La crisis climática, evidenciada entre otras consecuencias por el aumento de las temperaturas, también ha afectado al sistema penitenciario brasileño, caracterizado por el hacinamiento, infraestructuras deficientes y falta de agua y ventilación. Esta situación expone a los presos a un entorno insalubre con graves violaciones de los derechos humanos.

La advertencia aparece en una nota técnica de la Defensoría Pública Federal (DPU), que señala los riesgos de la violencia térmica como un trato inhumano y degradante en las prisiones brasileñas. El documento también propone medidas concretas para cambiar esta situación.
Redactada en el contexto de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP30, en Belém, Pará, la nota reafirma el compromiso institucional de la DPU con la defensa de las personas encarceladas y busca promover el reconocimiento de la violencia térmica en las prisiones, «que es una de las múltiples dimensiones de la desigualdad/racismo ambiental».
«La DPU pretende contribuir a la construcción de una agenda nacional de justicia climática que incluya al sistema penitenciario brasileño.»
Violencia térmica
La violencia térmica se caracteriza por la exposición prolongada e involuntaria a temperaturas extremas, poniendo en riesgo la salud y la vida de los presos.
La nota de la DPU destaca que comprender este concepto es esencial para examinar la situación del sistema penitenciario brasileño ante la crisis climática.
«El calor extremo y el frío intenso amenazan la integridad física y psicológica de las personas privadas de libertad, lo que constituye una violación a la Constitución Federal, que prohíbe la tortura, los tratos inhumanos o degradantes y las penas crueles», señala el documento.
Insalubridad
La organización también señala que la «falta de ventilación adecuada, el acceso limitado a agua potable y la ausencia de espacios para tomar el sol, junto con la alta densidad de ocupación de las celdas, intensifica los efectos de la llamada violencia térmica».
Hacinamiento
Datos de 2024 de la Secretaría Nacional de Políticas Penales (SENAPPEN) muestran que Brasil contaba con aproximadamente 1.386 prisiones, incluidas las unidades federales, con una capacidad total estimada de 489.991 plazas.
Sin embargo, ese año había 668.570 personas recluidas en celdas físicas, lo que representa un déficit de más de 173.000 plazas.
Medidas
La nota técnica de la DPU detalla las medidas que deben adoptarse:
- elaboración de calendarios estatales para la realización de peritajes térmicos;
- suspensión de obras arquitectónicas sin un estudio previo de impacto de la variación térmica;
- revisión de la normativa sobre directrices arquitectónicas e infraestructuras para establecimientos penitenciarios;
- gratuidad de la ropa necesaria para el confort térmico;
- medidas de climatización; y
- suministro de agua potable adaptado al clima de cada región
Fuente de esta noticia: https://agenciabrasil.ebc.com.br/es/direitos-humanos/noticia/2025-11/crisis-climatica-genera-insalubridad-en-prisiones-brasilenas
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