Columnista de Opinión: Carlos Fajardo
@CarlosFajardila – Fastidiardo
Primero montan el caso novelesco: La presunta financiación ilegal de la campaña de Gustavo Petro, las aventuras de su hijo Nicolás y su exesposa Daysuri, las declaraciones de un socio de narco quien dice haber financiado la campaña de Petro en Casanare, refutadas éstas últimas por el capo y sus familiares y copiosamente desvirtuadas por los directivos de la campañaPero ellos no descansan, el éxito no los acompaña, el país no se paralizó, el gobierno no trastabilló, la gente no salió a las calles indignada a pedir la cabeza del presidente, entonces aparecen de la nada importantes “expertos” que revelan e interpretan con aires huracanados y apocalípticos unas cifras del crecimiento de la economía y el emprendimiento en el último trimestre, la pobre ejecución de algunas entidades y entonces surge como corolario la invitación a marchar en contra del gobierno del Cambio.
Los medios de los cacaos: Caracol y Semana, Blu Radio, El Colombiano, entre otros, atacan sin cesar y hacen eco y difusión masiva de la convocatoria, sólo falta que ofrecen refrigerios, descuentos especiales y paquetes de puntos promocionales a los ciudadanos que se hagan presentes.
“Ahora si le vamos a pintar la cara al ex guerrillero” afirma entusiasmada una señora entrada en años y en carnes en una de las tantas grandes superficies que rebosan de mercancía.
Llega la fecha esperada, el día D de la contrarrevolución, pero la gran manifestación se demuestra ridículamente pobre, al punto que sus promotores, luego de tomarse algunas fotos rodeados de algunos de los pocos manifestantes y en un ángulo conveniente para hacer parecer la escasez como afluencia, haciéndose los desentendidos y tratando de evitar ser entrevistados y reseñados en medio de semejante oso, dejan discretamente la “masiva marcha” y desaparecen como por ensalmo…
Ni las palomas ni los vendedores de pitos y vuvuzelas, banderines, gorras, agua no cianurizada cuentan, tampoco los perros callejeros ni los indigentes ni los pocos policías que cuidan las pantallas de sus celulares. La mal llamada “Oposición inteligente” no tiene convocatoria…
Como para que no nos quede duda alguna de la preparación del evento, de su cuidadosa y deliberada urdimbre previa que buscaba generar rabia, indignación, así fuera a punta de interpretaciones sesgadas, mentiras descaradas y con la expectativa de una masiva asistencia, la marcha de las mayorías, como pretenciosamente la llamaron para crear, como es costumbre, una falsa expectativa entre los ciudadanos, la Revista Semana llevo todo un derroche espectacular de equipo consistente en cámaras, drones, periodistas, pero ni aún con las tomas con gran angular en los espacios donde se acumulaba la poca gente que respondió a la convocatoria de los medios, lograron imágenes creíbles de la tal “masividad” de la asistencia…
No se diga nada de las declaraciones grandilocuentes de algunos opacados líderes de oposición, no se hable del fracaso del llamado de un exvicepresidente, cada vez más cuestionado por su participación en el escándalo de la Ruta del Sol y la caída de algunas de sus obras, inauguradas después de pingos gastos con bombos y platillos, a unir fuerzas de partidos tradicionales en contra del gobierno del Cambio.
Y es que ya estamos acostumbrados a que cada vez que hay un conato de traspié, una amenaza de tormenta en esos cielos procelosos de la política, aparecen como sabandijas cuando llueve el desencanto, llegan pletóricos de soluciones infames a problemas vistos bajo una óptica depravada, quieren refundar la sociedad a partir de su propia visión sesgada y mutilante, esa misma que obedece al infame slogan de “Cambiarlo todo para que no cambie nada” en una sociedad que no funciona bien y que trata de recuperarse, enderezarse después de siglos de dominio de los mismos que ahora se sienten huérfanos del poder del que abusaron.
