
CUANDO LA HIPERCONECTIVIDAD NOS ALEJA DE NOSOTROS MISMOS.
Vivimos en una época sin precedentes.
Nunca antes la humanidad había tenido tantas formas de comunicarse, tantos dispositivos al alcance de la mano, tantas plataformas para expresar ideas, emociones y opiniones en tiempo real. Sin embargo, paradójicamente, nunca antes las personas habían estado tan solas, tan desconectadas de sí mismas, tan distantes incluso de quienes tienen a pocos metros.
Esta paradoja moderna revela una herida profunda: la desconexión del mundo interior.
En consulta, una madre llega con los ojos cansados y la voz temblorosa. Me cuenta que su hijo adolescente vive encerrado en su habitación. Apenas sale para comer. No conversa con la familia. No participa en reuniones. Sin embargo, pasa horas hablando con personas de otros países, con quienes ha creado vínculos digitales sólidos pero lejanos físicamente.
Ella no entiende:
¿Cómo es posible que esté tan comunicado y al mismo tiempo tan ausente?
¿Cómo puede tener “amigos” en otros continentes, pero no conexión afectiva con quienes lo rodean?
Este fenómeno no es aislado. Es un reflejo de una crisis de interioridad colectiva.
¿Qué significa volver a nuestra esencia?
Volver a nuestra esencia no es retroceder en el tiempo ni rechazar la tecnología. Es recuperar el contacto con nuestra vida interior:
con lo que sentimos, pensamos, tememos, anhelamos, callamos y soñamos.
Nuestra esencia es ese espacio íntimo donde habitan:
Nuestra verdadera identidad
Nuestras emociones profundas
Nuestro propósito
Nuestra capacidad de presencia
Cuando nos desconectamos de ese centro, buscamos afuera lo que hemos dejado de cultivar adentro.
Causas de esta desconexión interior.
- Hiperestimulación digital: La mente está constantemente bombardeada con notificaciones, imágenes, sonidos, mensajes. No hay silencio. No hay pausa. Sin silencio no hay interioridad.
- Miedo a la soledad interna: Muchas personas no temen estar solas… temen escucharse. Entonces llenan su tiempo con pantallas para evitar encontrarse con sus pensamientos o emociones no resueltas.
- Invalidación emocional en casa: En muchos hogares no se promueve la expresión emocional. El adolescente aprende que es más seguro abrirse con extraños que con quienes no lo escuchan o lo juzgan.
- Búsqueda de identidad en lo externo: Likes, seguidores, validación virtual. El “valor” ya no se construye desde el ser, sino desde la imagen.
- Falta de modelos de presencia: Padres también atrapados en dispositivos, conversaciones vacías, relaciones superficiales. El niño no aprende a habitar su mundo interior porque nadie le enseñó cómo hacerlo.
Consecuencias de esta desconexión.
- Aislamiento emocional: Aunque hablen con cientos de personas, su mundo emocional permanece vacío.
- Dificultad para establecer vínculos reales: Las relaciones presenciales se vuelven incómodas, retadoras, demandantes.
- Ansiedad social y vacío existencial: El exceso de conexión externa sin conexión interna genera vacío, ansiedad y sensación de no pertenencia.
- Pérdida de habilidades comunicativas profundas: No saben escuchar, mirar a los ojos, sostener conversaciones reales.
- Desconexión familiar progresiva: Los hogares se convierten en hoteles emocionales donde nadie se encuentra.
Medidas de afrontamiento.
- Crear espacios de silencio y presencia: No todo tiene que estar lleno de ruido. Promover momentos sin pantallas.
- Diálogo real y sin juicio: No interrogar, sino escuchar. No corregir, sino comprender.
- Rutinas de conexión familiar: Comidas sin celulares, caminatas, juegos, conversaciones.
- Educación emocional en casa: Nombrar emociones, validarlas, no ridiculizarlas.
- Prácticas de reconexión interior: Escritura, meditación, respiración consciente, arte, contacto con la naturaleza.
- Poner límites sanos al uso de tecnología: No como castigo, sino como cuidado.
El problema no es que los adolescentes tengan amigos lejos.
El problema es que no puedan hablar con quienes están cerca.
El problema no es estar conectados al mundo,
sino desconectados de nosotros mismos.
En un mundo que nos grita constantemente hacia afuera,
volver a nuestra esencia es un acto de valentía.
Es decidir escucharnos, habitarnos, sentirnos.
Es reconstruir vínculos desde el alma, no desde la pantalla.
Es elegir presencia en medio del ruido.
En lo profundo del ser, más allá de las pantallas, del ruido, de las notificaciones y de las voces externas, existe un lugar sagrado.
Un espacio invisible a los ojos, pero absolutamente real para el alma: nuestro mundo interior.
Allí donde se asientan nuestras lágrimas no dichas, nuestras preguntas más honestas, nuestras heridas y también nuestras luces.
Allí donde Dios susurra en el silencio.
El problema de esta era no es solo la sobre conexión digital.
Es la desconexión espiritual.
Porque cuando el alma deja de habitarse, busca afuera lo que solo se encuentra adentro.
Pero lo que está afuera siempre es ruido.
Lo que está adentro… es voz.
La voz de Dios no compite con la velocidad del mundo.
No grita.
No aparece entre notificaciones.
Se manifiesta en el silencio.
En la pausa.
En el recogimiento.
En el momento en que cerramos los ojos y, por primera vez en mucho tiempo, nos atrevemos a escucharnos.
Muchos hoy viven llenos de información, pero vacíos de sentido.
Conectados con todo, pero desvinculados de la Fuente.
Persiguiendo aprobación, mientras descuidan el propósito.
Acumulando estímulos, pero olvidando el alma.
Y es allí donde volver a la esencia se convierte en un acto espiritual.
“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado… y se llamará su nombre… Príncipe de Paz.” Isaías 9:6 (RVR1960)
Si necesitas apoyo psicológico o corporativo especializado
Te ofrezco acompañamiento profesional en:
Terapia individual: manejo emocional, ansiedad, autoestima, duelos y crecimiento personal.
Terapia de pareja: fortalecimiento del vínculo, comunicación y resolución de conflictos.
Apoyo corporativo: programas de bienestar laboral, gestión emocional y mejora del clima organizacional.
Capacitación en habilidades blandas: liderazgo empático, comunicación asertiva, inteligencia emocional y trabajo en equipo.
Dra. Elizabeth Rondón. Especialista en bienestar emocional, relaciones humanas y desarrollo organizacional.
Tlf. +583165270022
Correo electrónico: Elizabethrondon1711@gmail.com
