#CrónicadeDomingo Ella nos escogió…

Decidimos construir nuestro hogar en el campo y la recomendación fue que debíamos tener un perro, lo cual no me gustaba del todo pues tampoco el tema de las mascotas había marcado mi vida, salvo una gata en mis años de escuela, lo demás – por años – era mirar de lejos esos afectos.

La perra labradora de un amigo había parido y me ofrecieron un cachorro, la condición “que sea macho” el día que fuimos a verlo nos dijeron que ya no había, solo quedaban hembras…  el entusiasmo de mi esposa hizo que no le diga que dejemos eso allí y continuamos al patio donde estaban los recién nacidos. Una tomó ventaja de sus hermanas, era blanca y alegremente se acercó donde la Monse, nos había escogido y yo seguía pensando que no era lo mejor… ¡era una perra! yo quería un macho…

Llevarle a poner las vacunas nos unió, era todo amor, comprar un chaleco rosado y pedir que pongan en una placa su nombre me conectó con ella para siempre. “Su nombre es Molly” dije para que terminen el trabajo de identificación, como el personaje de la serie Mike and Molly que nos encanta mirar en televisión, la verdad yo quería perro, pero ya nada…” aún me quejaba…

Tenía dos meses y llegó a nuestras vidas para ser una maestra, no lo supimos hasta ayer que lloramos su partida luego de decidir que debía dormir para siempre pues fue tan buena que no merecía padecer una enfermedad y sufrir, compartió con nosotros 12 años su lealtad, cariño, alegría, preocupación, compañía, respeto…

Nos dijeron que la casa estaría en tres meses y la encargamos donde mis suegros, cachorra traviesa dañando pantuflas, halando ropa del tendedero jugando a su modo, pero al final le perdonaban todos…

Nos reintegramos en un espacio de alquiler donde mis primos Angelito y Jessica, allí ya cuidaba nuestro espacio y el garaje era su espacio y una ventana su conexión con los niños del sector, decidimos luego vivir donde mi tía Manuelita y en el trasteo hubo espacio para todo menos para los tres que subimos caminando al nuevo hogar, ella quería quedarse en el Parque La Madre donde había jugado tantas veces los últimos meses.

Luego de nueve meses le llevamos a donde sería su hogar, en cuyo jardín la hemos puesto debajo de una supirrosa para que la tierra le abrigue por siempre, mi esposa me recordaba que ella pensaba era una casa temporal y no quiso quedarse, cuando le trajimos su casa de madera entendió que allí sería su espacio y lo fue hasta este fin de semana.

Me acompañó en largas jornadas de entrenamiento, participamos en algunas carreras, confirmaba lo que decía la gente: “solo les falta hablar” aquella sentencia que me incomodaba era la absoluta verdad, si antes me aburría escuchar historias de mascotas quienes visitaban nuestro hogar les llenaba de ellas…

Era tiempo de trasladar su legado y preñarse, novatos en esto, trajimos a un novio con pedigrí a casa que no estuvo a su “altura” el apergaminado patucho nos defraudó… después nos explicaron que esto era de territorio, que ella debía quedarse donde el galán encontrado por mi madre en esas gestiones de la vecindad, Tomás era alto y cumplió a cabalidad el encargo…

Mi esposa con mayor experiencia en tener perros en casa fue tan cuidadosa en todo el tiempo de preñez, mimándola, pendiente de los chequeos, una noche fría y de lluvia empezó a parir debajo del horno que había seleccionado previamente para la tarea, la Monse no tuvo problemas en ingresar en el lugar para ayudarle sobre las tres de mañana el conteo terminó en ¡cinco! Ninguno negro o chocolate como queríamos…

Apenas nos despertamos fuimos a verla, el nuevo censo arrojó otra cifra “mijo están once” tan valiente había parido más sola, yo reclamando cuente bien y ella dando otra lección que despistado yo no entendía. El veterinario ese día nos hizo entender el milagro que llegó a casa: “Una hembra labrador genéticamente es una maravilla, son especiales, inteligentes, maternales al máximo, siempre quieren machos, pero una labrador es un privilegio, miren lo que acaba de hacer”, contaba el médico y yo movía la cabeza reconociendo otra vez mi ignorancia….

