Guadalupe Nettel: Los humanos hemos perdido estrategias de supervivencia ancestrales

Jose Oliva

Barcelona, 19 sep (EFE).- La escritora mexicana Guadalupe Nettel, que acaba de publicar el libro de cuentos “Los divagantes”, cree que los humanos “hemos perdido estrategias de supervivencia ancestrales que antes teníamos y ahora, por nuestros comportamientos, actuamos como mamíferos en cautiverio”.

La autora “El huésped” y “El cuerpo en que nací” piensa que “los seres humanos éramos más errantes antes que sedentarios y eso está en el ADN de la humanidad, si bien se ha ido perdiendo con la evolución humana”.

Nettel ha señalado que empezó a darse cuenta de que tenía un nuevo libro de cuentos poco después del confinamiento y, de hecho, “varios de los ocho relatos del libro tienen que ver con esa rabia y esa incertidumbre pero también con esa pérdida de brújula y rumbo en este momento, en el que no sabemos hacia dónde va el mundo”.

Y añade: “Creíamos en el sistema, en el progreso, que nos daban una orientación, y siento que ahora todo el mundo no tiene ni idea de hacia dónde va”.

De hecho, el propio confinamiento está explícito en dos relatos de “Los divagantes” (Anagrama): “Jugar con fuego”, en el que la familia va a al bosque y la misma naturaleza se incendia, y otro distópico en el que el encierro demuestra que se puede controlar mejor a la población si todos están en su casa.

El título del texto está vinculado a uno de los cuentos en los que la protagonista explica su encuentro con un albatros, un pájaro que nace en una determinada zona, emigra durante su vida y vuelve al lugar de nacimiento para emparejarse y morir.

La niña y su padre se topan con lo que llaman “albatros perdidos” o “albatros divagantes”, aves que, debido al sobreesfuerzo por la falta de viento, enloquecen, se desorientan y acaban llegando a lugares muy alejados de su hábitat natural.

En “Los divagantes”, Nettel introduce algún acontecimientos inesperado que quiebra las rutinas de las vidas de los personajes.

Como ejemplos, la chica que un día conoce en un hospital a un tío moribundo proscrito durante años en su familia por algo que nadie quiere decir; el actor frustrado que inicia, sin darse cuenta, una vida distinta en la casa de un antiguo compañero de carrera a quien le han ido mejor las cosas; o la mujer que vive con sus hijos en un mundo agonizante en donde conviene más estar dormido que despierto.

Nettel, que fue finalista en 2020 del Premio Booker Internacional por su novela “La hija única”, recurre a los animales como “espejo de la humanidad”, porque a su juicio “los humanos somos animales pero en cautiverio”.

Revela la escritora mexicana que escribe los relatos de forma muy intuitiva, no planificada.

En el libro aflora “una gran nostalgia de libertad” y aunque se trata de una ficción, Nettel reconoce que “siempre está ahí la voz del inconsciente de la autora tocando a la puerta”.

Entre los ocho relatos, hay uno vinculado a Barcelona, ciudad donde Nettel vivió en su juventud, “La vida en otro lugar”, y en el que aparecen referencias concretas: “Viví aquí tres años y medio y es una ciudad a la que quiero mucho, que evoca la nostalgia de lo libre y joven que era. Este cuento surgió cuando quise alquilar un piso en la calle Carolines y no pudo ser”.

Un tema recurrente en los relatos es, según Nettel, el doble, un tema que siempre le ha fascinado y que “ya sale en la primera línea de mi primera novela, cuando dice ‘Siempre me han gustado las historias de desdoblamientos'”.

Marca de la casa es la mezcla de realidad y fantasía, hasta el punto que el lector “no sabe si forma parte del imaginario de los personajes o si está sucediendo, porque no vemos las cosas como son, las vemos como somos nosotros”.

Guadalupe Nettel asegura que tiene en mente nuevos proyectos, “con ganas de entrar de lleno, siempre a la par cuento y novela”, porque, como ella insiste: “No pienso dejar jamás el relato, casi por militancia”. EFE.

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