El líder principal del Tren de Aragua, alias el ‘Niño Guerrero’, estaría en Perú después de fugar por un túnel de la cárcel de Tocorón (Venezuela) y librar la mayor operación activada hasta el momento por el régimen de Nicolás Maduro, según un despacho difundido este miércoles por Latina TV.
La detección de corredores clandestinos durante la redada, en la que participaron 11.000 agentes, fue confirmada previamente por Remigio Ceballos, integrante de la cúpula de la dictadura venezolana. “Detectamos unos túneles. Hemos impedido una fuga masiva y hemos controlado todos los privados de libertad y también hemos capturado a algunas personas con armamento”, dijo el ministro de Interior y Justicia.
Periodistas citados por Latina TV indicaron que los policías que entraron al centro penitenciario hallaron túneles por donde los criminales entran y salen de prisión. Se desconoce el paradero del ‘Niño Guerrero’, por lo que podría estar en Colombia, Perú o Venezuela. Lo mismo ocurre con otros líderes de la organización criminal ‘El Tren de Aragua’.
Héctor Rusthenford, apodado ‘Niño Guerrero’, es un delincuente y uno de los líderes del Tren de Aragua. Él purga una condena de más de 17 años por delitos que incluyen homicidio y tráfico de drogas en esta prisión donde se formó la megabanda trasnacional extendida por Chile, Perú, Bolivia y Colombia.
Nació en Maracay, Aragua, ubicado a 100 kilómetros de Caracas, en el país de Venezuela, el 2 de diciembre de 1983.
Con solo 17 años, ‘Niño Guerrero’ ya era señalado como micro comercializador de drogas y denunciado por agredir a policías.
El 3 de setiembre de 2005, este sujeto asesinó a un policía de Aragua. Así lo determinó el Tribunal Supremo de Justicia. Para entonces, ya era conocido por cometer crímenes como extorsión y secuestro.
No es la primera vez que ‘Niño Guerrero’ huye de una prisión. En 2012, escapó del centro penitenciario Tocorón, donde cumplía una condena por haber cometido homicidio.
Un año después lo atraparon en el estado de Lara, donde venía cometiendo robos en casas. A pesar de que estaba preso desde entonces, en 2015 lo vieron en una fiesta realizada en el barrio de Maracay, que se encuentra controlado por el Tren de Aragua.
La periodista e investigadora venezolana Ronna Rísquez, autora del libro El Tren de Aragua. La banda que revolucionó el crimen organizado en América Latina (Planeta), ha contado que las casi 5.000 personas que están recluidas en este establecimiento lo llaman la ‘Casa Grande’.
Ronna Rísquez es una periodista e investigadora venezolana que se adentró a Tocorón, prisión que es considerada el centro de operaciones del Tren de Aragua. (AFP stringer/AFP)
Rísquez se adentró en Tocorón, ubicada en el estado de Aragua, y comprobó que la “leyenda urbana” era cierta porque allí hay discoteca, piscina, parque infantil, casino, restaurantes con terrazas, bares y expendios de licores, así como cajeros automáticos e incluso un zoológico en el que se pasean jaguares, pumas y otros animales exóticos que llegan a este lugar gracias al dinero de actividades criminales.
Latina TV, que cita fuentes en Venezuela, refirió que Colombia sería otro eventual paradero del ‘Niño Guerrero’. Después de la operación, la dictadura anunció que el centro penitenciario “será desalojado por completo” debido a un “proceso de reestructuración”, del que no ofreció mayores detalles; y añadió que activó operativos de búsqueda para capturar a un número indeterminado de “delincuentes fugitivos”.
La última intervención armada dentro una cárcel del país se produjo en 2016, cuando el régimen “pacificó” la Penitenciaría General, un proceso que duró varios días y que se saldó, según organizaciones no gubernamentales, con, al menos, una docena de muertos.
El Tren de Aragua nació con el chantaje a internos como primer negocio y luego diseñó una estructura jerárquica alrededor de los líderes en el centro penitenciario, que replicó en el exterior. La crisis migratoria fue la herramienta utilizada por la organización para extenderse por Sudamérica, donde creó redes y se apropió de pasos fronterizos no habilitados a través de la coacción, el chantaje y de la corrupción.