
Ministro de Educación, Daniel Rojas Medellín – Imagen Mineducacion
El país conoció esta semana uno de los anuncios más significativos en materia de política educativa de los últimos años: 1.192 jóvenes recibirán la condonación total o parcial de sus obligaciones con el ICETEX, un alivio que llega tras largos periodos de incertidumbre financiera y que representa, para muchos, la posibilidad real de retomar proyectos que habían quedado suspendidos por el peso de una deuda difícil de asumir. Con esta decisión, el Gobierno Nacional busca desmontar el antiguo modelo de financiamiento educativo que durante años empujó a miles de estudiantes a cargar con compromisos que afectaron su estabilidad personal y profesional.
La medida, coordinada entre el Ministerio de Educación y la Central de Inversiones (CISA), impacta a jóvenes de regiones como Cundinamarca, Antioquia, Santander, Atlántico y Valle del Cauca, entre otras, y se suma a una estrategia más amplia que pretende transformar el acceso a la educación superior, especialmente en los sectores que históricamente han tenido menos oportunidades. Para muchos de los beneficiarios, este anuncio implica no solo la entrega de los paz y salvo correspondientes, sino la recuperación de su tranquilidad emocional y la reactivación de proyectos de vida que habían quedado frenados por obligaciones que parecían interminables.
El programa de condonaciones, que ya ha alcanzado a miles de jóvenes vinculados al desaparecido esquema de Ser Pilo Paga, también busca corregir lo que el Gobierno considera un error estructural: un modelo que se presentó como un programa de mérito y movilidad social, pero que terminó convirtiendo las becas prometidas en créditos que golpearon especialmente a víctimas del conflicto armado, familias en condición de pobreza extrema, madres cabeza de hogar y comunidades vulnerables. La nueva política pretende revertir estas dinámicas y avanzar hacia un sistema educativo que no dependa de la deuda para garantizar el acceso.
En ese sentido, el ministro de Educación, Daniel Rojas Medellín, aseguró que la transformación del modelo no es un gesto puntual, sino un cambio estructural que se proyecta hacia los próximos años. Destacó que el presupuesto nacional de 2026 contempla recursos destinados al subsidio de tasas y a nuevas condonaciones que podrían beneficiar a más de 200.000 estudiantes. Recalcó que el objetivo de fondo es llegar a un escenario en el que, progresivamente, ningún estudiante deba endeudarse para formarse, una meta alineada con el Plan Nacional de Desarrollo Colombia Potencia Mundial de la Vida, que propone un plan de salvamento para liberar deudas acumuladas por usuarios del ICETEX.
La Central de Inversiones, entidad encargada de tramitar las condonaciones, también anticipó un crecimiento en el número de beneficiarios. Su presidente, Nicolás Corso Salamanca, afirmó que la meta del próximo año es superar los 10.000 estudiantes condonados. Explicó que este esfuerzo no solo se traduce en gratuidad futura, sino en la limpieza del camino académico y financiero de miles de jóvenes que hoy se encuentran a mitad de carrera y necesitan estabilidad para continuar sin que el temor a una deuda impagable determine sus decisiones educativas.
Hasta 2025, el Gobierno ha destinado 2,3 billones de pesos para cubrir la condonación de 154.867 créditos, una cifra que da cuenta de la magnitud del viraje que el país está dando en materia de financiamiento educativo. Más allá del impacto económico, las autoridades destacan el efecto emocional y psicológico de estas medidas, especialmente en jóvenes que habían visto en la deuda un obstáculo continuo para acceder a mejores oportunidades.
El testimonio de los beneficiarios refleja con claridad este alivio. Juanita Lizarazo, una de las jóvenes condonadas, describió la decisión como una puerta que se abre tras años de preocupación, un respiro que le permite continuar sus estudios sin el temor permanente de no poder pagar las cuotas o, incluso, de que una dificultad económica pudiera truncar su graduación. Su experiencia, que se repite en cientos de familias, se ha convertido en un argumento más para quienes sostienen que la educación no puede seguir dependiendo del endeudamiento.
Con este anuncio, el Gobierno busca consolidar una nueva visión de la educación superior en la que el acceso no se mida por la capacidad de endeudarse, sino por la posibilidad de construir proyectos de vida sin cargas desproporcionadas. La condonación para estos 1.192 jóvenes es un paso más, pero también una señal de que el país se encamina hacia un modelo donde la formación sea un derecho pleno y no una carga financiera de largo plazo.
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