Santiago de Chile, 10 sep (IPS).- Chile recordará este lunes 11 los 50 años del golpe de Estado de 1973 en un ambiente de extrema polarización que va más allá de los actos propiamente conmemorativos para acrecentar los antagonismos en torno al futuro político de este país, no ajeno a los claroscuros que rodean a la democracia en casi toda América Latina.
La figura de Salvador Allende, el presidente que se quitó la vida en defensa de la Constitución en el palacio de La Moneda bombardeado por los golpistas, se acrecienta en este aniversario con el homenaje que le rendirán varios mandatarios y exmandatarios que acompañarán en Santiago a Gabriel Boric, el joven gobernante chileno.
La oposición derechista en bloque se negó a firmar un Compromiso por la Democracia propuesto por Boric y el senador Javier Macaya, líder de la UDI (Unión Demócrata Independiente), que reivindica el gobierno dictatorial del general Augusto Pinochet, afirmó categóricamente que por ningún motivo participarían de un homenaje a Allende.
Pinochet, fallecido el 10 de diciembre de 2006, es una suerte de fantasma. El jueves 7 se estrenó en los cines la película El Conde, una comedia negra de terror aplaudida en el Festival de Venecia, que transcurre en un universo paralelo y presenta al exdictador (1973-1990) como un vampiro habitante de una mansión en ruinas que goza de vida eterna bebiendo sangre humana.
La actriz Paula Luchsinger se refirió al filme como “una metáfora súper potente” de lo que está ocurriendo en el país, donde los últimos eventos electorales favorecieron a la extrema derecha y se elabora una nueva Constitución política con tintes de regresión, mientras siguen impunes crímenes de lesa humanidad cometidos bajo la dictadura.
Boric, quien gobierna desde marzo de 2022 con el apoyo de una coalición de izquierda y centroizquierda, es acusado por la derecha de querer imponer “una sola verdad oficial” sobre el contexto del cruento quiebre institucional de hace medio siglo, que inauguró un régimen dictatorial de 17 años donde de la mano con la represión se implantó el modelo económico neoliberal.
Cartel de la película El Conde, una comedia negra y de terror de Pablo Larraín, en la que el dictador Augusto Pinochet sobrevive como un vampiro de 250 años, estrenada el 30 de agosto con buena acogida en el Festival de Venecia. Imagen: Wikipedia
La derecha no habla del golpe
En una declaración conjunta, la UDI, Renovación Nacional y Evópoli, integrantes del bloque opositor Chile Vamos, emitieron su propio compromiso de defensa de la democracia y los derechos humanos en una declaración donde están ausentes los términos dictadura y golpe de Estado.
Chile Vamos insiste hasta hoy en acusar a Allende (1970-1973) y la Unidad Popular, la coalición que lo llevó al gobierno, de pretender instalar una “dictadura comunista”, lo cual fue impedido por el pronunciamiento militar propulsado inicialmente por los mandos de la Armada y la Fuerza Aérea y al cual se sumó a última hora Pinochet como comandante del Ejército.
La Democracia Cristiana, que en aquellos años hizo causa común con la derecha en el parlamento para aprobar una declaración que acusaba al gobierno allendista de violar la Constitución, invocada como justificativo por los golpistas, es ahora la gran ausente de este debate como corolario de su progresiva fragmentación y pérdida de influencia electoral.
En la antesala de esta conmemoración se ha reforzado la verdad histórica de que la crisis y el desgaste de la inédita experiencia de la “vía chilena al socialismo” fue provocada en gran medida por el gobierno de los Estados Unidos en un plan de desestabilización ordenado por el entonces presidente Richard Nixon y su asesor de Seguridad Nacional, Henry Kissinger.
Unos 25 000 documentos de la Agenda Interna de la Casa Blanca, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la Agenda de Inteligencia del Pentágono (DIA), desclasificados últimamente, dan cuenta del cuantioso financiamiento estadounidense de paros empresariales y sabotajes contra el gobierno de la UP, así como de la prensa opositora encabezada por el diario El Mercurio,
Desde 1970, con el triunfo de Allende en las elecciones, Chile fue un frente de lucha en la confrontación bipolar de la Guerra Fría, aunque en una relación asimétrica, ya que la entonces Unión Soviética no se comprometió de lleno en apoyar el novedoso proyecto socialista por caminos institucionales y pluralistas del programa de la UP.
Monumento al presidente Salvador Allende con su último discurso en el municipio de San Joaquín, en el sur de Santiago de Chile. Imagen: Centro Cultural San Joaquín
Las secuelas del terrorismo de Estado
La destrucción de este proyecto y la llamada reconstrucción de Chile tuvo el sostén del terrorismo de Estado que se ejerció casi paralelamente en todo el Cono Sur latinoamericano y que en este país dejó 40 175 víctimas, de las cuales unas 3200 corresponden a asesinados y desaparecidos y el resto a torturados y prisioneros políticos.
