
España envió un mensaje político de enorme peso a la comunidad internacional al respaldar, de manera clara y sin reservas, el proyecto de Paz Total que adelanta el Gobierno de Colombia. En una decisión que trasciende la diplomacia tradicional, la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso de los Diputados aprobó una resolución que reafirma su apoyo categórico al proceso liderado por el presidente Gustavo Petro, en un momento en el que las negociaciones de paz atraviesan una fase decisiva. El pronunciamiento europeo se interpreta como un gesto estratégico destinado a reforzar la legitimidad del proceso y a blindarlo frente a presiones internas y externas que podrían afectar su rumbo.
La iniciativa no surgió en el vacío. Detrás del respaldo español hay un trabajo sostenido de articulación diplomática encabezado por la Cancillería de Colombia, bajo la dirección de la canciller Yolanda Villavicencio. En los últimos meses, la diplomacia colombiana ha intensificado su presencia ante gobiernos europeos, organismos multilaterales y centros de decisión política, con el propósito de consolidar un entorno internacional que no solo acompañe la implementación del Acuerdo de Paz de 2016, sino que entienda la complejidad y la urgencia de los nuevos diálogos abiertos con distintos actores armados. Ese esfuerzo, discreto pero constante, ha sido determinante para lograr que España, un actor con fuerte influencia dentro de la Unión Europea, adoptara una postura tan nítida en defensa del proceso colombiano.
La resolución aprobada en Madrid contiene una declaración doble que ha sido recibida en Bogotá como un espaldarazo de altísimo valor. Por un lado, reafirma la disposición de España a continuar apoyando técnica y políticamente las rutas de diálogo y la implementación de los acuerdos ya firmados. Por otro, rechaza de manera tajante cualquier intento de vincular al presidente Petro con listas sancionatorias como la denominada “Lista Clinton”, una eventualidad que en sectores políticos había sido utilizada para sembrar dudas sobre la credibilidad del mandatario en medio de las negociaciones. Ese rechazo explícito tiene un efecto inmediato: desactiva discursos deslegitimadores y refuerza la estabilidad internacional del proceso.
El contexto hace que este respaldo tenga aún mayor trascendencia. Colombia avanza conversaciones con el ELN y explora salidas negociadas con estructuras armadas que tienen presencia territorial y capacidad de desestabilización. La apuesta por una Paz Total es compleja, heterogénea y enfrenta resistencias de orden político, económico y militar. Por eso, la confirmación de que un socio europeo clave respalda sin fisuras la vía del diálogo impacta directamente en la confianza internacional y en la continuidad del apoyo multilateral. La diplomacia colombiana, encabezada por Villavicencio, ha logrado posicionar la paz como un proyecto de Estado que exige acompañamiento sostenido, evitando que la coyuntura política o los cambios internacionales diluyan el compromiso global con Colombia.
España envía así un mensaje que excede las fronteras ibéricas: la paz colombiana sigue siendo una prioridad para la comunidad internacional, y su éxito depende no solo de los avances internos, sino también de la protección exterior frente a narrativas que buscan desacreditarla. Con el respaldo europeo y el trabajo diplomático que lo hizo posible, el proceso recupera aire político y se proyecta nuevamente como una apuesta seria para superar décadas de violencia. La Paz Total continúa siendo un desafío monumental, pero hoy avanza con un acompañamiento internacional más sólido y una Cancillería más activa en la defensa de una de las transformaciones más ambiciosas del continente.
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