Preparan concienzudamente los golpes de opinión para intentar engañar a las víctimas de sus andanzas, tal como siempre lo han hecho, sacar provecho de la indignación y la desesperanza de muchos y probar, como si el país fuera un trasto viejo, a ver si de una vez les funciona el ardid o se acaba de estropear, al fin de cuentas para ellos el país no cuenta para nada, tampoco el futuro, ni el progreso, sólo cuentan sus cuentas en paraísos fiscales, sus modestas casas en las Bahamas, sus pequeños lujos, un pequeño yate, tierras improductivas rodeadas de alambradas, como pequeños feudos ubérrimos en medio de la miseria y el despojo, de la enfermedad y el hambre de miles.
Buscan convocar a algunas personas para que nutridamente apoyen mesías de ocasión, que, al igual que Miley en Argentina, Bukele en el Salvador, medran a partir de negar derechos fundamentales, populismo punitivo, marchitamiento del gasto social al tiempo que priorizan los privilegios de los que mucho tienen y quieren tener más, quieren tenerlo todo, pues se sienten con derecho a tenerlo pues vienen de unos linajes de despojadores y asaltantes del erario, contrabandistas y narcotraficantes que han querido hacer del país su propiedad, su feudo, su bien protegida guarida.
“A esta hora hay más palomas que manifestantes en la plaza de Bolívar, ese es el saldo patético de la tal “Marcha de las Mayorías”, definitivamente los burros son poquitos, las palomas son más…” dice con sorna un transeúnte.
El blanco clorhidrato escasea en las “masivas” marchas de la oposición, ¿Será consecuencia de los grandes decomisos del otro clorhidrato blanco y en polvo que han venido haciendo nuestras depuradas y comprometidas FFAA en el último año? A más kilos confiscados menor convocatoria. A más kilos decomisados menos recursos para las “masivas” marchas. Hay una sospechosa asociación de indirecta proporcionalidad entre la magnitud de la convocatoria y la calidad de kilos decomisados…
Luego del fracaso de su “masiva” marcha de las “mayorías” se han dedicado, en los últimos días, a poner en tela de juicio la salud mental y la capacidad de trabajo del presidente, seguramente les hace falta el espectáculo de “cabecitas”, los toques desentonados de guitarras y las estridencias del aprendiz de disk jockey, sus alusiones a las fábulas infantiles, eso, para ellos, nunca valió para poner en duda la capacidad del dummy Iván Duque, al fin de cuentas con que se hiciera el de la vista gorda con el tema de la violencia, el proceso de paz, la corrupción galopante, Odebrecht, Reficar, la ruta del Sol, los asesinatos selectivos de líderes sociales, las masacres pan de cada día, bastaba…
Tan preocupados se muestran por la salud mental y la agenda del presidente. Quieren, a punta de alharaca y desafíos de matones de esquina, obligarlo a bajarse a la precaria condición de los hampones que lo atacan desde sus inmerecidos púlpitos. Quieren manejar su agenda.
A ellos no les interesa ni un ápice su salud, mucho menos si asiste o no a eventos que más parecen encerronas, tampoco les importa un comino el país, el futuro, los sueños de millones, sólo quieren inyectar su veneno, desprestigiarlo, debilitarlo para ponerlo a su ínfima altura.
Es que la agenda presidencial no se la hace la tal “oposición inteligente”, la ordena el propio presidente y su equipo, priorizando lo realmente importante para el país y para la consolidación del cambio, el avance de las reformas. El presidente no es un dummy, él sí trabaja…
Justo cuando más se requiere sensatez, aparece la solución fácil de romperlo todo desde sus cimientos. La clase política tradicional no genera confianza, pero de su propio seno surgen estos especímenes nefastos, ligados umbilicalmente a ella. He, de nuevo aquí, el infame slogan: Todo cambia para que nada cambie.
