asistentes no hubo ningún miembro de la cúpula del partido liderado por Pedro Sánchez y a la mayoría de ellos les une, precisamente, sus críticas a las decisiones tomadas por el secretario general del PSOE en los últimos años, como el acuerdo de coalición con Podemos, los pactos con ERC y EH Bildu, o los indultos a los presos del procés. También, y cómo no, contra una idea que ha centrado el debate político en el últimos mes: la amnistía.
Y lo cierto es que, el evento, que en un principio versaba sobre la presentación del libro de Guerra de memorias La rosa y las espinas, se convirtió en un aquelarre de la conocida vieja guardia del PSOE contra esta medida que Sánchez no descarta toda vez que evita valorar porque todavía no es su “tiempo”.
Una hora antes de este acto y a 5.768,21 km, el presidente del Gobierno en funciones echó balones fuera al ser preguntado específicamente sobre si las declaraciones realizadas por el presidente de ERC, Oriol Junqueras, en relación a un supuesto acuerdo en torno a una ley de amnistía eran ciertas o no. “Ustedes ya me conocen. Las conversaciones pueden ser discretas pero los acuerdos son transparentes. Estamos esperando a que Feijóo presente su investidura. Después hablaré”, señaló el líder del PSOE desde Nueva York.
Desde que el asunto de la posible amnistía a los encausados por el procés catalán se puso encima de la mesa, tras el 23 de julio, cuando la cita con las urnas dibujó una aritmética parlamentaria compleja para el PSOE y casi imposible para el PP, en Ferraz no se han atrevido a pronunciar esta palabra. De hecho, se ha decretado un “cerrojazo informativo”, como aseguran fuentes del equipo negociador socialista.
Según explicó este miércoles el propio Sánchez, a partir de que el rey le designe como candidato a la investidura, hablará “con total transparencia sobre las líneas maestras de la propuesta socialista, pero les avanzo que será en coherencia con lo que hemos hecho”. Si bien, en el marco de esta discreción, distintas voces socialistas, desde el propio Sánchez, sí se han mojado sobre la vía unilateral que plantean “por desgracia” Junts y ERC para lograr la independencia.
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, junto a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en la reunión de la Comisión Ejecutiva Federal. (Eva Ercolanese/PSOE)
La amnistía es, sin duda, el elefante en la habitación para Ferraz, pero una vez se constate el previsible fracaso de la investidura de Albero Núñez Feijóo la próxima semana, Pedro Sánchez se verá abocado a pronunciarse abiertamente sobre esta exigencia de los independentistas en el marco de las negociaciones formales para su eventual investidura.
Mientras tanto, estas voces críticas concentradas en Madrid este miércoles amenazan con no dar tregua a la dirección socialista, manteniendo la presión junto a la derecha. En este sentido, fuentes de Ferraz respaldan las palabras de Sánchez a los periodistas en el marco del inicio del nuevo periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU. Según recoge EFE, el jefe del Ejecutivo en funciones de mostró convencido de que las declaraciones de Felipe González o Alfonso Guerra “no hacen mella” ni en el electorado progresista ni en la militancia.
Asimismo, pese a las discrepancias, reiteró su respeto hacia la figura de González, “la causa” de su afiliación al PSOE en 1993, “cuando todo el mundo pensaba que iba a perder las elecciones”, tal como explicó en una entrevista durante la campaña de las generales. De hecho, en el cuartel general de los socialistas comparan las actuales críticas al Gobierno de Sánchez con las que un día recibieron el propio Felipe González y el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero por intentar “transformar” el país.