
En Coalición por el Evangelio trabajamos para proveer recursos edificantes para la iglesia hispana de la mano con autores caracterizados por la fidelidad bíblica, el compromiso con la iglesia local, la credibilidad apropiada para cada escrito y la integridad reconocida en su caminar diario.
En una época secularizada y dividida como la nuestra, en la que cualquiera puede ser influencer sin tener autoridad verdadera ni rendición de cuentas, y cuando la IA satura la Internet de contenido olvidable, regurgitado por algoritmos, vacío y poco original, sentimos nuestra labor más apremiante que nunca.
Por eso agradecemos a Dios por el privilegio y la responsabilidad de haber podido servir en nuestra tarea durante un año más, alcanzando a millones de lectores en todo el mundo hispano por medio de cientos de escritos.
Ahora que termina este 2025, compartimos contigo la siguiente selección —hecha por nuestro equipo editorial— de nuestras diez mejores publicaciones originales este año (con extractos breves de cada una), sin ningún orden en particular. Oramos que puedan ser de edificación para ti tanto como lo han sido para nosotros.
6 maneras en que congregarme me ha formado como creyente
La iglesia no es perfecta y, por eso, en ella aprendemos a amar de verdad. Congregarme me ha enseñado a ser más paciente, a perdonar más y a pedir perdón con prontitud. La comunidad pule finamente y es una de las herramientas favoritas que Dios usa para afinar el carácter.
La escuela de gracia que es la iglesia nos llama a acercarnos con misericordia, a preferir al otro por encima de mí, a corregir con ternura, a dar sin esperar algo a cambio. Y sí, a veces hay desacuerdos, pero es justo ahí donde se cumple la Palabra: «El hierro con hierro se afila» (Pr 27:17).
En la iglesia, cada encuentro se convierte en parte del proceso donde Dios me forma para amar como Él ama: sin condiciones.
De la intimidad a la comunidad: redescubriendo la adoración congregacional
Nuestras reuniones no son solo sobre el presente; son un anticipo de la eternidad. Cuando cantamos juntos como iglesia, estamos anticipando el día en que todos los redimidos de toda lengua, tribu y nación adorarán ante el trono de Dios (Ap 7:9-10).
Imaginemos la alegría de escuchar incontables voces, unidas en corazón y propósito, proclamando la gloria de Cristo. Cada domingo, participamos en un reflejo pequeño pero poderoso de esa realidad futura. La adoración en la iglesia no es un escenario para experiencias personales aisladas, sino una oportunidad para declarar juntos lo que creemos, lo que hemos experimentado como comunidad y lo que esperamos en Cristo.
No debemos tomar esto a la ligera; cada vez que nos reunimos como iglesia a cantar, estamos ensayando para la eternidad.
TikTok es cocaína digital para tus hijos
No sé cuántas veces en conferencias e iglesias durante años se me han acercado adolescentes y jóvenes adultos con lágrimas en los ojos y una carga muy pesada sobre sus vidas, para decirme que necesitan ayuda: que están adictos a las redes sociales (mayormente TikTok) y que esto los afecta en el hogar, los estudios, sus relaciones y su caminar espiritual. No podemos minimizar esta crisis. ¿Nos está moviendo el amor a Dios y a nuestro prójimo a hacer algo al respecto?
En vez de permitir que las nuevas generaciones vivan con la mirada en las cosas de abajo —hacia sus teléfonos y apps esclavizantes—, oremos que el Señor nos conceda ayudarlos más bien a levantar la mirada hacia arriba (Col 3:2). Allí está el Rey que regresará para acabar con toda maldad y adicción. Él nos satisface como nada en este mundo puede hacerlo. Él está dispuesto a darnos la sabiduría que necesitamos en nuestros días.
Huyendo de mi sombra: ¿Por qué me niego a pasar tiempo conmigo mismo?
Quizás te escondes detrás de tu teléfono porque prefieres distraerte antes que mirarte en el espejo que refleje tu alma (Stg 1:23-25). Prefieres entumecer tus sentidos antes que enfrentarte a la realidad de tu propio corazón y gastar tu tiempo en mil pasatiempos con el fin de evitar el contacto contigo mismo. No huyas más porque Dios sabe perfectamente quién eres y no quiere que te pierdas en los recovecos de tu propia oscuridad.
¿Los cristianos pueden usar IA para la consejería o terapia personal?
