
El ministro del Interior, Carlos Negro, compareció recientemente ante la Comisión Especial de Seguridad y Convivencia de la Cámara de Diputados y ofreció una radiografía del crimen organizado transnacional. Advirtió que Uruguay aún tiene “la oportunidad” de evitar convertirse en un territorio dominado por bandas transnacionales.
“Los grupos criminales son parte de sistemas económicos complejos diseñados para generar, proteger y expandir rentas ilícitas”, sostuvo y explicó que “sus funciones esenciales se articulan en cuatro pilares.”
El primero señaló es la “obtención y maximización de rentas ilegales. El crimen organizado funciona como una economía paralela que controla y diversifica mercados para maximizar ganancias.”
El segundo se trata de la “violencia estratégica.” A este respecto explicó “no es un exceso irracional la violencia, es un verdadero instrumento o herramienta económica y política.” Cuando una organización busca instalarse en un territorio, “lo primero que se hace es expandir la violencia y demostrar el poder de la misma para así apropiarse o adueñarse del territorio.” Esa etapa “es la etapa más sangrienta del fenómeno porque es la que tiene la necesidad de mostrar el poder de fuego, el poder de crueldad sobre la comunidad.” Una vez logrado el control, la violencia disminuye “porque ya la organización o las bandas se aseguraron el control de esos territorios.” La fase final, advirtió, es la que viven “algunos Estados que solemos denominar como Estados fallidos”, cuando “la criminalidad organizada se apropia de las propias estructuras políticas y de los gobiernos.”
El tercer pilar se trata de “la corrupción como infraestructura de protección.” La corrupción, dijo, “neutraliza controles, asegura impunidad, facilita la circulación de bienes y reduce los riesgos operativos.” Es “un mecanismo central para la supervivencia de las organizaciones criminales.”
El cuarto es “el lavado de activos.” Lo definió como “la columna vertebral de la economía criminal, a la vez que el azote más importante a la economía de un país.” Porque “convierte las ganancias ilícitas en capital legal; permite disfrutar las ganancias, porque todo esto es por plata; infiltrar sectores formales; financiar nuevas operaciones y sostener redes transnacionales.” Y agregó que “los daños que genera el lavado de capitales en una economía, en un país, son devastadores y llevan a pervertir todas las relaciones económicas y comerciales, y el valor de los bienes y servicios de un país.” Por eso sentenció “no comprender la importancia del lavado es no entender el fenómeno de la criminalidad organizada.” Recordó entonces el atentado contra la fiscal Mónica Ferrero. “En ocasión del atentado a la doctora Ferrero escuchamos a un dirigente político preguntar qué tenía que ver el lavado de capitales con este atentado; tiene mucho que ver; todo que ver.”
A esos cuatro pilares sumó otro fenómeno que ya domina partes de la región “la gobernanza criminal.” En algunos territorios de Latinoamérica “los grupos criminales sustituyen funciones estatales, y ofrecen seguridad a las poblaciones extorsionándolas.” Subrayó que “la extorsión es el delito y la manifestación criminológica más importante en América Latina, por más que en Uruguay aún, por suerte, no lo sea, y quizás nunca lo sea; ojalá.” Hoy, continuó, “campean los peajes, las contribuciones de los comerciantes y la toma de los territorios” y organizaciones como el PCC “tienen un código penal, con acciones, conductas y penas, y regulan toda la vida cotidiana de las comunidades.” Esa “gobernanza coercitiva genera una falsa estabilidad basada en el control criminal.”
Para cerrar la introducción conceptual afirmó que “el crimen organizado es un fenómeno económico, violento, corruptor, financieramente sofisticado y puede ser políticamente influyente. No solamente disputa mercados en algunos territorios de la región y de nuestra América Latina, sino que disputa el propio poder.”
Por eso cuestionó duramente la romantización. “Cuando se romantiza y se naturaliza a un líder narco a través de la literatura, del cine, de una serie o, incluso, de algún programa televisivo periodístico, como ocurrió en Uruguay, se está ignorando el sufrimiento de las madres que han perdido a sus hijos, de las viudas y de los niños huérfanos; se invisibiliza el terror y hasta una nueva forma de esclavitud, la que genera la adicción, el reclutamiento de jóvenes y niños para el sicariato, de niñas para la explotación sexual, la extorsión, la usura y muchas otras tantas formas de sumisión.”
Negro hizo un llamado a los legisladores. “Uruguay hoy tiene la oportunidad de evitar repetir estos errores, y a ello estamos convocando a todos los partidos políticos y a todas las organizaciones sociales y civiles del país.” Y acotó “alguien dijo hace pocos días que la única forma de enfrentar este fenómeno es mediante la unión de la comunidad política; a eso estamos exhortando, y a eso venimos hoy al Parlamento: a convocar nuevamente a la unidad para combatir el azote de la criminalidad organizada.”
Redacción
Fuente de esta noticia: https://grupormultimedio.com/el-crimen-organizado-funciona-como-una-economia-paralela-controla-y-diversifica-mercados-id177975/
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