Este lunes se sintió un poco menos lunes que los demás. Y no solo por ser festivo en todo el país, sino porque pudimos pasarlo junto a nuestros hermanos en la fe en Fórum GBU. Y, aunque el título era “La historia inacabada”, este encuentro sí estaba llegando a su fin.

El programa general arrancó la mañana con una exposición bíblica a cargo del pastor y teólogo José de Segovia. Recogiendo el testigo de Óscar Pérez y Laura Pérez, el ponente reflexionó en torno al capítulo 12 del libro de Hebreos. Fue alentador recordar que no hay ninguna realidad a la que podamos hacer frente que Jesús no haya conocido. Y precisamente por ello, Dios nos mira como un padre que se compadece de sus hijos, disciplinándonos y corrigiéndonos desde ese amor.

Además, José de Segovia meditó en la necesidad que tenemos, como embajadores de Cristo, de ser un pueblo que entiende que nuestra paz proviene de Jesús. Tenemos que vivir conforme a la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, extirpando toda raíz de amargura que pueda brotar en nosotros. Solamente así nuestra manera de relacionarnos —entre nosotros y con nuestros entornos— reflejará el carácter de Jesús.

En paralelo, el programa joven celebró distintos seminarios sobre cómo vivir la misión de Dios: a través de nuestra identidad, en una iglesia que desaparece, en el mundo de la desinformación, etc. Finalmente, participantes del programa general y del joven nos reunimos por última vez en la plenaria final de Paul Williams. Durante el tiempo de anuncios de esta sesión, Paqui Capa pudo presentar a los asistentes la labor de la Alianza Evangélica Española, y más concretamente la de Alianza Solidaria y Areópago Protestante, presentes con stands durante todo el encuentro.

Los dones necesarios para cruzar el umbral

Si el sábado reconocíamos estar en un nuevo “umbral”, y el domingo meditamos en aquellas cosas que dejar atrás para poder cruzarlo, el lunes Paul nos invitó a pensar en siete dones que nos son de ayuda para atravesar este umbral. Recogiendo lo que José de Segovia formulaba en su exposición bíblica, el primero de esos dones es precisamente la paz, que es el fundamento de la verdadera unidad. El mundo nos mira, y no entiende de divisiones, sino que nos ve como el gran bloque de “los cristianos. “¿Estamos buscando vivir conforme a esta paz y unidad?”, nos retaba Williams.

Ser conscientes de nuestra identidad como embajadores de Cristo —y no como extraños— y de la autoridad que Dios nos ha dado en la tierra es igualmente importante. “Ya tenemos toda la autoridad que necesitamos, pero, ¿vivimos nuestra vida sintiendo que la tenemos?”, señalaba Paul.

La Palabra de Dios, el único “arma ofensiva” mencionado entre la armadura del cristiano de Efesios 6. Esta espada de doble filo se clava en el corazón del ser humano viva y eficazmente, trayendo la ayuda que todos necesitamos; pero a veces conlleva una dolorosa curación. “Usémosla para traer paz”, exhortaba Williams.

El Espíritu Santo, abogado y consolador, nos libera del miedo y nos lanza a servir a los demás. La reconciliación de Dios con todas las cosas es nuestro llamado en la tierra; es el ministerio del evangelio. Y finalmente, creer en la vida eterna es un don que nos ayuda a cruzar este umbral temporal con la mirada puesta en lo eterno, confiando en el amor de Dios y en su soberanía.

Unas reflexiones finales

Carolina Bueno Calvo, secretaria ejecutiva de FEREDE, dirigió unas palabras finales de agradecimiento a los GB Unidos, recordando la cooperación entre ambas entidades en temas como la defensa de la libertad religiosa en los espacios educativos y universitarios. Asimismo, Carolina dedicó unas conmovedoras líneas a rememorar su vínculo personal con GBU:

“Yo me convertí en la Universidad. Mi primer contacto con la iglesia evangélica fue a través de los Grupos Bíblicos Universitarios, y mis primeros pasos en la fe fueron en el núcleo de GBU en la Universidad Autónoma de Madrid. Actualmente sigo conectada a través del Foro Evangélico del Derecho y mis hijos están participando y recibiendo mucho de los GBE y GBU.”

Carolina hizo también una primera valoración de todo lo vivido. Subrayó la gran afluencia de personas en este encuentro, algo que denota que hay vidas con ganas de participar en la misión de Dios. Siendo conscientes del privilegio de formar parte de esta historia inacabada de Dios, hemos sido retados a estar a la altura y dar respuesta a ese resurgir de inquietudes por lo espiritual o trascendente. Antes esta oportunidad que se nos presenta, la iglesia evangélica debe “colaborar en la misión de ser sal y luz y dar a conocer a Jesús, que es el único capaz de saciar el hambre que vemos a nuestro alrededor”, comentó Bueno Calvo.

Joaquín Hernández, secretario general de los GB Unidos cerró Fórum GBU agradeciendo a todos los equipos implicados en la organización y el desarrollo del encuentro: desde el comité organizador, que lo lleva planificando desde 2023, hasta ponentes, técnicos de sonido, grupos de alabanza, voluntarios, etc. Emocionados, recordamos también la vida de aquellos pioneros de la obra de GBU en España que en este 2025 partieron con Dios: Rodolfo González, Samuel Escobar y, recientemente, Luis Corpas.

Ahora, otros tomamos el testigo y seguimos corriendo la carrera. “Me asombra ver a tan poca gente calva”, bromeó Joaquín, despertando la carcajada de todo el auditorio. “Es una alegría enorme ver a tantas caras jóvenes, y damos muchas gracias a Dios por ello.” 

Para terminar, Hernández recordó tres énfasis que llevan en el corazón de Fórum desde el inicio de su organización, y que guardamos ahora como motivos de oración: atesorar todo lo vivido y escuchado en nuestros corazones, ser capaces de vivir fielmente en el presente y vivir y mirar hacia el futuro con esperanza. “Esta historia no está acabada, pero acabará, y sabemos qué final tiene”, finalizó.

Con todos estos retos en mente, concluimos cuatro días de seminarios, predicaciones, alabanzas, arte y conversaciones de todo tipo. Unos días que, aunque intensos, han sido espacio clave de reflexión conjunta para 700 personas cuyo corazón arde por la misión de Dios y por ser sal y luz allí donde Dios nos ha puesto.