La hidratación es lo más importante cuando el calor azota. Los grupos más vulnerables frente a una ola de calor son los niños, los ancianos y las personas que trabajan al aire libre.
Incluso aunque no se tenga sed e independientemente de la actividad física que se realice, se debe beber agua frecuentemente. Con esto evitaremos la deshidratación y compensaremos la pérdida de agua por el sudor.
No se debe abusar de los líquidos con cafeína ya que estimulan el organismo y hacen perder más líquido corporal. Tampoco es recomendable beber líquidos que tengan grandes cantidades de azúcar y evitar el alcohol porque deshidrata y además contiene muchas calorías que elevan el calor corporal.
Es preferible hacer comidas ligeras. Un buen ejemplo serían las frutas de temporada o las verduras, que proporcionarán una gran cantidad de sales minerales además de una fabulosa hidratación celular.
También es especialmente recomendable la ingesta de este tipo de alimentos porque equilibran los niveles de electrolitos en el organismo.
Preparar ensaladas es una manera ideal de hidratarse durante los calurosos meses de verano.
Por otra parte, es necesario evitar las comidas pesadas o copiosas ya que ralentizan nuestra circulación y aumentan nuestra temperatura corporal.
Cuando los termómetros comiencen a marcar temperaturas peligrosas se recomienda permanecer el mayor tiempo que sea posible en lugares frescos, a la sombra o climatizados. Además, es preciso refrescarse cada vez que se necesite.
Es necesario reducir los esfuerzos físicos cuando se está al aire libre en las horas de máximo calor entre las 12:00 y 17:00 horas.
Los deportes al igual que las largas caminatas no son recomendables y en caso de realizarlas nunca debes hacerlo en solitario.
Es recomendable usar ropa clara, ligera, holgada, fresca y que deje transpirar.
Los tejidos de algodón finos pueden ser una buena opción ya que no retienen el calor y transpiran bien. La ropa clara refleja el calor mientras que la oscura lo retiene, por ello es preferible evitar los tejidos negros siempre que puedas.
La cabeza es una zona a tener muy en cuenta durante una ola de calor. Esta parte del cuerpo posee muchos capilares que absorben el calor, por ello es aconsejable cubrirla con una gorra o un sombrero en horarios peligrosos.
Cualquier persona es susceptible de sufrir un problema relacionado con el calor pero los bebés, los niños pequeños, ancianos y personas con enfermedades cardíacas tienen un riesgo adicional. Por ello es necesario prestar especial atención a estos grupos y mantenerse siempre al tanto.
Ante cualquier síntoma o indicio que se prolongue más de una hora de una manera pronunciada, acuda de inmediato al centro de salud más cercano.
Asimismo, si estás tomando algún medicamento o tienes síntomas no habituales que te están preocupando, asista de igual modo al médico para pedir información. Toda medida de prevención es útil.
Por otra parte, es necesario recordar que debes mantener tus medicinas en un lugar fresco y seco ya que el calor puede alterar su composición química y por tanto su efecto en el organismo.
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