

El cierre de Mercurio retrógrado llega con una sensación de alivio discreto pero evidente, como si la mente se alineara nuevamente después de semanas de introspección, tensión y silencios reveladores. Este final no solo desacelera el ruido interno: también permite entender con claridad lo que este tránsito movió, reveló o desacomodó, abriendo un espacio más estable para avanzar sin la densidad emocional que marcó los días anteriores.
¿Cómo se siente el final de Mercurio retrógrado?
Cuando el planeta retoma su movimiento directo, la energía comienza a reorganizarse con una naturalidad que contrasta con las semanas previas. Situaciones trabadas adquieren claridad, las palabras encuentran su lugar y las decisiones ya no se sienten como un terreno pantanoso. Es un cambio suave, pero perceptible, como si el universo hiciera un pequeño ajuste fino al interior de cada persona.
La sombra post-retrógrada, que se extiende durante algunos días, es un periodo donde la mente y las emociones terminan de asentarse. Es el momento ideal para observar cómo se reacomodan los pensamientos, qué conclusiones emergen y qué temas, antes confusos, empiezan a mostrarse con coherencia. Ahí es donde se siente de verdad el cierre.
Sagitario y Escorpio: las dos fases que moldean este final
El tránsito abrió en Sagitario, un signo que expande preguntas, cuestiona direcciones y confronta creencias que estaban funcionando por inercia. Esto generó una oleada de dudas necesarias, una especie de depuración intelectual que obligó a evaluar si el camino elegido seguía teniendo sentido. Fue un proceso incómodo, pero valioso.

Al retroceder hacia Escorpio, el clima se volvió más emocional y profundo. Este signo transforma desde lo interno, revelando lo que aunque se esconda, insiste en reaparecer. Por eso, el final del tránsito mezcla la claridad sagitariana con la honestidad emocional escorpiana: una combinación que permite comprender lo vivido con más madurez y menos autoengaño.
Lo que ocurre justo al terminar el retrogrado
Desde la perspectiva astronómica, el fin de Mercurio retrógrado es un momento preciso en el que la trayectoria aparente del planeta deja de mostrar su curva inversa y se estabiliza en un punto casi inmóvil antes de retomar su avance directo. Ese instante, llamado estación directa, es especialmente interesante porque Mercurio parece suspenderse en el cielo, como si realizar un breve alto antes de continuar.

Lo que sigue después es una aceleración gradual que restaura su velocidad habitual. En términos observacionales, el planeta recupera la progresión lineal en sus coordenadas celestes, creando un patrón mucho más estable. Esa transición (del aparente retroceso a la estabilidad) coincide con la sensación colectiva de orden que suele experimentarse en este cierre: es el momento en que el cosmos deja de empujar hacia la revisión y vuelve a favorecer el movimiento hacia adelante.
Lo que reveló este tránsito y cómo se acomoda ahora
Este retrogrado trajo a la superficie conversaciones pendientes, emociones mezcladas y decisiones que habían sido postergadas por comodidad o miedo. La combinación de Sagitario y Escorpio dejó al descubierto creencias desgastadas, límites que necesitaban reforzarse y vínculos que pedían claridad absoluta. Aun si hubo resistencia, algo se reacomodó inevitablemente.

En este cierre, lo revuelto empieza a encontrar forma. Las conclusiones se vuelven más accesibles, la confusión se disipa y las intuiciones que surgieron durante el tránsito se sienten más confiables. Es el momento perfecto para notar qué cambió internamente y qué parte de la vida pide un nuevo ritmo.
Ritual sencillo para cerrar el tránsito
Para cerrar este ciclo puede hacerse un ritual breve que ayude a integrar lo vivido sin complicaciones. Consiste en escribir, en una hoja, las revelaciones más importantes del tránsito: aquello que se entendió, se recordó o se descubrió. Luego, se separa conscientemente lo que ya no se desea cargar, lo que pertenece al pasado y no al camino que continúa. Encender una vela blanca durante este proceso ayuda a dar claridad al pensamiento, como una señal simbólica de orden interno.

Una vez claros los aprendizajes, puede quemarse con cuidado la parte de la hoja que representa lo que se suelta, dejando que ese gesto marque el límite entre el retrogrado y la nueva etapa. Al finalizar, basta con pronunciar una frase sencilla (como “agradezco lo aprendido y avanzo ligero”) para sellar el momento. No busca magia, sino intención: un recordatorio consciente de que el cierre también es parte del movimiento.

El final de Mercurio retrógrado abre un periodo de calma donde el pensamiento recupera dirección y las emociones se alinean tras semanas intensas. Este cierre ofrece claridad, alivio y un terreno más estable para avanzar con intención renovada. Después de un tránsito que obligó a mirar hacia dentro, la línea vuelve a moverse hacia adelante; la cuestión ahora es qué parte de lo aprendido decides llevar contigo en esta nueva etapa.
Carolina Gutiérrez Argüelles
Fuente de esta noticia: https://ecoosfera.com/cosmos/fin-mercurio-retrogrado-2025-por-que-importa/
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