
El desembarco de la Inteligencia Artificial (IA) en Sanidad parece imparable. Lola es un ejemplo de una herramienta que hace apenas unos años parecería un elemento de ciencia ficción. Se trata de un asistente sanitario de voz basado en inteligencia artificial que automatiza tareas clínicas rutinarias -como el seguimiento de pacientes crónicos o la monitorización telefónica- bajo supervisión directa de los profesionales sanitarios. Charlamos sobre su desarrollo e implantación, así como el panorama que la IA está propiciando en el sector con María González, CEO de Tucuvi, la startup que ha creado esta herramienta.
PREGUNTA.- ¿De dónde surge TUCUVI? ¿Qué necesidad no cubierta tratáis de resolver?
R. Empezamos hace casi seis años y nuestra misión es intentar solucionar uno de los problemas más grandes que hay a nivel global en Sanidad, que es la capacidad asistencial. Es algo que depende de cada comunidad autónoma (CCAA), pero el tema común es que no hay suficientes profesionales o que los que hay no tienen suficiente tiempo para proveer la atención que necesitan los pacientes. Es una tendencia que está aumentando.
Entonces, al empezar pensamos en encontrar una forma de hacer que los profesionales fueran más eficientes. Creemos mucho en el potencial de la IA, siempre que esté desarrollada de una forma segura, de una forma clínicamente validada y acorde a la regulación. En definitiva, que pueda hacer tareas por los profesionales sanitarios, pero siempre desde su control, que ellos elijan qué tiene que hacer.
P.- ¿Qué nos puedes contar de las ‘tripas’ de Lola, vuestro asistente de voz?
R. Al inicio del proyecto tomamos una decisión clave: pensamos si buscábamos sustituir al profesional o ampliar sus capacidades. Y lo que queremos es aumentar sus capacidades. Entonces diseñamos la plataforma conocida como Lola, que es un agente de voz que forma parte, a su vez, de una plataforma asistencial que controlan los clínicos.
Lo que hacemos es automatizar tareas que ellos hacen. Se trata de un agente muy inteligente, empático, que está formado, por así decirlo, por muchos agentes pequeñitos que son modelos específicos que se aseguran de que sea precisa, que siga las guías clínicas y de que no alucine.
Al margen, y encima de esa capa determinista que le permite ir tomando decisiones, tenemos modelos generativos, que básicamente se centran en que sea capaz de seguir un modelo conversacional en el que no se note que es una IA, sino que se perciba como un agente empático que te escucha y te entiende.
P.- ¿Y a partir de esa base, lo vais adaptando a las necesidades de cada centro?
R. Claro, llegamos a un hospital y obviamente todos se basan en las mejores guías clínicas, pero también tienen procesos que son súper específicos y son diferentes entre un centro y otro. Entonces, necesitamos que la plataforma tenga esa flexibilidad de configuración para adaptarse a los procesos de realidad asistencial de todos los hospitales.
P.- ¿Cuál es la implantación actual de Lola?
En cuanto a nuestra implantación, estamos en más de 60 centros en España, Portugal y Reino Unido. Además, Lola ha interactuado ya con más de 750.000 pacientes.
P.- ¿Qué ‘feedback’ os están dando tanto los pacientes como los clínicos?
R. Nosotros medimos siempre tres aspectos: dos cuantitativos y uno cualitativo. En la parte cuantitativa nos referimos al alcance -cuando los pacientes contestan- y a la adherencia -que es cuando completan las llamadas, que no suelen ser cortas precisamente-.
Cuando empezamos con los procesos de seguimiento de pacientes crónicos, ya vemos que el alcance y la adherencia están normalmente por encima del 90 por ciento, un porcentaje muy alto. Por ello, pensamos que los pacientes reciben bien esta herramienta, porque es una mejora con respecto a la realidad que tienen a día de hoy. Creo que puede influir que la voz, la experiencia conversacional, haya mejorado. Pero da igual que la voz mejore o la tecnología mejore si no controlas mucho el alcance. Entonces, en una fase muy temprana contratamos diseñadores conversacionales que lo que hacen, básicamente, es controlar la personalidad y los límites de cómo se va a comportar Lola en distintos escenarios y que sea siempre consistente.
En el lado cualitativo, precisamente, está la percepción de los pacientes. Y en este sentido, al hilo de lo que decía, hacemos catas de calidad en las que se pregunta al paciente qué le ha parecido el seguimiento. Las pueden hacer tanto Lola como un profesional, pero tenemos muy claro que debemos hacer todos esos procesos de calidad. Aquí encaja que hemos logrado el marcado CE clase 2B.
P.- ¿En qué momento está ahora la tecnología?
R. Han cambiado mucho dos cosas desde que empezamos. Una es la voz. Cuando hace 5 años te llamaba un agente de este tipo, la voz era muy robótica. Ahora no tienes por qué notar que es una máquina.
Por otro lado, la parte de IA generativa no existía y todo lo que iba a decir la IA tenías que escribirlo manualmente antes. Ahora lo que hacemos es esa combinación: tenemos unas guías y luego le damos una capa generativa para preguntar los asuntos de distintas maneras, de forma que sea más empática e inteligente y capaz de generar las distintas respuestas, pero siempre basándose en esas guías y criterios de calidad.
P.- ¿Cuáles son las barreras, principalmente de entrada, que os estáis encontrando?
R. Más allá de la tecnología, la clave pasa por un cambio, una transformación de cómo se están haciendo las cosas: cómo manejar la gestión del cambio.
Cuando vamos a algún hospital, normalmente nos proponen un montón de procesos en los que se podrían hacer cosas. Y está bien, pero hay que bajarlo. No es implementar una tecnología y ya está. Es definir este proceso, ver cómo funcionaba antes y ver cómo queremos que funcione ahora.
Y esto es lo que necesitamos: que se involucren los directores médicos, los equipos de enfermería, todos. Que entiendan lo que es la IA, que planteen sus miedos y dudas para que podamos resolverlos y que entiendan de verdad cómo funciona la nueva herramienta. Si tuviera que decir un solo reto, diría este: tiene que ver más con la gestión del cambio que con la tecnología en sí.
P.- Habéis notado cambios estructurales en los sistemas sanitarios para adaptarse a la IA?
R. Hemos notado mucho más interés, pero yo creo que viene como consecuencia de la presión asistencial. Ya no solo se busca IA, sino soluciones para la presión que tenemos en los hospitales. En este sentido, hay algunos hospitales que tienen unos órganos de gobernanza de IA más avanzados que otros.
Enrique Delgado Sanz
Fuente de esta noticia: https://gacetamedica.com/investigacion/maria-gonzalez-ia-tucuvi/
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