Salí muy joven del colegio y tal vez porque mi padre era médico y mi madre enfermera, ingresé a estudiar medicina, lo que no me gustó y me enrolé de nuevaolero y otras peripecias al año y medio de ingresado. Afortunadamente y como hablaba inglés, me gané una beca, dos años después del ingreso a la medicina y por 4 meses en The Experiment in International Living, con sede en Vermont.
Y la verdad mi vida de teenager, cambió casi en 180 grados. Reingresé en este caso en un nuevo ingreso a la PUC y me convertí en eso que llaman “Un Ratón de Biblioteca” y eso me ha perseguido en toda mi vida y yo OK, ahora que la magia del internet y las redes te dan “opulencia de la información” a la mano.
Escudriñando entonces y de madrugada, pues duermo muy poco por herencia materna, me encontré entonces en el Blog Salmon a un analista Alejandro Nieto Gonzales, quien señala que hay un bono perpetuo, el más antiguo del mundo y se origina en el año 1643, por una empresa de aguas holandesa que necesitaba capital para el mantenimiento de diques.
Escribe que en el propio bono se iban anotando los intereses pagados (un 5% anual) hasta el año 1943, cuando se añadió otro papel para seguir registrando los cupones. Se conoce que el propietario actual del bono es la biblioteca de la Universidad de Yale. Y cada cierto tiempo, el bibliotecario se desplaza a Amsterdam a cobrar. De hecho, la biblioteca presume de que este manuscrito es el único «vivo» que tienen en su colección de documentos antiguos.
Por tanto, este año se cumplen 375 años desde la emisión del bono y todavía está pagando intereses. No es mucho, unos 11 euros al año. Pero a lo largo de 375 años este bono ha sido un buen negocio para todos sus tenedores. Al principio por el cupón y ahora por el valor histórico del mismo.
Hay Estados que los han llegado a emitir (a veces en tiempos de Guerra) o empresas como bancos emiten este tipo de deuda debido a que se considera un tipo especial de capital de buena calidad.
Un bono perpetuo paga intereses pero nunca devuelve el principal. Es decir, no tiene fecha de vencimiento. Por tanto, va pagando el cupón de forma anual a perpetuidad.
¿Qué sentido tienen este tipo de bonos?
Puede tener sentido tanto para el emisor como para el comprador. Para el emisor si está en una situación complicada de necesidad de capital, donde puede asegurar el pago del cupón con cierta seguridad, pero no la devolución del préstamo. Y para el deudor porque compra un activo que le generará de forma permanente flujos de caja.
El analista de Salmón advierte entonces que puede que haya quien considere que este tipo de deuda genera problemas a ambas partes.
Por un lado, al emisor, que si sale de su situación especial tiene una deuda sin fin. Pero normalmente existen cláusulas que permiten al emisor recomprar el bono al tenedor, con lo cual el riesgo se mitiga.
De hecho, la mayoría de las emisiones a perpetuidad se han cancelado, como los perpetuos del Reino Unido en la Primea Guerra. Además, siempre existe la posibilidad de vender la deuda en los mercados si quiere recuperar el capital, aunque puede haber pérdidas si estos bonos cotizan por debajo de su precio de emisión. Esto sucede cuando el emisor se vuelve no confiable o cuando los tipos de interés son superiores al precio de emisión. Un ejemplo de esto son los bonos a 100 años de Austria. Desde su emisión en 2017 con un cupón del 2% los tipos han subido y ahora hay deuda a corto plazo que paga mejor. Por tanto, el precio de estos bonos se ha venido abajo.
Interesante no sabía que esta modalidad es posible y puede ser utilizada “eficientemente”.
FUENTE DE ESTA NOTICIA: https://larazon.pe/por-dennis-falvy-hay-un-bono-que-se-viene-pagando-por-375-anos/
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