Cuando somos salvos, somos unidos a Cristo, pues tenemos vida juntamente con Él (Ef 2:5). Está unión con Jesús significa también una unión con nuestros hermanos en la fe (Ef 2:14). Dios nos salva del pecado y nos introduce en una comunidad. Esa es la voluntad de Dios y Su diseño para nuestro crecimiento y madurez espiritual. Cuando comprendemos este diseño perfecto y maravilloso del Señor, nos damos cuenta de que el aislamiento no es una opción.
La inteligencia artificial no puede llorar con los que lloran, llevar las cargas de otros ni sostener las manos de los que están sufriendo. No puede dar un abrazo sentido y necesario en momentos de debilidad o de felicidad. Tampoco puede escuchar con genuina compasión y comprensión, en el contexto de una relación y compromiso entre miembros del mismo cuerpo, quienes experimentan juntos la transformación de sus vidas y la redención de sus relaciones humanas.
4 señales de crecimiento como padres
La crianza bíblica no se trata de mejorar la imagen de papá o mamá. Más bien, se trata de dirigir el corazón de nuestros hijos a comprender su conducta, sus actitudes y sus pensamientos a la luz de quién es Dios y de lo que Él requiere de Sus criaturas. Cuando los padres podemos quitarnos del centro y hacer de la crianza una herramienta para bendecir a nuestros hijos y dar gloria a Dios (Col 3:20), entonces estaremos creciendo en nuestra tarea. Ser padres es tener la oportunidad y el privilegio de dirigir el corazón del niño a la fuente de todo bien: Cristo.
¿Qué significa ser guiados por el Espíritu Santo?
La guía del Espíritu Santo no es una experiencia mística reservada para unos cuantos, sino un privilegio otorgado a todos los que pertenecen a Cristo, es decir, a los hijos de Dios. En efecto, cuando Dios nos adoptó como hijos mediante la fe en Jesús, nos dio Su Espíritu Santo para habitar en nosotros (Ro 8:15-16).
En lugar de un espíritu de esclavitud que nos mantenga en temor, hemos recibido al Espíritu de adopción, por el cual ahora podemos clamar con confianza: «¡Abba, Padre!». Ser guiados por el Espíritu, entonces, es un aspecto integral de nuestra nueva identidad como hijos amados de Dios.
La sana doctrina no basta: Bavinck y la ética que depende del Espíritu
La acumulación de lenguaje teológico en nuestras mentes no es sinónimo de crecimiento espiritual. Por supuesto, no hay nada de malo en aprender teología, siempre y cuando estemos aplicando esa teología a nuestras distintas realidades.
Sin embargo, cada vez que aprendemos algo doctrinalmente sano debemos preguntarnos cuál será el efecto que esto traerá en nuestra vida y en la de aquellos que nos rodean. Dicho de otra manera, debemos pensar seriamente en cómo una sana teología centrada en Dios me lleva a responder en adoración a Dios y en edificación del cuerpo de Cristo.
Tu indiferencia no es una respuesta bíblica ante los conflictos
La Biblia nunca nos llama a ser indiferentes; todo lo contrario, nos llama a buscar, a amonestar, a perdonar: «¡Tengan cuidado! Si tu hermano peca, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo. Y si peca contra ti siete veces al día, y vuelve a ti siete veces, diciendo: “Me arrepiento”, perdónalo» (Lc 17:3-4).
La razón detrás de estos llamados es el amor a mi hermano. Porque amo a la persona con quien tengo un conflicto, en lugar de actuar con indiferencia, me acercaré a hacer lo que esté en mis manos para estar en paz, respondiendo en amor aun cuando no reciba lo mismo.
Entrena tu alma: Elegir lo fácil puede salirte caro
El mundo promueve una cultura y forma de vivir que nos arropa más de lo que nos gusta admitir. Teniendo a la tecnología como un elemento central en «cómo hacer vida», la sociedad exalta, promueve y procura aquello que es más cómodo, rápido e instantáneo. Desde las facilidades que adquirimos en nuestro hogar y trabajo, hasta los hábitos (intencionales o no) que implementamos, todo parece tener un mismo fin: hacer las cosas más fáciles.
«¡Pero esto no tiene nada de malo, Paola!», me puedes decir. Y sí, en un sentido puede que tengas razón. Sin embargo, considero que el costo que estamos pagando es más alto de lo que queremos reconocer: relaciones deterioradas —con el Señor y con el prójimo— y un alto nivel de distracción que está consumiendo la vida misma.
Josué Barrios
Fuente de esta noticia: https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/mejores-articulos-2025/
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