Dijo el veterinario que no nos encariñemos, que es complicado que todos vivan, que esto es selección natural y que morirán unos dos o tres cachorros… al final la Molly les alimentó a todos y el instinto permitía que sorprendentemente gire su cuerpo de forma que alimentaba a un grupo y luego al otro, impidiendo que “glotones” repitan…

Vivimos una etapa tan especial, ella la madre perfecta ordenando el desorden de sus cachorros y nosotros tomando fotos, de a poco todos fueron a otras casas, la Monse ya había seleccionado el que se quedaría, era color caramelo, tenía la particularidad de que la punta de su rabo era blanca, distinguible entre la casi docena de rapazuelos. Empezó la historia del Horacio (si, por el líder de CSI Miami) rubio y ojos tristes como el perro que desde ayer no quiere comer si al final se crió junto con su madre y ya no está….

Era la mejor anfitriona, deberemos reinstalar el timbre pues con ella no se necesitaba, siempre nos decía que alguien llegaba a casa, diferenciando a los ajenos de quienes eran familia, comprendía todo lo que se decía.

Mimada por todos, ese inmenso cariño que se ha reflejado luego de su partida por muchas personas en las redes o con una llamada nos alivia un poco la pena, fue muy querida en su camino.

Si solo pudiéramos tener un poco de esa lealtad a toda prueba, del instinto por proteger a sus dueños y a los suyos, de estar feliz siempre con la llegada, de entristecerse con el dolor personal el mundo fuera diferente.

Aprendí muchas cosas, desde los maestros, libros, internet, cursos, talleres, autogestión, debates y discusiones, pero hoy comprendo que al nombrarla en mis historias personales y profesionales estaba también compartiendo lo que me enseñó una maestra de cuatro patas, buen comer y eternamente compañera.

El viernes estuve primero en casa, mi esposa llegó luego y ahora entiendo que la estuvo esperando para poder entrar en una crisis que nos puso muy asustados, ¡no teníamos el número de un veterinario! Facebook hizo lo suyo, terminamos llamando a Fausto Velasco, él y su esposa la estabilizaron que grandes profesionales son, tienen nuestro cariño y respeto. (Venezuela y Loja esquina) pidieron sin embargo exámenes al día siguiente por unos bultos que sintieron mientras le examinaban.

La evaluación lapidaria, agua en los pulmones y tumores cancerígenos, una mascota tan cariñosa y determinante en nuestras vidas que técnicamente es mi hija y nos hizo abuelos, no merecía un momento más de ese dolor que guardó por meses como parte de la hidalguía y valor que nos comentaba el médico veterinario… “Es increíble como llegan acá tan afectados pero los dueños dicen que nunca se quejaban y siempre estaban felices” nos relata. Con la Molly también eso se confirmó el momento de agradecer y despedirnos había llegado y el corazón se te parte…

Lloro mientras escribo las últimas líneas de esta crónica y como un muchacho pendejo, sólo espero que suceda esas reencarnaciones permanentes como en la película La Razón de Estar Contigo para poderla ver nuevamente a la Molly y claro además yo el ateo le digo al Horacio que la mamá está en el cielo de los perros….

Le prometí, antes de que cierre los ojos para siempre, que le escribiría una crónica, está cumplido, que volveré a correr una competencia está pendiente y que cuidaré a su hijo está complicado pues no quiere comer…

No la escogimos, ella nos permitió el regalo de brindarle un hogar y darle nuestro tiempo, amor y ahora muchas lágrimas… Es definitivo “solo les falta hablar”

PD. Nos hemos enterado de que un hijo de #Molly que vive a 357 kilómetros en Santa Elena estuvo aullando de forma diferente el viernes sobre las 22h30 justo el momento en que estábamos muy confundidos y asustados por el problema de salud de nuestra Molly…

Animales… son otros.