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La escritora y periodista colombiana Laura Restrepo, una de las voces más influyentes de la literatura latinoamericana contemporánea, decidió cancelar su participación en la próxima edición del Hay Festival tras confirmarse la asistencia de la dirigente política venezolana María Corina Machado. La determinación, comunicada de manera directa y personal a la dirección del festival, no solo marca un gesto de coherencia política y ética por parte de la autora, sino que instala una discusión de fondo sobre los límites, responsabilidades y alcances de los espacios culturales en el escenario global.
En una carta dirigida a Cristina de la Fuerte, directora del Hay Festival, Restrepo expresó su agradecimiento por la invitación como ponente al encuentro de Cartagena 2026, al tiempo que dejó en claro que su retiro no responde a una discrepancia menor ni a una diferencia circunstancial. Según la escritora, la participación de Machado representa una línea que no está dispuesta a cruzar, al considerar que se trata de una figura pública que ha respaldado abiertamente posturas favorables a la intervención militar de Estados Unidos en América Latina, una posición que, a su juicio, atenta contra la soberanía y la autodeterminación de los pueblos de la región.
Con un tono firme pero respetuoso, Restrepo sostuvo que ofrecer una plataforma cultural de prestigio internacional a quienes promueven ese tipo de agendas implica legitimar discursos que históricamente han derivado en violencia, despojo y subordinación política en el continente. En su mensaje, la autora subrayó que no se trata de censura ni de intolerancia frente a la diferencia ideológica, sino de una cuestión de responsabilidad ética: no todo discurso puede ser presentado como una opinión más cuando está asociado a la justificación de intervenciones extranjeras y al debilitamiento de la soberanía nacional.
La decisión de Restrepo adquiere un peso particular por su trayectoria intelectual y por el lugar que ocupa en el debate público latinoamericano. A lo largo de su obra y de su carrera periodística, la autora ha explorado con profundidad las heridas abiertas de la región, las consecuencias del autoritarismo, la violencia política y las injerencias externas. Su renuncia al Hay Festival, lejos de ser un gesto aislado, se inscribe en una línea de pensamiento coherente que interpela directamente a los grandes foros culturales internacionales, cada vez más expuestos a tensiones entre pluralismo, neutralidad y compromiso histórico.
El episodio coloca en el centro una pregunta incómoda pero necesaria: hasta dónde llega la responsabilidad de los festivales culturales cuando deciden a quién invitan y a quién convierten en referente ante audiencias globales. En un contexto en el que la cultura se ha transformado también en un espacio de disputa política y simbólica, la postura de Laura Restrepo reabre un debate que trasciende un evento puntual y obliga a revisar el papel de las instituciones culturales frente a los conflictos y asimetrías de poder que siguen marcando a América Latina.
Más allá de las reacciones inmediatas, la carta de la escritora deja una señal clara: para algunos intelectuales, la neutralidad absoluta no existe cuando están en juego principios fundamentales como la soberanía, la dignidad de los pueblos y la memoria histórica. Su ausencia en el Hay Festival, paradójicamente, se convierte así en una de las presencias más elocuentes del debate cultural y político actual.
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