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La irrupción del Movimiento por la Paz de Noruega en el debate público dejó una estela de desconcierto en Oslo y reavivó un cuestionamiento de fondo sobre el rumbo que, según los activistas, ha tomado el Premio Nobel de la Paz. En una declaración contundente, hecha pública tras una rueda de prensa que desbordó la sala prevista para el encuentro, el movimiento acusó al Comité Noruego del Nobel de traicionar los principios fundacionales del galardón al respaldar la candidatura de María Corina Machado, cuya trayectoria -señalaron- contradice de manera frontal los pilares que Alfred Nobel estableció en su testamento.
Los representantes del movimiento no ocultaron su indignación. Denunciaron que la decisión equivale a «saquear el espíritu y los fondos destinados a la paz» y a convertir el premio en un instrumento que, en lugar de promover la reconciliación, legitima agendas incompatibles con el desarme, la cooperación internacional y el rechazo absoluto a la intervención militar. Entre las acusaciones más severas, recalcaron que Machado, lejos de encarnar un perfil conciliador, se ha posicionado en repetidas ocasiones a favor de acciones que, a juicio de los activistas, vulneran la esencia del premio y contradicen la visión de Nobel de homenajear a quienes contribuyan de forma decisiva a evitar la guerra.
La crítica se intensificó al examinar las tres líneas directrices del legado de Nobel. De acuerdo con los activistas, la primera, la promoción de la fraternidad entre las naciones- queda anulada cuando una figura pública adopta posturas que profundizan la polarización interna o que respaldan políticas ajenas a cualquier idea de acercamiento entre pueblos. Señalaron que Machado actúa como una fuerza divisoria dentro de Venezuela y que, a escala internacional, sus posiciones públicas la alejan de la diplomacia orientada a la cohesión y la convivencia.
El segundo pilar, la reducción y eventual abolición de las armas- fue otro punto de fricción. El Movimiento por la Paz de Noruega reprochó al comité el haber pasado por alto que Machado ha defendido, según ellos, escenarios que implican la participación de fuerzas externas en territorio venezolano y ha adoptado una narrativa que, lejos de propiciar la desmilitarización, la obstaculiza. Para los activistas, una figura que respalda la idea de intervención militar o que justifica la violencia selectiva, aun bajo el argumento de combatir el crimen organizado, no puede ser presentada ante el mundo como referente de pacificación.
El tercer criterio, referido al impulso de iniciativas de diálogo y espacios permanentes de construcción de paz, fue objeto de una objeción igualmente firme. El comité describió el trabajo de Machado como un intento de impulsar una «transición pacífica» en Venezuela, pero el movimiento noruego respondió que su historial político muestra una insistente apelación a potencias extranjeras para precipitar un cambio de régimen. Presentar este enfoque como una contribución a la paz, afirmaron, constituye una distorsión de la realidad y una vulneración directa del espíritu del testamento de Nobel, que concebía estas plataformas como ámbitos para el entendimiento y no como antesala para un eventual conflicto.
La argumentación del comité de que Machado habría logrado unificar a sectores opositores tampoco convenció al movimiento. Incluso si tal objetivo se hubiera alcanzado plenamente -señalaron- ello no guardaría relación con los propósitos del Nobel de la Paz, pues una alianza interna, utilizada como herramienta política en un contexto de confrontación, no puede equipararse al trabajo internacional por la reconciliación o por la prevención de la violencia. Para los activistas, la selección de la líder venezolana para el Premio Nobel de la Paz 2025 representa una incoherencia difícil de justificar y un precedente que amenaza la credibilidad del reconocimiento más emblemático del pacifismo global.
La denuncia, hecha con un tono inusualmente severo para un país que acostumbra expresarse con cautela diplomática, deja al comité bajo un escrutinio creciente y abre un debate que, a juzgar por las reacciones iniciales, está lejos de concluir.
carloscastaneda@prensamercour.org
