
Mientras los humanos debatimos sobre fronteras y la crisis de la vivienda, hay un ser diminuto que ha borrado todos los límites geopolíticos. Se trata de la hormiga argentina (Linepithema humile), una especie que ha logrado lo impensable: construir una supercolonia que abarca España, Portugal, Francia e Italia.
A simple vista, parecen hormigueros aislados, montoncitos de tierra que podrías ignorar en un paseo por el campo. Pero la realidad es mucho más inquietante: si tomaras una hormiga de una playa de Galicia y la soltaras en la Riviera italiana, sería reconocida inmediatamente como una “hermana” y bienvenida al nido. No habría lucha. Solo cooperación. Es un imperio silencioso de miles de millones de individuos que ha transformado el subsuelo de Europa en una única y monstruosa megalópolis.
Más grande que cualquier obra humana: la escala de la invasión
Solemos impresionarnos con las construcciones de otras especies. En América Central, las hormigas cortadoras de hojas crean estructuras subterráneas del tamaño de una cancha de tenis; experimentos donde se vierte yeso en sus túneles han revelado “ciudades” con el volumen de una furgoneta camper. Pero eso es un juego de niños comparado con lo que ocurre aquí.
La supercolonia europea de Linepithema humile no se mide en metros, sino en miles de kilómetros. Según estudios publicados en revistas como PNAS y documentados por la Universidad de Lausana, esta especie invasora ha eliminado la agresión entre nidos vecinos. Al no pelear entre ellas, pueden dedicar toda su energía a dos cosas: reproducirse y eliminar a la competencia.
El resultado es una densidad de población abrumadora. Han barrido del mapa a casi todas las especies de hormigas nativas en su camino, alterando ecosistemas enteros, protegiendo plagas agrícolas a cambio de melaza y afectando incluso a la dispersión de semillas de nuestras plantas autóctonas. Es una crisis de biodiversidad invisible que avanza bajo el suelo.
Una lección de humildad (y de terror) biológico
Lo irónico es que nosotros somos los culpables. Esta especie, nativa de la cuenca del río Paraná, llegó a España y al resto del continente viajando como polizón en nuestros barcos y transportes de mercancías. Aquí, lejos de sus enemigos naturales y en nuestro clima mediterráneo, encontraron el paraíso.
Existen otras supercolonias menores, como la “Supercolonia Catalana”, que curiosamente sí combate a muerte con la gran supercolonia principal europea. Pero la magnitud de la estructura dominante, que une el Atlántico con el Mediterráneo, es un recordatorio brutal de cómo una especie invasora puede reescribir las reglas de la naturaleza si le damos la oportunidad.
La próxima vez que veas una fila de pequeñas hormigas negras en tu terraza, recuerda: no son solo unas pocas vecinas molestas. Podrían ser las soldados de un imperio que se extiende más allá de donde alcanza tu vista, una “nación” química que ha logrado una unidad que la Unión Europea solo podría soñar.
Adrián Villellas
Fuente de esta noticia: https://www.ecoticias.com/naturaleza/extiende-6000-km-costas-portugal-espana-francia-italia-animal-conquistado-europa-cuenta
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