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Vie. Nov 22nd, 2024
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A medida que avanza el larguísimo proceso electoral que inició con las primarias y terminaría (salvo que ocurriera algo fuera de libreto) en la segunda vuelta, la lógica del voto va cambiando y las estrategias de campaña buscan adaptarse.

En las PASO participan todos lo candidatos y no se define nada. El que vota con el corazón, las aprovecha para apoyar al presidenciable con el que siente más afinidad, aunque sepa que no tiene chances de ganar, y el que vota con bronca las usa para canalizar su mensaje, a sabiendas de que no está eligiendo nada.

Pero en las siguientes etapas, conforme se eliminan candidatos y se entra en instancias en las que sí se eligen autoridades, crece la lógica del voto útil, del voto al menos malo o, en todo caso, al que esté mejor ubicado para evitar el mal mayor.

En la última reunión de trabajo organizada por la Fundación Mediterránea en Posadas, la politóloga Milva Carlino esbozó un escenario, no dividido en tercios sino en cuartos, siendo el abstencionismo (las personas que no fueron a votar) el más nutrido de esos cuartos.

En ese escenario que toma como universo al total del padrón y no solo a los que fueron a sufragar, ninguno de los tres candidatos más votados se despegó de los 20 puntos en las primarias. Bajo esa mirada las PASO no aportaron certidumbre de cara a ningún escenario posible de segunda vuelta, dado que cualquiera sea la dupla que se enfrente en esa instancia habría un 60% del padrón que no votó a ninguno de ellos en agosto.

El candidato que mejor sepa pescar en ese vasto océano de electores que no lo eligieron como primera opción en agosto, será el ganador del premio mayor en el reality presidencial Argentina 2023.

Ya no se trata de presentarse como el mejor candidato posible, sino como el más apto para evitar el ascenso de algún otro peor, en la lógica de quien elige por descarte antes que por convicción.

En el comando de campaña de Sergio Massa lo entendieron y recalcularon. Eso llevó a que el ministro de Economía reconociera esta semana que el Gobierno nacional había cometido errores y pidiera perdón, un paso necesario para reconciliarse con el que votó a Alberto en 2019 y en las primarias optó por Milei.

Ese es el votante al que claramente apuntan desde el oficialismo para garantizarse un lugar en la segunda vuelta.

Pasado el shock de las PASO y con renovado optimismo por las encuestas que lo muestran creciendo a pesar del duro momento que atraviesa la economía, el comando Massa 2023 consolidó alianzas necesarias para recuperar al votante peronista descarriado.

En el superpoblado conurbano se muestra muy activo el gobernador bonaerense Axel Kicillof que trajina despachos de intendentes afines (y no tanto) con el pedido expreso de militar la boleta completa de Unión por la Patria. El mensaje a los caciques de las comunas en las que se extendió sospechosamente el uso de la tijera en detrimento de Massa, es que ninguna gestión municipal sería viable bajo imperio de la motosierra ajustadora de Milei.

Puertas adentro, el kirchnerismo se muestra alineado al candidato, pero a una distancia prudente para no espantar a la mitad del país que solo siente hartazgo cada vez que le hablan de Cristina.

Otro de los territorios clave para Massa es el Norte Grande. En Provincias en las que históricamente ganaron candidatos presidenciales peronistas, como Salta, Tucumán, La Rioja o Misiones, en agosto se impuso Milei. Allí hay terreno a recuperar, entienden desde el peronismo unido. Para revertir esos resultados Massa reunió a todos los gobernadores de la región en Tucumán.

Más allá de que las provincias del Norte separaron prudentemente sus elecciones provinciales de las nacionales, los gobernadores saben que llevar adelante sus gestiones bajo el ajuste salvaje que milita Javier Milei no sería una tarea sencilla, de allí el compromiso asumido por todos ellos de militar la boleta completa de Unión por la Patria.

El sindicalismo es la tercera pata en la pretende apoyarse Massa. Para ellos y para el privilegiado grupo de los trabajadores formales con sueldos relativamente altos, el ministro de Economía anticipó que de resultar electo (o tal vez antes) eliminaría el impuesto a las ganancias, el único de carácter progresivo en el sistema tributario nacional.

Un discurso para cada audiencia

Otro que busca pescar fuera de su pecera es Javier Milei. Su discurso disruptivo y tono desafiante le bastaron para captar el voto indignado de un segmento que exige cambios rápidos y abruptos. Pero con eso no le alcanza para ganar y ahora busca sumar a los que también están disconformes con la clase política, pero no están convencidos de sentar en el sillón de Rivadavia a un personaje iracundo que propone medidas extremas que prácticamente no fueron probadas en ningún lugar del mundo.

Atento a las estrategias de comunicación en redes sociales, el candidato libertario optó por la comunicación segmentada para atender a este público más moderado que su electorado cautivo.

