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En una operación que marca un precedente en la lucha contra el narcotráfico, las autoridades lograron interceptar un megacargamento de cocaína perteneciente a las disidencias lideradas por alias Mordisco. El hallazgo se produjo en una zona estratégica del Cauca, donde los agentes, tras labores de inteligencia y seguimiento, descubrieron más de 770 kilogramos del estupefaciente ocultos en compartimientos adaptados dentro de una volqueta. La sofisticación del sistema de camuflaje reveló la dimensión de la estructura criminal y su capacidad logística.
Lo que surgió como un operativo de control rutinario terminó destapando una red de tráfico transnacional que no solo tenía sus raíces en áreas remotas del suroccidente del país, sino que alcanzaba conexiones con figuras clave del crimen organizado en el Caribe colombiano. Entre ellas, un nombre que hoy cobra especial relevancia: un individuo con prisión domiciliaria en Barranquilla, considerado uno de los más vigilados y estudiados por los organismos de inteligencia del Atlántico debido a su presunto rol como articulador financiero y logístico de importantes cargamentos ilegales.
Según fuentes operativas, esta persona habría actuado como enlace estratégico entre productores y compradores internacionales, aprovechando su ubicación geográfica y su capacidad para movilizar recursos desde puertos del Caribe. Se investiga cómo, pese a estar bajo detención domiciliaria, habría mantenido contactos con redes criminales, coordinando movimientos y asegurando rutas que partían desde zonas controladas por disidencias armadas hacia destinos en Centroamérica y Europa.
Las autoridades destacan que el decomiso no solo representa una pérdida millonaria para la organización, sino que también permite reconstruir una cadena de mando y suministro que se creía fragmentada. La conexión entre el Cauca y Barranquilla deja en evidencia el alcance de las alianzas entre actores ilegales en distintas regiones del país, quienes operan bajo estructuras cada vez más flexibles pero altamente especializadas.
Este operativo abre un nuevo capítulo en la investigación, que ahora se centra en seguir la pista del dinero, las comunicaciones y los movimientos que vinculan la producción del narcótico con figuras aparentemente alejadas, pero que desde la clandestinidad ejercen un poder silencioso y determinante.
La magnitud del cargamento, la tecnología empleada para ocultarlo y la relevancia de los implicados dibujan un escenario que pone a prueba la capacidad del Estado para desmontar redes que, aun golpeadas, se adaptan y resurgen con nuevas estrategias. Las autoridades aseguran que se avecinan más capturas y que la conexión caribeña será clave para desentrañar uno de los entramados criminales más sofisticados de los últimos años.
carloscastaneda@prensamercosur.org