Para las agrupaciones de víctimas de la represión estos 50 años del golpe de Estado son un llamado a renovar las luchas por la memoria y la justicia, ya que, pese al trabajo de los tribunales, apenas se han recuperado restos de 307 de las 1469 víctimas de desapariciones forzadas. Tampoco se han encontrado aún los cadáveres de 377 de los 1700 ejecutados por la dictadura.
El 30 de agosto, el presidente Boric lanzó el Plan Nacional de Búsqueda de desaparecidos, fruto de un trabajo conjunto con agrupaciones de familiares de las víctimas a través de 67 encuentros con más de 700 interlocutores y seminarios en que participaron unas cuatro mil personas.
El mayor obstáculo para que prosperen estas iniciativas, así como el trabajo de los tribunales, radica en la persistencia de pactos de silencio de los represores y su resistencia a la justicia. A fines de agosto fueron condenados siete militares por el asesinato del cantautor Víctor Jara. Uno de ellos se suicidó al momento de su arresto y otros dos están prófugos.
Según analistas locales, los partidos de derecha agrupados en Chile Vamos endurecieron ahora la defensa de la dictadura para no seguir cediendo terreno al Partido Republicano, de extrema derecha, que actualmente tiene mayoría en el Consejo Constituyente que elabora una nueva ley fundamental que será objeto de un plebiscito en diciembre.
José Antonio Kast, líder de los republicanos, aspira a triunfar en las próximas elecciones presidenciales de fines de 2025 y profesa una gran afinidad con el argentino Javier Milei, así como con Vox de España, Hermanos de Italia y otros movimientos populistas de extrema derecha opuestos a las migraciones, contrarios al aborto y negacionistas del calentamiento global.
En medio del cuadro de polarizaciones, Boric consiguió al menos que todos los expresidentes aún vivos firmaran este jueves 7 de septiembre el compromiso “Por la Democracia Siempre”. Se trata de los socialistas Michelle Bachelet y Ricardo Lagos, el democristiano Eduardo Frei Ruiz-Tagle y el derechista Sebastián Piñera,
En su parte fundamental, el documento dice: “al cumplirse 50 años del quiebre violento de la democracia en Chile que le costó la vida, la dignidad y la libertad a tantas personas, chilenas y de otros países, queremos, más allá de nuestras legítimas diferencias, comprometernos en conjunto a comprometernos a cuidar y defender la democracia, respetar la Constitución, las leyes y el Estado de Derecho”.
Allende, el chileno universal
Más allá de los aspectos formales, estos pronunciamientos parecen necesarios en un Chile donde las encuestas y estudios de opinión ilustran una desvalorización de la democracia y una permisividad a soluciones autoritarias, como consecuencia de un generalizado sentimiento de inseguridad ante el incremento de la violencia y el crimen organizado.
Una encuesta de la firma Activa Research señala que solo uno de cuatro chilenos está interesado en la conmemoración de los 50 años del golpe, que 76,5 % prefiere un gobierno democrático, aunque 44 % a la vez piensa que es justificable un golpe de Estado “dependiendo de las circunstancias”.
El sondeo indica asimismo que 52 % tiene una imagen negativa de Pinochet, sobre todo en la población entre 18 y 30 años, pero a la vez 39,9 % cree que la principal responsabilidad del golpe fue de Allende, 30,8 % de los comandantes de las Fuerzas Armadas y 30,6 % de Estados Unidos y la CIA.
Pese a estas opiniones, Allende continúa siendo el chileno más valorado mundialmente, como lo ratifica la anunciada presencia en el homenaje que se le rendirá a 50 años de su muerte de los presidentes Gustavo Petro (Colombia), Luiz Inácio Lula de Silva (Brasil), Manuel López Obrador (México), Alberto Fernández (Argentina), Luis Lacalle Pou (Uruguay), Marcelo Rebelo de Sousa (Portugal) y Frank-Walter Steinmeier (Alemania).
También estarán los expresidentes José Mujica (Uruguay), Juan Manuel Santos y Ernesto Samper (Colombia), Laura Chinchilla (Costa Rica), Felipe González (España) y Tarja Halonen (Finlandia), así como el ex primer ministro italiano Massimo D’Alema y el ministro de Relaciones Exteriores de República Dominicana Roberto Álvarez.
(*) Este artículo es publicado por acuerdo con la agencia de noticias IPS.
Fuente de esta noticias es del Diario El Pais Costa Rica : Leer más
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