Mientras Milei sigue hablando de dolarización, ajuste del 15% del PIB, destrucción del Banco Central y de privatizar hasta lo inimaginable, como calles o ríos, integrantes de sus equipos técnicos relativizan o directamente desmienten sus dichos.

Darío Epstein, uno de los economistas de su grupo, salió a aclarar algo que para todos salvo para Milei y su teórico de la dolarización Emilio Ocampo resulta obvio: no se puede dolarizar si no se tienen los dólares suficientes.

Juan Nápoli, otro miembro del staff libertario dijo que la idea de eliminar el Banco Central tampoco está en los planes, sino que de lo que se trata es de regular y de darle independencia.

Carlos Rodríguez, otro de los técnicos del equipo de La Libertad Avanza, también desestimó la posibilidad de dolarizar y reconoció cualquier intento por “despesificar” terminaría en una híper o en un nuevo plan Bonex.

Con tanta contradicción entre Milei y su equipo de asesores, nadie está en condiciones de anticipar qué rumbo tendría un eventual gobierno libertario, algo que probablemente sea deliberado.

Desde el comando de campaña apuestan a llegar a cada público con el discurso que mejor se adecúe a sus expectativas, del mismo modo que lo hacen los algoritmos que segmentan la información en Internet.

El riesgo es que entre tanta contradicción la gente se termine sintiendo engañada, aunque esto no necesariamente termine ocurriendo porque la sociedad argentina desarrolló a lo largo de los años una notoria tolerancia a la falta de veracidad de los políticos en campaña.

Al borde de la desintegración

Patricia Bullrich es la que quedó más complicada con el escenario que dejaron las PASO. Después de una victoria pírrica en la sangrienta interna con Horacio Rodríguez Larreta, la ahora candidata de JxC no solo que no consigue retener dentro de ese espacio a los que eligieron al intendente porteño en las primarias, sino que también está perdiendo el apoyo de sus propios votantes que ven en Milei a alguien que puede satisfacer mejor su sed de derrotar al peronismo.

Contando los votos por candidato, Bullrich quedó 10 puntos detrás de Milei, lo que la convierte en una víctima perfecta para el voto útil de identidad opositora.

En la campaña previa a las PASO intentó mimetizarse con el libertario para detener la sangría de votos cambiemitas hacia La Libertad Avanza. Fracasado ese intento, ahora trata de diferenciarse para buscar entre los opositores moderados que eligieron a Larreta o a Juan Schiaretti los votos que necesita para meterse en segunda vuelta.

Dio un paso clave al designar a Carlos Melconian como su principal vocero de campaña y número puesto para el ministerio de Economía en el hipotético caso de un segundo gobierno de Juntos por el Cambio. El verborrágico economista dispara precisos dardos que desnudan las inconsistencias de las propuestas de Milei y las contradicciones entre los propios técnicos libertarios.

Pero Patricia no la ayuda en nada. La candidata no para de hacer el ridículo frente a cámaras. Ya no habla de economía, para eso está Melconian, pero tampoco muestra solvencia cuando se centra en otros temas. El último resbalón lo dio en los estudios de TN, donde respondió a una pregunta sencilla con un amontonamiento de palabras sin sentido que dejó desconcertado al periodista que la entrevistaba. Su intervención desafortunada se volvió viral en minutos.

Días después cometió un error propio de un neófito en política. En un intento por ganar caudal electoral le pidió públicamente a Schiaretti que bajara su candidatura, algo insólito si se toma en cuenta que el cordobés milita en otro espacio político y que cuando Larreta lo invitó a aliarse a JxC, la que le cerró la puerta en la cara fue la propia Bullrich.

Si el mediterráneo tenía alguna intención de desistir de su candidatura, luego del pedido (casi humillante) de la Pato, está obligado a sostenerla hasta el final.

Para colmo de males, Mauricio Macri sigue ajeno a la campaña. Mientras Bullrich trajina mítines políticos y estudios de televisión, su otrora padrino político juega al bridge a diez mil kilómetros de Argentina y sigue coqueteando con Milei.

Harta del ninguneo, la candidata cambiemita consideró que JxC debería “liberarse” y que era mejor “no estar presos” de Macri y de sus opiniones.

Pero quien salió decididamente a quebrar lanzas fue Nicolás Massot: “me gustaría que el rol de Macri fuera mucho más nítido. Hay una ambigüedad en la que pareciera que da todo lo mismo, y no es cierto. Me desilusiona”, remarcó Massot, quien además recordó que Javier Milei le ofreció a Macri un cargo “de alto rango” si ganara las elecciones y el expresidente no contestó. “Macri tiene que contestarle, no a mí, si no a los millones de argentinos que hace años confían en Juntos por el Cambio”, señaló.

Es que la interna del PRO no se terminó con las PASO, al contrario, se profundizó. En la pelea entre Bullrich y Rodríguez Larreta no hubo ganadores. La Piba se quedó con la candidatura, pero sin los votos y el jefe de Gobierno porteño se quedó sin nada, hasta en su pago chico perdió.

