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Cada 7 de diciembre, cuando cae la tarde y la brisa anuncia la llegada de la temporada navideña, miles de familias en Colombia y en diferentes comunidades del mundo encienden pequeñas luces que, más allá de iluminar calles y balcones, dan vida a una tradición profundamente arraigada en la memoria colectiva. El Día de las Velitas, ligado a la celebración de la Inmaculada Concepción de la Virgen María y al anuncio del Arcángel Gabriel, ha trascendido las fronteras religiosas para convertirse en un momento de encuentro, esperanza y renovación espiritual.
A lo largo de los años, esta costumbre ha evolucionado sin perder su esencia. Los faroles de colores se alinean a la entrada de los hogares; vecinos, amigos y familiares se reúnen alrededor del brillo tenue de las velas; algunos comparten una cena sencilla, otros bailan hasta el amanecer, mientras muchos aprovechan este instante para agradecer el año vivido y proyectar los sueños del que está por comenzar. Es una noche en la que la luz se convierte en un lenguaje universal.
Cada color de las velitas ha adoptado un significado especial, apropiado por quienes encuentran en este gesto un espacio de reflexión y deseo. El blanco simboliza pureza, calma y claridad en los caminos que se abren. El azul se relaciona con la serenidad y la armonía con quienes nos rodean. El morado representa transformación y el cierre de ciclos. El rojo conecta con los sentimientos profundos y el amor que se renueva. El verde evoca prosperidad, salud y fortaleza interior. Encender una vela se convierte, así, en una declaración silenciosa de fe en lo posible.
Diez frases acompañan esta noche en la que los buenos deseos se vuelven protagonistas. Que la luz que hoy enciendes permanezca viva en tu vida y te recuerde que siempre habrá un motivo para creer en lo que viene. Que esta pequeña llama lleve contigo paz, esperanza y la certeza de que los días por venir traerán nuevas bendiciones. Que cada chispa que ilumine esta noche sea un reflejo de los sueños que guardas en silencio. Que la felicidad encuentre hoy un rincón en cada hogar y que el amor brille con la fuerza de las luces que encendemos. Hoy encendemos más que velas: encendemos la intención de iluminar el camino de quienes amamos. Que esta luz acompañe la espera navideña y nos prepare para recibir un tiempo de unión y esperanza. Que esta noche sea el abrazo que no siempre damos, la palabra que a veces callamos y la oportunidad de agradecer por quienes caminamos juntos. Gracias por ser presencia, guía y luz; hoy celebramos el brillo que aportas a nuestras vidas. Que estas llamas se mantengan vivas durante la Navidad y se conviertan en protección, alegría y buenos augurios para el próximo año. Deja que la luz que hoy enciendes marque el inicio de una época llena de serenidad, amor y nuevos comienzos.
La noche del 7 de diciembre también ofrece un espacio íntimo para honrar la memoria de quienes ya no están. Muchas personas elevan una luz hacia el cielo para recordar que el amor no conoce distancias ni despedidas definitivas. En ese espíritu, surgen palabras que acompañan el recuerdo. Que la luz que encendemos hoy viaje hasta donde estás y mantenga vivo tu recuerdo en nuestros corazones. Esta velita sube contigo en pensamiento y se convierte en homenaje a tu presencia eterna en nuestra vida. Que la llama de esta noche ilumine el cielo y el lugar donde habitas ahora, mientras aquí seguimos celebrando tu memoria. Para quien sigue guiándonos desde lo alto, un Feliz Día de las Velitas que cruza el tiempo y la distancia.
carloscastaneda@prensamercosur.org
