El triunfo que obtuvo Javier Milei en las PASO provocó movimientos impensados en el tablero político, sindical y empresarial. Mauricio Macri fue el primero que no disimuló la buena sintonía con algunas de sus ideas, para fastidio de Patricia Bullrich. Con el correr de los días, tanto el peronismo no kirchnerista, como sectores del círculo rojo y el sindicalismo empezaron a mirar con otros ojos al candidato libertario, que se convirtió en el gran polo de atracción política.
En paralelo, los voceros de su incipiente equipo comenzaron a relativizar la velocidad de las principales medidas promocionadas por el candidato de La Libertad Avanza en la campaña, como la dolarización o la eliminación del Banco Central. Y el mismo Milei comenzó a moderar algunos aspectos de su discurso. Frente al aumento de sus chances de llegar a la Casa Rosada, comenzaron las reuniones con otros actores, como la que tuvo el viernes durante más de una hora con el titular de la UOCRA, Gerardo Martínez, uno de los dirigentes de mayor peso en la CGT, para interiorizarse del seguro de desempleo en el sector de la construcción.
Sin embargo, el interrogante sobre la gobernabilidad de una posible presidencia de Milei sigue abierto. Básicamente, por la debilidad de su estructura política, su furibundo discurso “anti-casta” y su inestabilidad emocionalidad que se traduce en reacciones “irascibles” con relativa facilidad. Si se repitieran en octubre los números de las PASO, La Libertad Avanza contaría con un bloque de unos 40 diputados y 8 senadores, un número exiguo para imponerse en el debate de las reformas que necesitaría, pero lo suficientemente importante para romper la actual paridad de los dos bloques mayoritarios en ambas cámaras.
En el entorno del libertario minimizan las dudas sobre la capacidad de “ejecución efectiva” de Milei al frente de la conducción del país, y de su disposición al diálogo político. Creen que el triunfo del líder de La Libertad Avanza (LLA) generará “una implosión” de las dos principales coaliciones. “Van a desaparecer los grandes liderazgos que conocemos hasta ahora después del triunfo de un líder como Javier, que vino de afuera del sistema, y va a haber muchos dirigentes que quedarán libres”, se entusiasman. Estiman que habrá un grupo de 60-70 diputados “disponibles”, de extracción peronista “más de centroderecha” y del PRO más duro, con los que se podrá “hablar y trabajar en conjunto” para lograr consensos legislativos. Así, unidos por el rechazo al kirchnerismo, sectores del peronismo no k y el macrismo podrían facilitarle una plataforma de desembarco en el poder. “Vamos a tener que buscar acuerdos”, admiten.
En diálogo con uno de los hombres de confianza del libertario, un directivo de una de las principales empresas del país le manifestó su preocupación por el margen de gobernabilidad con el que contará. “No va a ser peor que lo que tenemos hoy con el kirchnerismo y un presidente sustituto. Por otro lado, Milei no va a hacer nada que les impida a las empresas trabajar libremente”, lo tranquilizó. La inquietud del hombre de negocios no se disipó.
Un dirigente que lo conoce hace varios años admite que “Javier no soporta la construcción política, ni a los políticos convencionales”. Por eso, delegó el armado de su campaña electoral a nivel nacional en su persona de mayor confianza y mano derecha, su hermana Karina, con formación en Relaciones Públicas y estudios en organización de eventos pero sin experiencia previa en la política, y en Carlos Kikuchi, licenciado en comunicación Social por la Universidad del Salvador, quien trabajó en su momento como vocero de Domingo Cavallo. En tanto, el armado en el estratégico territorio de la provincia de Buenos Aires quedó en manos de Sebastián Pareja, dirigente bonaerense alineado con Emilio Monzó en la gestión de Macri.
En caso de ganar, como posible ministro del Interior, Milei designaría a Guillermo Francos. Se trata de un cargo clave para la articulación política con los gobernadores, que serían todos opositores. Francos dejará su puesto como representante argentino ante el BID para sumarse al equipo de LLA. Fundador en los 90′s de Acción por la República junto con Cavallo, partido por el que fue diputado nacional, Francos fue luego funcionario de Daniel Scioli como titular del Banco Provincia. Francos y Milei se conocen bien por haber coincidido varios años en Corporación América, de Eduardo Eurnekian. Con mucha experiencia en la política y conocedor de los distintos actores en la escena política local, ya le anunció a Alberto Fernández que dejará su puesto a mediados de septiembre en el organismo internacional y volverá al país con su familia para ocuparse del diálogo con los distintos sectores políticos.
Entre los colaboradores de la “mesa chica” de Milei figuran, además, varios economistas. Una es Diana Mondino, profesora en la Universidad CEMA y presidenta del Banco Roela. Actual cabeza de lista de diputados nacionales por la Ciudad de Buenos Aires, suena como probable futura canciller en caso de un triunfo del libertario. Otro que se incorporó como flamante jefe de asesores económicos del líder de LLA es Carlos Rodríguez, ex viceministro de Economía de Carlos Menem, referente de la Escuela de Chicago e integrante del consejo superior de la Universidad del CEMA (UCEMA).
También se sumaron a su equipo Emilio Ocampo, director del Centro de Estudios de Historia Económica de esa Universidad e integrante del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso; Roque Fernández, ex ministro de Economía de Menem; y Darío Epstein, consultor en inversiones financieras. Ninguno sería, sin embargo, el ministro de Economía en un futuro gobierno del líder de La Libertad Avanza, un cargo de mucha sensibilidad, cuyo posible titular Milei mantiene en reserva. “Tiene 52 años y vive en el exterior. No lo quiere anunciar todavía”, admitió uno de sus hombres de confianza.
Otro de los que se había incorporado al equipo de LLA ya en la campaña es Alberto Tiburcio Benegas Lynch, conocido como “Bertie”, es el candidato a primer diputado nacional por la provincia de Buenos Aires. Es hijo de Alberto Benegas Lynch, de 83 años, y al que Milei considera “un prócer del liberalismo” en Argentina.
También, el candidato escucha por estos días a Nicolás Posse, ex gerente general de la Unidad de Negocios Sur de Aeropuertos Argentina 2000 y director de Proyectos en uso de licencia, quien suena como posible futuro jefe de Gabinete. Otro es Santiago Caputo, primo de Nicolás “Nicky” Caputo, el hermano del alma de Macri, e hijo de Claudio Caputo, ex presidente del Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires. Se trata un consultor político de 38 años, amigo de Milei y a quien conoció a través de Ramiro Marra, candidato a jefe de Gobierno porteño de LLA. Integró el equipo del consultor Jaime Durán Barba en los comienzos del macrismo y luego asesoró a varios políticos en la región.
Entre sus consejeros figura también Eduardo Rodríguez Chirillo, experto en energía y consultor de la Secretaría de ese área entre 1995 y 1996, cuando estaba bajo la órbita de Cavallo. Fue asesor del entonces Ministerio Nacional de Infraestructura y Vivienda en 2001, pero hoy está radicado en España donde tiene una consultora. Es el hombre clave de Milei en materia energética y como estuvo muy vinculado con el proceso de privatización de compañías estatales en la gestión de Menem, el candidato le encargó el diseño de un plan de reforma de Estado. Se trata de un tema neurálgico, ya que es una de sus obsesiones.
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