Macri mira desde afuera con intenciones más que evidentes de encolumnar a su tropa detrás del líder libertario, pero lo dejan solo, nadie parece muy convencido de ese plan.

Descolocados quedaron los radicales, que se conformaban con mojar la medialuna en el reparto de los cargos pero ni esa expectativa les quedó. Ni hablar de Lilita Carrió y su deshilachada Coalición Cívica que ingresó a Cambiemos para darle a esa alianza una dosis de socialdemocracia que antes necesitaba y de la que ahora reniega.

Salvo que se verifique un improbable triunfo electoral que deje a Patricia Bullrich con la banda presidencial, todos los caminos de Juntos por el Cambio apuntan a la disolución.

Gestiones y soluciones

En un contexto económico difícil, el Gobierno de Misiones saca provecho del panorama político nacional fragmentado para resolver gestiones que traen beneficios concretos para diferentes sectores.

La última fue la oficialización de la quita de retenciones a las exportaciones de la forestoindustria y el tabaco, que genera una ganancia inmediata en la competitividad de ambos sectores. Tal como pretendían los industriales misioneros, la quita de retenciones no alcanzó a las exportaciones de materia prima, medida adoptada para proteger a la industria nacional de la suba de precio o falta de abastecimiento que podría registrarse si se desgravara completamente la venta al exterior de materias primas, por ejemplo, de rollizos de madera.

La nueva medida en beneficio de la economía misionera responde directamente al poder de negociación que ganó la Provincia al mantener su identidad política provincialista en el marco de un Congreso nacional dividido en el que ni el gobierno ni la oposición tienen los votos que hacen falta y los diputados y senadores de las fuerzas provinciales ganan relevancia.

Cualquiera sea el resultado en las presidenciales, está claro que nadie tendrá manejo de las cámaras legislativas, con lo cual cada banca que se pueda asegurar el gobierno de Misiones será una herramienta más para trabajar en ese sentido.

La delegación provincial de Juntos por el Cambio experimenta el mismo proceso de desintegración que atraviesa esa fuerza a escala nacional. Los radicales se quedaron afuera de todo, sin candidatos propios después de haber apostado todas sus fichas al caballo perdedor en las internas y ahora no tienen mayor incentivo para trabajar para los candidatos del PRO.

Dentro del PRO también hay desinterés por la campaña entre quienes militaron la candidatura de Larreta y de Alfredo Schiavoni y terminaron quedaron sin el pan y sin la torta.

Entre heridos y pichados, ya no solo por las últimas elecciones sino por la seguidilla de derrotas en Misiones, crece entre los dirigentes de base de JxC una sensación de resignación frente a las limitaciones de ese espacio y de reconocimiento de los méritos de la renovación en el fino arte del armado político.

Algo parecido ocurre entre empresarios y comerciantes, especialmente de los municipios fronterizos o con atracciones turísticas (que cubren prácticamente toda la provincia) que se están beneficiando mucho con la brecha cambiaria.

Se trata de sectores en los que tradicionalmente JxC encontraba altos niveles de adhesión, pero que tienen la memoria suficiente como para recordar los efectos nefastos que tienen los programas de ajuste salvaje (como los que impulsan Milei y Bullrich) en la actividad económica y en sus propias empresas.

Por eso se inclinan hacia la opción de plantarse para defender lo local, pero sin traicionar sus creencias de lo que más conviene para la candidatura presidencial. Toma fuerza en estos sectores la idea de asegurar la representación de la renovación en el Congreso, que va a ser clave para el futuro económico.

Las propuestas de dolarización o de inmediata liberación del mercado cambiario que esbozan los candidatos opositores a la presidencia responden más a intereses de la patria financiera que de la economía real de la que vive Misiones, que resultaría perjudicada al perder el ingreso de millones de dólares, reales y guaraníes que traen todos los días miles de paraguayos y brasileños que compran, consumen y hacen turismo por la provincia.

Nuevas leyes

En la sesión del jueves, la Legislatura misionera bajo la presidencia de Carlos Rovira, sancionó nuevas leyes relacionadas con la salud de alta sensibilidad para los sectores beneficiados, como la atención del vitiligo y al abordaje integral de la tartamudez y otras alteraciones en la fluidez del habla.

La ley de atención del vitiligo tiene como objetivo brindar un abordaje especializado e interdisciplinario, mediante la promoción de su detección temprana, diagnóstico y tratamiento.

En la ocasión también se declaró patrimonio histórico, cultural, ambiental y turístico a las históricas instalaciones que forman parte integrante de la antigua chacra de Alberto Roth, en el municipio de Santo Pipó. Este inmigrante fue uno de los primeros impulsores de la agricultura orgánica, hace 50 años, y hoy estaría orgulloso de ver en Misiones una ley que promociona el uso de los bioinsumos y favorece la eliminación del veneno en los alimentos.

Fuente de esta noticias es del Diario Misiones Argentina :  Leer más


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