Lo peor de todo es que siempre, en todos los casos, sin excepción alguna, las acusaciones de los medios afines a la ultraderecha corrupta y criminal son de plano e integralmente refutadas, revelándose como lo que en realidad son: Cortinas de humo para ocultar sus crímenes…
La parapolítica, los falsos positivos, las falsas desmovilizaciones, Reficar, Odebrecht, el asalto al presupuesto, la abudinación de la plata del internet de los niños, el despojo de los recursos de la paz, son apenas algunos de los hitos del uribismo, su hediondo legado…
Parece un chiste cruel, pero es de hecho una muestra elocuente del cinismo no solo de los politiqueros de siempre, sino también de los figurones de la prensa mercenaria, los difamadores a sueldo de los cacaos, expertos en crear oportunas cortinas de humo para hacer pasar de agache los crímenes de quienes firman los cheques de sus salarios…
Preocupados también por el ascenso indiscutible de la proverbial figura de Gustavo Bolívar en el abanico de candidatos para la alcaldía de Bogotá, buscan la manera de desprestigiarlo, no con base en argumentos que refuten sus propuestas o que las mejoren, sino acudiendo a los ardides y truculencias en las que son expertos.
Así las cosas, Juanita Malasangre Cataño regresa con una denuncia temeraria que revela el terror que les genera a los esbirros de la ultraderecha la presencia en el partidor de un potro ganador en medio de un puñado de “caballos discapacitados” con “rabo’ e paja”.
Pero no contentos con sus tristes espectáculos, sus predecibles discursos, acuden a la descalificación y la afrenta, sacan del pozo hediondo de su odio acusaciones torpes, hablan entonces de “adicciones” y hacen de sus tristes comentarios una chiva, tienen la prensa de su lado.
Adicción de los opositores a inventar cuentos cada vez más burdos e irrespetuosos, es lo de ellos, no son muy lúcidos para argumentar, les gusta el escándalo y la grosería, el escupitajo salaz y la calumnia, cae la coca a diario y sus lenguas envenenadas por la abstinencia ladran…
“Con uno que maten ya se calman”
“Con uno que maten ya se calman” decía sin notar que tenía la cámara encendida un “periodista” de Caracol que cubría, durante el gobierno de Duque, una de las muchas manifestaciones que llegaron a la Plaza de Bolívar. Lo denunció en su momento Don Izquierdo, un reconocido activista de redes sociales, afecto al progresismo, y recibió a cambio amenazas de toda índole, las menos preocupantes las de tipo judicial.
Lo terrible es que no fue uno, fueron centenares los muchachos que salieron a manifestar su indignación y nunca regresaron.
Lo infame y vergonzoso es que ese comentario lo acepta sin chistar quien acompaña al comunicador y que la denuncia de Don Izquierdo se quedó ahí…
Lo denigrante también es el silencio de muchos frente a este tipo de expresiones, ni se diga la Justicia, ni se diga la empresa para la cual trabaja ese periodista que, podemos suponer, aplaudió a rabiar cada uno de los 6402 asesinatos reconocidos de MUCHACHOS desempleados, los más de novecientos asesinatos de líderes sociales y los miles de víctimas del genocidio de la UP.
Los asesinos en nuestro país tienen sus defensores de oficio, aparte de los Cancino, los Aberrardos de la Espuria, los Cadena y otras “lumbreras”, tienen también sus fans…
El derecho fundamental a la información impone responsabilidades tanto para quien informa como para el receptor y no anula, sino que garantiza el derecho fundamental de defensa y contradicción.
Una verdad a medias es una mentira, una afirmación sin pruebas es un infundio, una grabación ilegal y fuera de contexto no es un indicio, lo importante aquí, para sus difusores, es que cause daño.
En ese escenario donde se hace caso omiso de la ética y el rigor, tanto en el ejercicio político como en la actividad periodística, nos llega una noticia que explica el por qué actúan con tanta audacia los “periodistas” a sueldo y por qué la FLIP defiende a ultranza su derecho a desinformar y mentir a despecho del derecho que todos tenemos a recibir información veraz y rigurosa: En la partida de bautizo de la FLIP en Colombia aparece como su padre el oscuro “Dr. Picana”, un Pachito no cualquiera, sino reconocido por presuntamente ser uno de los inspiradores del Bloque Capital.
¿Entonces cómo sorprendernos que el Sr. Bock, vocero y líder en Colombia de esa organización que ostenta en su nombre la función de proteger la libertad de prensa, diga que para Petro no hay derecho a la defensa ni libertad de opinión?
Para la FLIP lo reprochable no es mentir, calumniar, propalar infundios. Para la FLIP lo inaceptable es defenderse de esos infundios, ultrajes y calumnias.
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